lunes, 31 de enero de 2011

Despedida en tiempo real

¡Tiempo, juez! Así no puedo concentrarme. Con mi cuadrito matándose a dobles en la radio no se puede. Encima digo mi cuadrito y pienso en el otro, en el de fútbol. Ese sí que está complicado. ¡Así no se puede, dije! Y menos cuando uno debería ponerse solemne, que tampoco es la idea.
Se disputa el último cuarto de un partido importante –para el cuadrito querido- y acá estamos, estaremos, hasta que pite no va más el cuervo de turno. No. Eso es en el fútbol. Hasta que suene la chicharra.
Además a los cuervos de cuervo sólo les queda el espíritu, porque sin ir más lejos, el otro día, acá en la cancha a tres cuadras, los cuervos estaban con unos colores chillones que más bien parecían papagayos.
Tanto a tanto. ¿Falta del once? Si ni lo tocó. ¿Falta de ataque? ¡Qué hache de pe el señor juez! La vio sólo él. Encima ya son libres. Eso de estar en penalización es lo que tiene. Cualquiera tira al aro y emboca. Decí que nadie va a la tribuna con gomita y chumbitos, que si no les bajamos el promedio en libres a puro acierto de larga distancia.
Un triple abajo. ¡Epa, epa! Bajando un cambio, relator de cuarta… Vamos a no meternos con la capacidad del equipo que se arma relajo. Cinco abajo. Parece mentira esos pecho frío. Ya sé, el año que viene igual alguno juega en mi cuadrito y pasa a ser gran metedor, pero ahora son pecho frío. Debe ser la camiseta. O el barrio. O las hamburguesas completas del carrito de la esquina. Algo habrá.
Vamo y vamo que estamos a cuatro. ¿Otra falta? Pero qué hijo de mil trabajadoras sexuales. Seis abajo. No está muerto quien pelea. Encima hay que fumarse a los comentaristas. Después se dan vuelta como una tortilla. Son los Rodríguez Camusso del periodismo deportivo. Madre mía. Pensar que cuando la sorpresa del campeonato –mi cuadrito- levante la copa se van a tener que tragar todas sus palabras. Guachos de la mismísima. Ahhh… Sorullos. Qué palabra linda. ¡Soruuullooos! Nos ponemos a cuatro y empiezan con los rodeos. ¿No era que estábamos en el horno? Si es por el calor que hace en el gimnasio se los acepto; solo así. No, mejor no les sugiero vías de escape que después las usan y no citan la fuente. Ya me pasó algo similar con Stephen Hawking.
¿A cuánto estamos? De tanto teclear se me pasa prestar atención a la spica. Porque es spica de las viejas, aclaremos. Con funda de cuero. Falta 1:30 y cuatro abajo. Relato en tiempo real. Despedida. Ese era el mensaje que subyace. Chau. ¡Paraaaa! ¿A cuánto? ¿Un doble? Vamo y vamo. Cruzando los deditos señores. Uno veintisiete. Ah, decía que por un tiempo chau Trufa. Escuchemos… Rebote. Noooooo. Manitos de manteca. ¿Cómo se te va a escapar esa pelota? ¿Te matamos el hambre y así nos pagás? ¿Otro rebote? La purísima madre. ¿Libres para el rival de turno? A chiflar fuerte gente, a chiflar fuerte. Vamos que esta vez funciona. Punto. Shit. Erraste. Esta te pido hueso.
¡Si cobró es porque fue, relator! ¿Qué decís? Arreglada está tu vieja cuando sale a changar. Punto Martini. Pelota para nosotros. Minuto de tiempo. Está más que claro que si perdemos esto no sale publicado. No. Nada de eso. Profesionalismo, por favor. Seamos serios. Sale sea como sea. Eso sí, si hay alargue se complica. Una página no va a alcanzar. Queda una pelota y es nuestra. Si entra es alargue o triunfo y como dijo Diego Armando… Escuchemos… Veinte segundos. Vamos. Once para el lanzamiento. Está, está, dobleeeeee. Empate. Ocho segundos. Caramba, caramba. Les queda un tiro. Minuto de tiempo. Tomemos aire a falta de otra cosa. Descanso. Eso mismo. Un descanso. Chau Trufa. Escuchemos. Tienen la pelota. Así que en el mejor de los casos alargue. Mierda. Mierda. Sacaron. Cinco. Cuatro. Tres. Dos. Uno. Noooooooooooooooo. Falta sobre la hora. Si emboca uno ganan. Esto no sale ni en pedo. Cuadro de porquería. El juez es un corrupto y los periodistas están todos comprados. Encima el precio es un canje con alguna pizzería. Mierda. Me quiero matar. Si emboca un libre ya está. Caput. Shit. Chau. Me voy a comer un ticholo para endulzar un poco. No me esperen.

