viernes, 29 de octubre de 2010

En qué andan

Había una vez una serie de cosas de las que ya no se habla. A partir de este hecho incontrastable, he aquí un repaso por la situación actual de algunas personas, lugares u objetos que en otro tiempo dieron para mucha cháchara y ahora están distantes del debate público. Exactamente nada, es lo que se sabe en el presente de este selecto grupo de sucesos, sitios y personas. Nada. Res de res, diría un catalán (siempre y cuando esté hablando en catalán). Nada de nada.
Por eso en una página tan servicial como es esta –dicho por su propio autor-, va tras este párrafo de presentación una reseña. Allí se actualiza información sobre algunas cosas que hoy están en el olvido, a pesar de que en otros tiempos ocuparon amplios espacios en la prensa local e internacional.


El triángulo de las Bermudas- Un fiasco. Se terminó la Guerra Fría y chau pinela. Nunca más se habló del temible triángulo de las Bermudas. Nos quedamos con las ganas de saber bien cómo era la historia. Si eran extraterrestres, la Atlántida perdida o algún submarino nazi que quedó medio sin saber para dónde arrancar. De todas formas no hay que desesperar, en cualquier momento Hollywood se manda un refrito de los suyos.

El agua de Querétaro- Curro que duró poco, pero del que varios deben haber sacado provecho vendiendo botellitas descartables de medio litro con liquido vital de dudosa procedencia. Si Coca Cola llegó a vender agua de canilla embotellada, quién les puede reclamar algo a estos emprendedores particulares de antaño. Incluso se sabe de gente que viajó desde acá (sí, en serio, desde Uruguay) a México en busca de esa agua supuestamente milagrosa y curativa. Como ya decía Schubert Pérez por entonces: ¡Así está el mundo, amigos!

Coquito Rodríguez- Perdido sin aviso. Si alguien sabe algo que pegue el grito. La última vez que se lo vio fue entrenando en Los Aromos hace una punta de años. Era un jugador de fútbol morocho, flaquito, delantero, veloz, frágil, grácil y aurinegro para más datos. Años ´80 por si alguien no lo tiene registrado.

Los disquetes de 5 ¼- Según estimaciones de organismos internacionales especializados en la materia, a esta altura de la vida todos los disquetes de 5 ¼ deben estar destruidos. Se estima que el último en ir a parar a un tarro de basura corrió dicha suerte, si puede decirse así, en el primer lustro de este siglo. La única esperanza de ver uno es que aparezca perdido en alguna mudanza al mover un ropero o similar. Otra posibilidad es que la zona de gangas tecnológicas en las ferias de Tristán Narvaja o Piedras Blancas.

El dulce de leche casero- Lejos. Muy lejos. Demasiado lejos. Hiper atrás en el tiempo quedó el dulce de leche casero con su chuño característico. Qué tiempos aquellos de tevé blanco y negro y rodajas de pan casero con dulce de leche de igual tipo. Snif Snif. ¡La pucha, viejo! Que Puglia lo tenga en la gloria. Amén.

Omar Freire- En ocasiones se lo ve deambular por la avenida 18 de julio, o sea que está vivo. Es sabido que ha renunciado a la carrera política, sino le harían alguna nota de vez en cuando. Manifestaron fuentes cercanas al tocayo del narigón tomamate maragato más conocido, que su alejamiento de la política se debió a la falta de interés que demostró la ciudadanía ante su gran proyecto: el Movimiento de Liberación Masculina en general y en particular su propuesto Servicio Sexual Obligatorio. A Susana Gimenez le había resultado interesante, al punto que ahora se dedica a levantar de este lado del río.

La bandera de los Treinta y Tres Orientales- El misterio ha sido develado hace años por un grupo de investigadores encabezado por los hermanos Musso, pero nadie se convence. Los que se la hurtaron en primera instancia siguen diciendo que después se la afanaron los milicos en Buenos Aires y los militares dicen que no y que todavía la deben tener ellos que son terribles verseros. Como sea, igual ahora los famosos 33 son mineros y no orientales precisamente.

El primer ganador de Gran Hermano- Y el segundo y la turra aquella y el que tuvo sus 5 minutos de fama por ser familiar de otro vejiga de esos y todo un lote de gentes así. Nadie se acuerda mucho de su cara ni de su nombre, pero curraron de lo lindo por un tiempo. ¡Qué mundo generoso! ¡Por favor! Pensar que la mayoría se gana el pan laburando. Cosas que pasan, decía una viejo en Carmelo mientras observaba el tránsito de los camiones cargados de madera para Botnia.

