sábado, 14 de abril de 2012

De perros y gatos


-¿No tendrás un cargador universal? Para el celular, me refiero.
-Tengo, pero no lo presto.
-¡Botonazo! ¿Cómo que no lo prestás?
-No, porque después siempre me lo devuelven.
-Es la idea.
-La tuya, no la mía.
-¿Y cuál es tu idea?
-Regalarlo junto a tres gatitos que tengo en casa de clavo desde la semana pasada. Si no es así, no hay cargador.
-¿Pero para qué quiero tres gatos?
-Lo mismo le dije a mi señora, así que estamos empatados. Con la diferencia de que yo no necesito cargar el celular.
-No seas porquería. Prestame el cargador un rato y santo remedio.
-Santo remedio las pindongas. Santo remedio si me saco los gatos de encima.
-Negociemos, Inodoro. El cargador y un gato.
-Me sirve. Hecho.
-Gato macho. Mejor nada de sorpresas, que sino después tengo que andar por la vida colocando gatos con yapa.
-Es lo que hay, valor.
-Bueno, bajá un cambio.
-¿Por? ¿Qué te pica a vos?
-Nada. ¿Por qué? ¿Me tiene que picar algo?
-No. Pero como te estás rascando.
-Es una manía hereditaria por parte de abuelo paterno.
-¿Eso existe?
-Existía. Todo terminó una tarde de otoño de 1997, cuando el bobo le dejó de funcar.
-Lo siento mucho. Mi más profundo pésame.
-Me imagino. Recién van 15 años.
-Si 20 no es nada, imaginate 15.
-¿Y a vos qué te pica?
-¿Ahora o hace un rato?
-Ahora.
-Nada.
-¿Y hace un rato?
-La curiosidad.
-¿Cuál de todas?
-Adivine adivinador.
-¿Por qué la casa no se responsabiliza en caso de incendio?
-No.
-¿Por qué la camiseta de Boston River es verde y roja?
-Tampoco.
-¿Cuál es el gentilicio de los habitantes de Fraile Muerto?
-Menos.
-¿Cuándo retomamos los festejos del Bicentenario?
-Cruz diablo y la boca se te haga a un lado.
-¿Un arroyo con buena pesca para Semana de Turismo?
-Nones.
-Me doy por vencido.
-Qué ajustado comentario.
-¿Y eso?
-Me aqueja la famosa duda existencial.
-¿De donde venimos y a dónde vamos?
-No precisamente. La duda existencial en plan militar. Es decir,  ¿Para qué cornos tenemos Fuerzas Armadas en Uruguay?
-¿Cómo para qué? ¡Para proteger nuestro territorio, es decir nuestra soberanía!
-Pero si ya lo dijo el amigo de Bush: tenemos 5 aviones y si salen no vuelve ninguno.
-Peor es nada, diría Guinzburg, Jorge.
-Visto así es una ventaja. Si se van y no vuelven... Es cuestión de mandar el resto y asunto solucionado.
-¿A dónde?
-Es todo un tema, no sea cosa que después los quieran devolver.
-Otra posibilidad es promover la tan mentada modernización de las Fuerzas Armadas.
-Más que modernización, gran achique gran. Que queden los pocos que se precise y reconversión laboral con el resto.
-Por ejemplo.
-Lo que se les cante, como a cualquier hijo de vecino. Cito y se puede usar: seguridad privada, pinturería, periodismo deportivo, venta de curitas, videoclub, puesto de frutas y verdura, carrera universitaria, rubro gastronomía, delivery a caballo y especialista en corte de pelo con maquinita.
-¿Y si después alguien nos quiere invadir?
-Garra charrúa a discreción y si hace falta o no queda otra con perros cimarrones que están de moda. Muy distinto no nos va a ir.
-Hablando de perros, mañana te traigo el gato macho.
-Dale con tutti.

miércoles, 4 de abril de 2012

Cuatro del cuatro


Hoy es cuatro del cuatro, lo que no es poca cosa si a uno le gustan las combinanciones numéricas del estilo. Es decir: el año pasado once del once del once a las once y once y este que corre tendremos doce del doce del doce a las doce y doce. Pero como para ir haciendo boca, cuatro del cuatro a las cuatro y cuatro es algo. Además como si fuera poco, aunque tampoco es mucho, uno puede elegir si son las cuatro y cuatro AM o las cuatro y cuatro PM cosa que sirva tanto para seres diurnos como noctámbulos. Incluso para sentirse más en el mojo se puede estar a esa hora precisa dando inicio a un truco de cuatro adentro de una cuatro por cuatro y apostar cuatro cervezas, o cuatro botellas de kiwi si existen el efectivo y la confianza suficiente, que ya se sabe que en el truco no solo se gana con cartas sino sabiendo mentir según dicen los mentirosos que ganan porque tienen cartas o sea de puro culones.
Pero hagamos un alto aquí. ¿Porque a qué viene tanto cuatro justo hoy que es cuatro del cuatro? ¿Mera casualidad? ¿Burla del destino? ¿De qué destino? ¿El del 546 o el del 110? ¿Eeeehhhhhh? ¿A qué viene tanto cuatro?
La respuesta es muy sencilla. Según los mayas o los aztecas (aunque capaz que fueron los araucanos o los patagones o en una de esas los siouxes o los bohanes) el cuatro es un número sagrado. Por algo son cuatro los elementos, cuatro las patas de la mesa promedio, cuatro las extremidades del ser humano promedio, cuatro los puntos cardinales, cuatro las estrellas de la Cruz del Sur, cuatro las operaciones matemáticas, cuatro los palos de la baraja, cuatro los dedos de la mano sin contar el pulgar que siempre se opone a todo, cuatro los goles que Peñarol le hizo a River Plate argentino en la final de 1966, cuatro los canales de televisión abierta, cuatro los partidos con representación parlamentaria, cuatro las muelas de juicio si salen todas, cuatro los jinetes del apocalipsis ya que estamos para la pavada, casualmente cuatro las estaciones de Vivaldi, cuatro gatos locos los que van a ver a la IASA y cuatro los Beatles aunque venga uno solo.
En conclusión luego de tanta evidencia científica queda así demostrado que el cuatro es número sagrado por donde se lo mire o sea que indiscutiblemente trae suerte. Por eso Coca-Cola sacó un refresco llamado Quatro y le fue como le fue. Así que hay que jugarle a la quiniela al cero cuatro a la cabeza o a los cuatro si uno no está tan convencido, es decir si uno es agnóstico del cuatro.
Vale consignar también en esta página otra tradición bastante extendida, sobre todo en el ámbito rural de buena parte del continente americano este sobre el que estamos parados ahora, hoy, día cuatro del mes cuatro. Dicha costumbre consiste en prender o encender cuatro velas -lo que usted prefiera- y pedir cuatro deseos. Por ejemplo: salud, dinero, amor y una cosa más. O sacar el cinco de oro y tres cosas más. O un tetracampeonato del cuadro de sus amores. A las cuatro y cuatro, por supu, que sino después los descreídos de siempre se llenan la boca al pedo.