viernes, 31 de julio de 2009

La Telepatía y otras yerbas

“La Telepatía llegó para quedarse. ¿Por qué? Porque a su inigualable sabor, le suma una característica exclusiva, producto de la investigación de un selecto grupo de científicos nacionales e internacionales, durante más de una década”. La cámara amplía el plano. Ya no se observa solamente el rostro de la presentadora de noticias de un canal privado con cara de chupar mucha bombilla. Atrás a la derecha se pueden ver cinco personas ataviadas de túnicas blancas en un laboratorio de última tecnología. Son científicos. El relato de la presentadora continúa, ahora con voz en off. “Más de diez años, muchas horas desvelados. Muchos cumpleaños familiares ausentes. Pero finalmente tanto esfuerzo dio resultados”. La cámara se aproxima al grupo de científicos, hace un primer plano de una de ellos, que sonríe satisfecha mirando al televidente. La chupabombillas continúa hablando. “Sí. He aquí la yerba que revolucionará a las yerbas: La Telepatía”. Respira largo y deja pasar varios segundos. Luego agrega: “Los uruguayos tenemos una costumbre tan antigua como el agujero del mate… hablar mientras compartimos el mate con un familiar, un amigo o un vecino. Esto tiene un problema, si quien tiene el mate se pone a hablar, demora la vuelta, el mate se enfría, la ansiedad de los contertulios aumenta y esto lleva a que pierdan atención en lo que la otra persona está diciendo. Desde hace más de diez años nuestro equipo científico se encontraba buscándole una solución a este problema”. La cámara muestra ahora a los científicos cómodamente sentados, mientras el más bajito de ellos ceba y va haciendo circular el porongo entre los demás, sin que nadie se demore y enlentezca la ronda. La presentadora vuelve a hablar. “Finalmente la solución llegó. Unas pequeñas micropartículas que contiene yerba La Telepatía le permite comunicarse mentalmente con los que toman mate junto a usted. Mientras el agua esté caliente, claro. De esta forma, nadie demora el mate y la charla es óptima. Pruébela y verá que no la dejará más”. Entonces la chupabombillas se aproxima a los de túnica blanca y les pregunta: “¿Sale un amargo?”. Al sorber, también ella pasa a formar parte de la charla telepática, sin utilizar sus cuerdas vocales. Todos sonríen distendidos y dicharacheros. La cámara se comienza a alejar lentamente de la escena. Entonces la presentadora gira hacia atrás y mirando el lente que la enfoca, le habla al consumidor sentado frente a su televisión: “Tome yerba La Telepatía. Mejora la comunicación y aumenta la empatía entre los que comparten una rueda de mate. Además, contribuye a su salud, al no necesitar hablar para conversar. Yerba La Telepatía, está especialmente recomendada para maestras, profesores de secundaria, gremialistas y barras brava”. Por último aparece el logo del novedoso producto y su página web: www.yerbalatelepatía.com Ahí finaliza el anuncio publicitario, de casi un minuto de duración.
Entrando a la web en cuestión, se puede saber que el lanzamiento de este producto es parte de una gama más amplia. Es acá donde aparecen las otras yerbas. Por ejemplo: la variedad La Telepatía Suave, tiene la particularidad de pulir el vocabulario de algún contertulio que utilice demasiadas palabras soeces; La Telepatía Breve, le resume lo que dice otro que participa de la ronda de mate cuando este se manda una intervención de más de cinco minutos y luego está La Telepatía Diet, que le transmite una sensación de saciedad equivalente a haberse comido media docena de bizcochos calentitos.
Por último se prevé lanzar una línea infantil, de manera de ir ganando el mercado a tempranas edades. Si bien aún no se ha definido el nombre comercial que llevará esta yerba para niños, se sabe que vendrá en paquetes coloridos, con figuritas coleccionables y para publicitarla se utilizará a Felipe, el amigo de Mafalda.