Julio Ribas- Dirigiendo a Deportivo Maldonado en Segunda División. En serio.

sábado, 23 de octubre de 2010

Variedades de gil

Giles hay muchos. Al respecto no hay grandes discusiones. Eso sí, no todos son iguales. Del jili original con que los gitanos españoles llamaban a quien era ingenuo, se pasó al castellanizado gil, seguramente por culpa y asociación de algún portador de dicho apellido justo merecedor del jili gitano. Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente y los giles se han reproducido como peces en dicho líquido. Así surgió una amplia variedad, cada uno con sus características, que aquí pasamos a categorizar.

Gil de estopa: una tela de porquería la estopa, burda como ella sola. O la pelusa, o algo por el estilo. Sea como sea, el gil de estopa es un gil de mala calidad, un ser para ignorar olímpicamente en el mejor de los casos. Un verdadero tontuelo sin levante, que no sirve ni para completar un partido de fútbol 5 cuando falta un player. Puede ingresar al campo de juego, pero no aportará nada.

Gil de cuarta: De cuarta categoría, se sobreentiende. O sea que podría perfectamente no tener vida que nadie lo va a extrañar. Para dimensionar de forma certera qué tan gil es un gil de cuarta, piense en el campeonato de básquetbol vernáculo. Muchos equipos de Primera juegan poquito, en Segunda el listón está bastante bajo y en Tercera basta como ejemplo que compite con buen suceso un bisoño team llamado Romis Nelimar, que es una empresa de algo. Imagínese el equivalente a ser de cuarta, que actualmente ni siquiera existe . Si lo logra felicitaciones, porque no es papa.

Gil a cuadros: Se lo diferencia fácilmente por su vestimenta. Suele usar camisa escocesa. En caso de ser mujer, también puede lucir pollera ídem. Se reproduce en verano. Es gracioso a la vista, aunque suele ponerse denso en el diálogo mano a mano cuando el tema le resulta interesante.

Gil de miga: Es el más simpático e inofensivo de todos los giles. Puede caer bien incluso. Probablemente un gil de miga desconozca su pertenencia a este colectivo. Un cero a la izquierda, pero no jode, excepto cuando habla de fútbol después de un clásico y se suma a las burlas del equipo ganador del cual simpatiza pero no va a la cancha desde hace un par de años, lo que le quita todo tipo de autoridad moral para referirse al asunto.

Gil de cuarzo: Este es más el moderno de todos. Seguramente no se refiera a la piedra sino a las estufas o a los relojes de cuarzo, que son una porquería en cualquiera de los dos casos. Según el gordo Google no existe -con o sin comillas- pero de algún lado resuena en la sesera. Capaz que es el eco lejano de algún injusto epíteto recibido en la tierna infancia, vaya uno a saber, hay giles para todo.

Giles varios: Por último hay una serie de giles que son simplemente derivaciones del gil absoluto. Entre ellos se cuentan expresiones como gilastro, gilastrún, gilito, Gilberto y jilguero. A estos hay que sumar el superlativo “rey de los giles” que suele ser pronunciado enfáticamente debido a méritos propios del destinatario.

lunes, 18 de octubre de 2010

Bien lejos

Adelantándose al debate público que tímidamente comenzó tiempo atrás y con más fuerza se dará en un futuro no tan lejano, la prestigiosa consultora Equipos Trufi realizó una encuesta entre los uruguayos sobre la posible ubicación de una central nuclear en nuestro país.
Aunque no está para nada definido si finalmente Uruguay entrará a formar parte del grupo de países generadores de energía atómica, en el remoto caso de que así ocurra hay una cuestión básica que no es para nada secundaria: ¿dónde? Porque si la ciudadanía decide tener este tipo de energía es obvio que en algún lugar del territorio nacional tendrá que instalarse la planta respectiva.
Atendiendo a la suposición -incluso ministerial- de que nadie quiere tener cerca de su domicilio sitios tales como una cárcel, un hogar del INAU para menores infractores, la futura cancha de Peñarol, una casa de instalación et reparación de alarmas para autos, Fripur o una boca de venta de pasta base (exceptuando los consumidores), la empresa Equipos Trufi interrogó a una muestra estadísticamente representativa de la población local sobre cuál sería la posible ubicación de la primera central nuclear uruguaya.
La encuesta constó de tres preguntas: 1- ¿En qué sitio del país ubicaría una planta de energía atómica? 2- ¿Cuál sería la distancia menor a la que aceptaría vivir de dicha planta? 3- ¿Aceptaría que instalaran una central nuclear en su ciudad o en los alrededores?
Para la primera pregunta las dos respuestas mayoritarias son -con matices- bastante coincidentes: un 38% respondió "lo más lejos posible"y otro 32% dijo "bien pero bien lejos". Después hubo un sorpresivo y a la vez considerable 15% que saliéndose del mapa nacional respondió "en Buenos Aires quedaría precioso". Las restantes opiniones se dividieron entre algunos lugares concretos. Entre estos los más citados fueron: Artigas, Bella Unión, el Chuy, la isla Martín García, Punta del Este, el Parque Central y el Palacio Peñarol.
Ante la consulta de cuál sería la menor distancia a la que aceptaría que la instalaran con respecto al domicilio propio, extrañamente la respuesta mayoritaria coincidió con la pregunta inicial: 84% afirmó que "lo más lejos posible". Muy relegadas quedaron respuestas como "un poco más lejos que los que zafaron de Chernóbil" ( 12%), "a 5.000.000 de cuadras, brasileras de ser posible" (3,7%), y "como de acá allá" (0,3%).
En relación a la tercera y última interrogante -¿Aceptaría que instalaran la planta en su ciudad o en los alrededores?-, el 93% respondió de forma negativa utilizando distintas variantes (no, ni loco, ni en pedo, ni ayrton, de ninguna manera, ni que me lo pida Natalia Oreiro de rodillas). El 6% manifestó que "de algo hay que morirse" y el restante 1% respondió "si es en el Parque Central no me quema, perdón, no me molesta".