lunes, 24 de enero de 2011

Meditaciones en la piscina de casa

Ommmmmmmm. Ommmmmmmm. Marca de camión. Ommmmmm. Ommmmmmmmmmmmmm. Inhalo, exhalo. Inhalo, exhalo. Ommmmm. Estoy sentado en típica posición de meditación. Pies cruzados. Las manos sobre las rodillas. Palmas hacia arriba. Los deditos índice y pulgar formando una o. Ommmmm. Junto a la piscina de casa. A unos metros del quincho con parrillero. Ommm. El sol no me afecta. Ommmmmmm. Ojos cerrados. Nada por aquí, nada por allá. Ommmmmmmm. Estoy fuera del mundo. Medito. Siento.
Ommmmmmmm. Debo pensar en cosas que quedaron pendientes del año pasado. Ommm. Pintar el techo de la cocina. Arreglar la tapa del guater. Ir al supermercado. ¿Cuándo son las Llamadas de Durazno? ¿Cuándo cae carnaval?
Ommmmmm. Silencio. El silencio es buen consejero. Omm… La compra pendiente del supermercado. Una leche común y una descremada, 200 de mortadela, pan de molde así no se endurece al toque, papel higiénico no del más barato, desodorante. Ommmmmmmmm. ¿Gasto en aceite de oliva? Ommmmmm. Me lo merezco. Ommmmmmm. Gasto. Ommmmm. Mejor vamos a ver los precios y ahí se decide.
Ommmmm. ¡Qué cosa el verano! ¡Qué calor! ¡Y qué curreros los comerciantes de Rocha que cobran 10, 15 y hasta 20 pesos por cargar la batería del celular! Delincuentes. Abusadores que no facturan, ni pagan IVA. Habría que denunciarlos. Chorros. Encima después cuesta enganchar la señal. Empresas de porquería. Hay que volver a los bip bip radiomensaje.
Ommmmmmmmm. Un aporte a la humanidad debo hacer. Humilde granito de arena. Ommmmmmmm. Las páginas de las agendas. Eso mismo. Hacer un correo electrónico para que circule por el planeta explicando este sinsentido. Ommm. El mundo no ha caído en la cuenta de lo que podría ahorrar en papel si dejara de poner en las agendas de cada año todas esas pajerías que van adelante. Todo eso de la característica telefónica de Gabón, cuánto es una micra al cuadrado en raíz cúbica, cuántas yardas son un kilómetro marítimo, la cotización del ECU en 1988 y cosas por el estilo. Cada año significaría un ahorro de miles de toneladas de papel. Los hermanos entrerrianos agradecidos. Ommmmmmmmm. Otro granito de arena que por ahí estaría bien hacer es enriquecer el idioma. Ommmmm. Ramblear. Tengo que difundir el verbo ramblear. Esa acción tan montevideana de ir a la rambla a pasar la tarde tiene que tener un verbo que la nombre. Ramblear. Ommmmmmm. Suena bien.
Ommmmmmmmm. Una buena opción para entrar al Libro Guinness es batir el récord de permanencia en una carpa iglú al rayo del sol. ¿En cuánto estará? Día y medio como mucho. Dos, dos y pico a reventar. Esa es buena. Además sirve para sudar un poco y quemar los turrones de fin de año. Tengo que llevar agua, algo de fruta y el tetris para viajes.
Ommm. Preguntas existenciales. Siempre vienen a la mente cuando uno medita profundamente. Ommmmmmm. ¿De dónde venimos y a dónde vamos? Venimos de un barco que cayó en la montaña. Vamos vamos welcomense, vamos vamos a ganar. Ommmmmmm. ¿Para qué estamos? Ommmm. Estamos para pelear la entrada a la liguilla. ¿Dios existe? Ommm. Dios es chiste.
Ommmmmmmm. Debo plantearme metas para el año que está empezando. Ommm. Aprender a hacer paquete en el truco. Memorizar mejor las cartas que se van jugando en el tute. Reconocer a simple vista los candes en mal estado que se parten en seguida y no duran nada. Comer más naranjas en barquito. Ommmmmmmmmm. ¡Aaaauuuuchhhhhhhh! ¡La puta madre! Pelotazo en el lomo. ¿Qué pasó?

