Van a continuación ocho consejos u opiniones destinados a
los expertos en marketing, o mercadotecnia, como dicen algunos súbditos del rey
Juan Carlos de la península aquella que está por allá. Van gratis, faltaba más.
1- ¿Qué están esperando para sacar al mercado el celular con
destapador y/o sacacorchos incluido? ¿Acaso esa no es la función que las masas
reclaman? Déjense de romper los quinotos con jueguitos, chirimbolos varios y
utilidades a las que nadie les saca provecho. Hagan el celular con sacacorchos
y todos tan contentos.
2- Basta de esos paquetes de galletitas, pastillas,
etcétera, que vienen con tirita abre-fácil trucha. Sí, esos que tienen una
delgada línea roja que no se puede sacar ni con bisturí. Son el invento más
burdo que se haya visto. Pretenden hacer pasar ese adminículo por cinta
abre-fácil o como se diga y simplemente es la mayor de las estafas, porque solo
son un poco de pintura. Hacen un gasto mínimo evitando uno un poco mayor, a
sabiendas de que es un engañapichangas inservible. Habría que denunciarlos al
Área de Defensa al Consumidor y quemar en la hoguera a los responsables de esta
patraña al santo pedo.
3- Por este año al menos ya está con el temita de la Celeste
y el Bicentenario. Vamos a ver si intentamos facturar con otra idea que no sea
la patria y el sentimiento nacional. Algo más racional, plis, que la idea es
convencer de las cualidades de los productos que quieren encajarnos y no pintar
todo de celeste como si eso fuera algo hipnótico. ¿O será que les funciona?
¡Qué idea más terrible!
4- Una menudencia: cuando en alguna publicidad que estén por
hacer quieran caerle a alguien de forma simpática, apunten a los amos de perros
que tienen predilección por sacar a pasear su can por cuadras donde no vive
nadie. Y vaya casualidad al perrito se le da por hacer popó ahí. Y más
casualidad aún, que esos amos que quieren tanto a su mascota pero no tanto al
prójimo cuando salen de su casa no llevan ninguna bolsa de nailon en la mano.
Esa una pavadita, está más que claro, pero un palo suavetón se merecen.
5- Ya que todavía seguimos con la cuestión y considerando
que somos un pueblo que disfruta apostar casi tanto como comer dulce de leche,
alguien podría organizar una penca con el Censo. Por una módica suma, la idea
es que cada uno arriesgue un número de cuántos habitantes va a dar el Censo y
el que le acierte se lleva el pozo. Eso sí, habría que meter algo medio
caritativo para justificar un poco cosa que nadie proteste. Se reparte la
recaudación miti-miti entre el feliz acertador y algún hospital infantil y
santo remedio.
6- El calorcito que se acerca podría ser una buena
oportunidad para largar de una vez por todas al mercado vino con frutilla
envasado. En botella de plástico duro no retornable, aunque sí reciclable, por
supu. Todo sea por satisfacer los gustos del consumidor y respetar la Pacha
Mama.
7- El mes de esto. El mes de aquello. El mes de lo otro.
¡Por favor! Con “el día de” ya tenemos más que suficiente. Los meses no, si no
es mucha molestia. Además no hay que ser egoísta, ché, que meses solo hay 12 y
no da para todos.
8- El culo te abrocho.