sábado, 2 de octubre de 2010

Total oscuridá

Pintó apagón. Pará. Voy a cambiar la times new roman por otra letra más simpática. Listo. Sí. Apagón mismo, como en los viejos tiempos. Y los apagones son como la lluvia: te hacen empezar a filosofar o embolarte al máximo. Uno comienza a pensar sobre cómo sería el mundo sin electricidad, algo así como el fin de la civilización tal como la conocemos y le dan unos chuchos de emoción incontenible. ¡Si habrán pasado generaciones que se quedaron con las ganas de ver el fin del mundo!... y uno acá, dándose el lujo de desaprovecharlo. Porque puede ser el fin del mundo. ¿Quién puede negarlo? Tal vez los rusos comunistas... No, eso era antes. El panameño Noriega... No. ¡Cómo lo atendieron a ese! Capaz que Saddam Hussein con sus armas de destrucción masiva... Tampoco. Ya es fiambre. Pensar que prometía el pibe... Parece mentira cómo pasa el tiempo. En fin. En una de esas es el colapso previsto del mundo actual. Se terminó el petróleo, más eso de los transgénicos, lo de la soja, Botnia, la mortandad de los peces, el deshielo de los polos, los pingüinos empetrolados, el no pago de la deuda externa, el revoltoso de Chávez que se juntó con el otro iraní, el diluvio universal segunda edición... ¡Vaya uno a saber! La cuestión es que el mundo está llegando a su fin y uno fiel testigo para contarlo. Pavada de privilegio. Apagón mundial. Explotan todos los reactores nucleares. Se rompen los embalses de las represas. Sale campeón El Tanque Sisley. El fin del mundo, en pocas palabras. Todo el planeta a oscuras. La gente encanutándose latas de conversas, caña brasileña, ticholos y matándose a piacere. Defensor que hace 9 goles en un torneo internacional. Baja el precio del boleto y del kilo de carne picada, hay frutillas baratas todo el año y cosas por el estilo así de raras e infrecuentes.
Aunque capaz que es un simple apagón, en un par de horas se termina y el lunes toca ir a trabajar de nuevo, en punto, empezar la dieta que entró la primavera, soportar el ómnibus atestado de gente justo ahora que arranca de nuevo el calorcito. Y si es un apagón más, uno de tantos, uno de mierda, mejor ubicar la vela más cercana y dejarla bien paradita en la primera tapa de bollón que esté a mano. Y si es un apagón de morondanga, es ser como un poquito ciego y un poquito aventurero, además de bastante mala liga, porque ahora apagones lo que se dice apagones hay poco y nada, pero tá, a alguien le tiene que tocar y en esta lotería que es la vida, esta tómbola de ausencia temporal de energía eléctrica, pintó redoblona, aunque en una de esas quién te dice y es el fin del mundo mismo, que sin duda algún día va a tocar y mejor verlo a que te lo cuenten, como todo. O casi todo digamos, sin entrar en detalles. Mejor ver caer las primeras bombas, el saqueo de tiendas en búsqueda de productos de primera necesidad como ser pan con UB40, galletitas lulú, teléfonos celulares tribanda, televisores de plasma o plasma -como se diga-, o mp4 que eso sí que es un gran invento.
Sea como sea, mejor prender esa vela blanca larga y sin estrenar que uno creía haber comprado absolutamente al santo botón y sentarse a esperar a ver qué pasa, que no anda el microondas ni el devedé así que se complica para cocinar algo, el teléfono inalámbrico está inutilizado tanto para llamar al delivery de la pizzería como para comunicarse con alguien para saber dónde cayó la primera bomba, además internet no está utilizable, uno está desinformado, desconectado. Decí que por suerte hay una caja de fósforos a mano y si no es el fin del mundo le pega en el palo, porque se largó a llover y no queda claro si son gotas grandes, langostas bíblicas o explotó el colector.