-¿No me alcanza la globa?, jefe.

Es lo que tiene la meditación profunda. Uno baja a la Ramírez porque le queda cerquita y enseguida se imagina que está en cualquier lado.

martes, 18 de enero de 2011

En qué andan III

Año nuevo, cosas viejas. Tercera entrega de esta sección no tradicional pero sí recurrente. Un racconto de qué es de la vida de algunas personas, animales o cosas que tuvieron su momento de fama.

Milton Wynants- Milton Ariel ganó una medalla de plata en Sidney 2000 y terminó con 36 años de sequía celeste en materia de podios olímpicos. Primero grandes festejos y aplausos. Después, como dice el dicho, nadie es profeta en su tierra; especialmente en esta. De hecho el ciclista sanducero últimamente está compitiendo en el campeonato entrerriano de Mountain Bike. Por ahora sigue pedaleando.

Larissa Riquelme- También conocida como la "novia del Mundial" de Sudáfrica 2010. Si bien esta paraguaya tiene el mérito de haber lucido un teléfono celular como ninguna otra de su especie, en función al ritmo con que arrancó ahora debe estar desbolándose en homenaje a algún cuadro de fútbol ignoto que haya puesto algún morlaco. No se descarta su participación en la vida política guaraní, especialmente si anuncia que espera un hijo del presidente Lugo. Lo último que se supo fue que se hizo un tatuaje en una zona “muy íntima”, según la prensa especializada.

Mi pequeño Pony- Luego de su éxito inicial este pony color rosado cayó en desgracia. Duró los ’80 y parte de los ’90, aunque tuvo intentos posteriores. Mucha tele y mercadotecnia pero desapareció del mapa. Años atrás se desempeñaba paseando gurises a cambio de pasto y pop acaramelado en las inmediaciones del Parque Rodó infantil. Fue cesado del cargo luego de intentar propasarse con un menor. La última vez que se lo vio estaba tirando de un carrito en la zona de Bella Italia.

Pepeganga- Tomuer. Dead. Bajo tierra. El efímero Pepeganga, aquel cuadro oriundo de la venezolana isla Margarita que supo jugar una Libertadores en 1990 frente a los representantes de la garra charrúa de ese año, ya no existe. Lo fundaron en 1985 y desapareció el año en que jugó la Copa, no sin antes pasear su camiseta por el Centenario, si la memoria no falla. Derrotó a ambos teams orientales: el entonces recientemente fusionado Defensor Sporting y a Progreso, que ahora está en una situación parecida a la del Pepeganga.


Puente Colonia-Buenos Aires- Ya fue, al menos hasta nuevo aviso. Si alguien tenía previsto comprar un terrenito en la cabecera oriental del puente que se olvide. Hace un lustro dejó de existir la parte uruguaya de la Cobainco (Comisión Binacional del Puente Buenos Aires – Colonia), pero del otro lado parece que no se enteraron. Todavía funciona una oficina con varios empleados cobrando y gastando viáticos religiosamente, aunque parece que la van a liquidar a fin de mes.


El Cilindro Municipal- Caput. Una pena. Mala suerte. Cosas que pasan. Grandes misterios de la humanidad. Se vino abajo el estadio cerrado más grande del país y no había nadie para avisar. Una falla eléctrica tiene cualquiera. No pasa nada. Viva la pepa. Como sabiamente dijo un jefe de Bomberos citado por la intendenta Olivera: "si no hubiera sido por el incendio había techo del Cilindro para rato". Una maravilla de frase. Ahora estan pensando sesudamente qué es lo mejor: si tirar lo que quedó o no, si hacer uno nuevo o no y cosas por el estilo.

