Siempre hay lugar para la sorpresa. Cuando uno piensa que
está todo dicho o inventado, al instante surge algo inesperado, incluso
exitoso. Uno piensa que está todo dicho y aparece Lucía Topolansky opinando que
el descenso de votos de las internas del Frente Amplio fue culpa de los medios
de comunicación que le dieron para atrás. Uno piensa que está todo inventado y
hay que ver la forma de disputa que proponen para la próxima Liga Uruguaya de
Básquetbol, que desde sus inicios nunca se jugó igual al año anterior.
Pero como sabiamente dicen los guardas de Cutcsa y su
respectiva competencia: pasando al fondo que hay lugar. Donde entran 35
sentados y 29 parados, siempre hay lugar para alguna docena o trecena más.
Todo lo previo para presentar la última novedad en materia
de terapias alternativas, término que tanto incluye métodos tradicionales de
origen lejano en el tiempo y en el espacio como truchadas creadas en el
cambalache que reina por estos almanaques.
El tema de hoy es la irrupción de una nueva terapia: la
palillopuntura. Rápidamente se la puede presentar como una versión local de la
acupuntura, con la diferencia que en lugar de agujas se utilizan palillos para
colgar la ropa.
La palillopuntura se está abriendo paso rápidamente en los
usuarios de este tipo de medicinas o terapias alternativas. Está presente
-entre otras- en Facebook, Twitter, Wikipedia y Mercado Libre, donde incluso se
puede adquirir en versión kosher para judíos practicantes y en versión
naturista (madera cultivada orgánicamente y trabajada sin ningún tratamiento
agresivo exceptuando la tala).
Según los entendidos lo correcto es practicarla con palillos
de madera, pues los de plástico pueden producir efectos secundarios como apnea
del sueño, bajo nivel de glucosa, gastroenterocolitis, hipo, verrugas en la
zona de aplicación y sudoración olorosa tirando a pestilente en las partes
pudendas.
El creador de la versión local de la acupuntura fue Wen
Yang, un emigrante venido del país de la gran muralla que una tarde subió a
descolgar la ropa de su domicilio y como no tenía bolsillos empezó a apretarse
los palillos en su propio cuerpo. Entonces notó que estos pellizcones de madera
le hacían distintos efectos según la zona de aplicación, como por ejemplo:
cosquillas, eyaculación, relajación, vómitos, expectoración, pérdida del
apetito, eliminación de arrugas, quita del estrés, etc.
Wen Yang comenzó a estudiar detalladamente la cuestión, ya
que como todo chino sabía hacer tanto acupuntura como té verde y arrolladitos
primavera, y a los tres meses tuvo redactado el primer manual de
palillopuntura, que resultó todo un éxito. En medio años se agotaron cuatro
ediciones y también el texto circula por internet de manera casi viral.
Parte del éxito de la palillopuntura es su bajo costo y
fácil aplicación, aunque hay que estar atentos a las instrucciones y no errarle
al lugar donde sujetar el palillo. Así lo explica Wen Yang en la breve
introducción de su libro: “Es importante la colocación precisa en las zonas
correctas para evitar efectos no deseados. Una vez sucedió que a un muchacho le
quisieron curar una leve tos y lo dejaron calvo de por vida y a una monja
entrada en años le quisieron sacar la culebrilla y parió mellizos con los ojos
del monaguillo. Así que ya sabe querido lector: palillopuntura, pero con
orden”. Amén.