lunes, 27 de julio de 2009

Si me roban y ando calzado

Es importante decir que ante un hecho delictivo no es lo mismo andar calzado a no estarlo. Es importante, pero también lo son otros factores. Por ejemplo, si viene un malviviente y le quita a uno la billetera amenazándolo con un tramontina* para luego darse raudo a la fuga, no solo es transcendente el hecho de estar calzado o no, sino que es fundamental considerar el sitio donde ocurre el hecho, el momento del día y con qué está cada uno calzado, tanto el delincuente como el perjudicado.
Expliquemos. Estar calzado no es decisivo si hay condiciones que minimizan eso. Consideremos en primer lugar el lugar. Si a uno lo roban en la calle y está calzado no hay problema, pero si está descalzo sí. Correr a un chorro descalzo puede suponer pisar los vidrios de alguna botella de cerveza rota en la calle por algún adolescente alcoholizado la noche anterior (aunque con el calorcito se toma bastante sidra en botella de plástico). Si uno no está calzado en la calle la situación puede ser más grave aún: si es de noche en la corrida pro chorro uno no ve lo que pisa, por lo cual puede que los dedos de una extremidad inferior se encuentren con la fea sorpresa de aplastar caquita de perro recién expelida, que a su vez es riesgo de resbalón, caída y posterior rotura de huesos o cuando menos un golpe injustificado en su afán de hacer justicia. Pero si uno anda descalzo y es de día tampoco es bueno, porque en esta época del año el negro asfalto está caliente y eso es contraproducente para correr por él. Ir por las líneas blancas es bastante complicado –además de que el recorrido se hace más largo- y las veredas son un penal, porque entre viejas, raíces de árboles y baldosas que faltan, es una carrera con obstáculos.
En principio es mejor estar calzado, claro. Pero también depende de con qué. Si uno está de championes está bueno, ¿pero si anda de alpargatas o chancletas qué? Ahí es cuando mejor se aplica la frase “¡descalzate y correlo!” Frase linda si las hay; como “que te garúe finito” o “voy a manchar la porcelana”.
O sea, importa estar calzado pero más que nada estar calzado con el calzado apropiado para el sitio donde ocurre el hecho delictivo. Pero también hay ocasiones en que estar calzado es secundario o perjudicial. En la playa por ejemplo puede ser contraproducente. Ni hablar en el agua. Si a uno le roban la billetera mientras hace la plancha en la Ramírez (el tramontina** aguanta porque es de acero inoxidable, así que el delincuente mucho drama no se hace), andar calzado es una complicación. Los championes pesan –y al correr harán plif plif plif-, las chancletas se doblan y hacen fuerza contraria, las alpargatas se endurecen y quedan como una tabla, las patas de rana son inmanejables, los zapatos de taco se hunden en la arena mojada, etc, etc, etcétera.
En resumen, lo importante no es andar por la vida calzado. Si esto es lo que a uno le preocupa, debe ir a la playa, descalzarse y darse un chapuzón, que eso es vida. Y que por andar calzado se preocupe otro.

*tramontina: marca de cuchillo doméstico brasileña que se generalizó para denominar cualquier cuchillo doméstico; en especial los de mango de madera. Dada su sensiblemente baja calidad cuando está nuevo sirve para cortar una mayoría simple de alimentos, al año no puede cortar ni tomate y a los dos años se le dificulta hasta un huevo frito. A partir de ahí el único uso posible es cuando se hace dieta, para sustituir al pan en la función de empujar la comida o levantar el juguito de un churrasco.
**tramontina y no tramontana. ¡Qué mierda es el corrector de Word! Uno pone tramontina y corrige a tramontana una y otra vez, sin avisar siquiera. Decí que uno anda atento.

NT (Nota del Trufa): En la jerga popular “andar calzado” significa portar un arma de fuego. Un ejemplo de esta utilización: “ahora todos los almaceneros andan calzados”. Sin embargo, el uso que se le da en este texto es el del habla cotidiana, que significa tener los pies cubiertos por algún tipo de calzado. Un ejemplo ilustrativo: “antes todos los niños andaban calzados”.

domingo, 26 de julio de 2009

Dígame usted qué le vieron.

Digame usted qué le vieron

Sr. Director.
Presente.

Sin la mayor reconsideración.