Los mineros de Chile- Facturando y revolcándose, es de suponerse, pero en realidad ni idea. Seguramente estén pasando mejor que en cualquiera de sus dos vidas anteriores, así que bien por ellos.

lunes, 10 de enero de 2011

Las medias viudas

Cuando uno piensa en el asunto de las medias viudas –así se las conoce-, la gran interrogante no se origina en su desaparición sino en el hecho de que nunca vuelvan a aparecer. Cada vez que uno nota la ausencia de una media es algo definitivo.
Es inútil buscar dicha prenda debajo de la cama, en el fondo del lavarropas, en un rincón de la azotea propia o en el patio del vecino. Nunca está. He ahí el misterio.
De todas las posibilidades manejadas hasta el momento el Síndrome del Titiritero parece ser la más acertada, aunque todavía no se ha logrado una comprobación empírica definitiva. Este síndrome, definido en 1975 por el psicoanalista francés Jules Ruis, es una variante de cleptomanía, una suerte de especialización o maestría en apoderarse de medias ajenas y acopiarlas en algún cajón perdido.
Una creencia similar que se consideró hace algunas décadas es que exista un millonario excéntrico –o un grupo de ellos- que coleccione medias logradas de manera impropia. En un momento se sospechó de Bruno Díaz, pero luego se comprobó que su doble vida no tenía nada que ver con medias viudas.
También se manejó que sea una actividad masónica o de alguna secta, con fines desconocidos. Por no decir que las malas lenguas insisten en que se trata de una estrategia de los grandes fabricantes de calcetines para aumentar sus ventas. Según esta opinión, los fabricantes pagan por cada media que recuperan una décima parte de su valor de mercado.
Otra suposición fue esgrimida públicamente por el periodista brasileño Ronaldinho Garoto quien hizo suya la teoría del cementerio de medias. Según él, cuando una media se siente disminuida física o anímicamente, desaparece y va a morir a un cementerio de medias que existiría en un lugar del mundo. Él lo imaginó en el medio del Amazonas. El explorador inglés Robert Scott creía que estaba en el Polo Sur y fue por esto que pereció por la zona buscando el mencionado camposanto. Ronaldinho Garoto murió devorado por las pirañas en 1997, lo que hizo más intrigante su idea.
Existe también una tesis que habla de desaparición vocacional, según la cual las medias desaparecerían en ejercicio de su libre albedrío persiguiendo su veta artística. Serían medias que desean vivir como títeres.
Si bien en reiteradas ocasiones se intentó contactar la producción del programa chileno 31 minutos, conocido por la aparición de medias, no se pudo lograr ninguna respuesta. Se llamaron inexplicablemente a silencio, lo que para algunos es muy sospechoso.
Pero hasta aquí todo son teorías. Lo más concreto es que en 1964 el Senado de Estados Unidos creó una comisión investigadora que no arrojó resultados. De hecho enturbió más el asunto, pues algunos miembros denunciaron presiones telefónicas anónimas e incluso uno de ellos murió sospechosamente atropellado por una vaca en la India, cuando seguía una pista referida a un magnate asiático de la producción de medias con mano de obra infantil esclava.
Este caso volvió a salir al tapete recientemente cuando WikiLeaks hizo público un documento de la diplomacia estadounidense. En el mismo el embajador yanqui en Nueva Delhi comunicaba que a pesar de insistir durante años nada se había podido avanzar. Además dejaba constancia que esto se debía a la nula colaboración recibida del gobierno local. En dicho documento el embajador sugiere atacar Irán por si tiene algo que ver con el asunto.
Por su parte en 2001 un equipo de la Universidad de Düsseldorf, en Alemania, intentó aclarar el misterio de las medias viudas de forma simple. Instaló chips a un centenar de medias para seguir el rastro de la que se perdiera, pero lamentablemente –casualidad o no- durante los cuatro años de vida útil que tenían los chips no se perdió ninguna.
Llegados a este punto, lo que sí parecería estar claro es que la desaparición de las medias no guarda ninguna relación con otras, como la de los gatos cada vez que hay un circo en las proximidades o la del cambio chico cuando sale un álbum nuevo. Por ahora, el misterio persiste.