La leyenda del Paréntesis
Recto, dos puntos. Abre paréntesis. Porque paréntesis hay varios, pero el
recto, el famoso y tan poco utilizado paréntesis recto, tiene una leyenda negra
que se origina en la antigua Grecia de los griegos de antes, los capos, no
estos de ahora que están con un pie adentro y otro afuera.
Pero vayamos al grano.
Érase una vez un tipo al que se le ocurrió empezar con un paréntesis, pero no
cerraba la idea. Entonces pensó que en una de esas podría referirse a la
invención de unos novedosos porotos transgénicos que no producen gases, algo
que la comunidad internacional mucho agradecería, en particular quienes
comparten su tiempo con personas que andan a los pedos o lo que es peor viven
en una nube de pedos.
Como no le copaba de
manera suma esa idea, decidió explayarse sobre la famosa leyenda del Paréntesis
Recto, que como ya fue dicho tiene su origen en la Grecia del Partenón recién
estrenado o quien sabe, más o menos cuando sucedió el asunto de aquel visionario
soldado que para avisar que habían ganado una batalla a los persas inventó los
maratones y no contento por si fuera poco corrió uno para demostrar que aquello
era humanamente posible, aunque hasta por ahí nomás como bien se pudo
comprobar. Gran protoatleta gran, profesional y abnegado como pocos en el arte
de apurarse a dar una noticia.
Pero volviendo al tema, el
griego que inventó el paréntesis recto tampoco era escultor, filósofo o
samurai, cosa que hubiera sido toda una novedad para la sociedad helena de
entonces. Era un tipo común este antepasado del famoso Zorba de Solymar, de
épocas pretéritas eso sí, es decir de los tiempos del Ñaupa, que es una
expresión muy linda pero nada helénica -a diferencia del paréntesis recto- pues
tiene su origen en tierras americanas.
Cuenta la leyenda que una
vez iba este griego caminando por Atenas pero pensando en Welcome, que sucede,
porque en el barrio el que no es de uno es de otro. Ahí se le ocurrió inventar
los paréntesis rectos en honor a su padre, un tipo muy honorable, sencillo y
con una trayectoria intachable. Por eso la idea fue crear unos paréntesis
rectos y no unos obtusos o emperifollados.
Continúa contando la
leyenda que la emoción del padre fue tanta que murió de la emoción y que la
posterior emoción de la madre fue tanta que lo mismo. Es por estas dos añejas
retiradas imprevistas que los paréntesis rectos no se usan mucho.
Desde tiempos
inmemoriables –es decir desde ese momento- los paréntesis rectos están
acompañados por una leyenda negra que dice que traen mala suerte al punto que
pueden causar fallecimiento, mal aliento, calambres en horas de sueño o incluso
orfandad si espichan ambos progenitores al unísono. Por eso el uso de este tipo
de paréntesis es limitado como volante de marca uruguayo, como whisky importado
en fiesta con canilla libre, como patrulleros disponibles en la seccional
correspondiente o como cualquier SRL que no vaya contra su principia esencia.
Resumiendo y que quede
claro: es debido a lo recién contado que los paréntesis rectos se usan tan
poquito. No es por un tema de caligrafía ni para evitar complicaciones a los
que tienen mal pulso. No señor. Es porque son yeta y punto. Como los marines
gringos en país ajeno. Más claro imposible. Cierra paréntesis.