Me permito escribirle porque hay un hecho que no deja de sorprenderme y malhumorarme. Seré claro desde un comienzo para que no digan que soy como los relatores de fútbol, que le ponen terrible color y cuando uno ve la realidad le dan ganas de llorar o de agarrar del pescuezo al maula que sale por radio. Bueno, debo decir que la comparación no es acorde al caso, pero tenía ganas de decirlo. Si va a publicar ésta carta, aprovecho la volada. ¿O se dice –escribe, perdón- bolada? ¿Viene de bola bolear boleadora o de vuelo volátil volar? Es que usten no se imagina la desilusión que significó para mí ir a un clásico en verano por culpa de los manijazos de los que quisieron ser futbolistas y no fueron a entrenar pero le encontraron la vuelta para vivir del ilustre balompié autóctono, que tiene su mérito visto y considerando. En fin. Voy al tema que me hizo enviarle esta misiva.
Creo yo, humildemente, sin ofender a nadie, que esto se está yendo al reverendo carajo. Que Halloween. Que San Valentín sin ir más lejos la semana pasada. Que Saint Patrick. Que Spiderman. Que el baño del caño. Susana y Marcelo. La extranjerización de la tierra. Las plantas de celulosa. Arándanos. Aceite de oliva. Energía eólica. Las bombachas de los gauchos. La murga de Cádiz. A todo le decimos que sí, dale que va, siguan mandando. Mientras tanto, nuestras más elementales tradiciones se van por el caño con papel higiénico perfumado, que para qué sirve ya me dirán. Pero todo tiene un límite. ¡Con el Bobby no!, diría Olmedo (y dale con la invasión cultural), pero es cierto. Resulta que ahora la juventud se dedica a tomar Fernet. Sí, aunque usted no lo crea. Solo falta que empecemos a consumir cerveza Quilmes. Hasta ahora la posición sobre tal cerveza es unánime, pero no digan después que no estaban avisados del cambio que se viene. En unos añitos, todos hablando bien de la Quilmes y de la yerba con palito y de la pava y del mate dulce y de la calidad interpretativa de Wanda Nara o como corno se escriba.
¿Fernet? Why? Pourquoi? Perché? Per què? Waarom? Es cierto que puede haber cierta subjetividad negativa a partir de dos malas experiencias vividas en carne propia, pero que alguien explique a qué se debe que esa bebida espirituosa de la vecina orilla está de moda entre nuestra juventud.
Resulta que en un bar del barrio –que está de onda-, se toma más Fernet que otra cosa. Hace varias noches que concurro a dicho antro para confirmar el dato. Me está saliendo carísima la confirmación in situ, pero todo sea para no faltar a la verdad.
Sobre fin de año, acodado azarosamente en la barra del susodicho lugar, observé cómo la casi totalidad de los jóvenes pedían Fernet con cola. Empezaron a llegar los turistas del vecino país, pensé, pero estaba equivocado. Ante la consulta realizada al botillero del local el mismo me respondió que tal clientela eran ciudadanos nacidos en esta tierra (o sea en esto que temporalmente y vaya a saber por cuanto tiempo llamamos Uruguay porque las fronteras son como las olas del mar en la orilla solo que visto en siglos). Sí, como lo lee. Jovenzuelos orientales dedicados a escabiar fernet sin inmutarse, tan panchos ellos. Teniendo el clásico, tradicional y tan nuestro medio y medio. ¿Se acuerda señor director? Medio de caña y medio de vermú rojo. Si hasta lo debe haber inventado el prócer José Gervasio, en alguno de los ratos libres que le obsequió el primer sitio de Montevideo –fuera gaitas- o el Éxodo también conocido como Redota. Por no hablar del tiempo que dispuso en Paraguay, pero como nunca más quiso venir al Estado chico que terminamos siendo creo que es mejor descartar que lo haya inventado allá. Ha no ser que Ansina… o que en el jonca estuviera la receta. Como sea, el punto es que la juventud estaba esa noche tomando fernet y como pequeña venganza se me ocurrió pedir un medio y medio y resulta que no vendemos medio y medio porque se nos llena de viejos y esa es otra clientela que no nos interesa, ¿entendés? Y yo no entiendo, la verdad. Entonces el otro día también. Dale al fernet y no vendemos medio y medio. Y anoche peor porque la gurisada entraba a pedir fernet (word de mierda, cada vez que pongo fernet me corrige a Bernet, que vaya a saber uno quién o qué fue o es) y no había Bernet porque el fernet se había terminado, pero el cliente siempre tiene la razón exceptuando si quiere medio y medio, así que si aguantás un rato ya llegan unas botellas, recién traído de la madre patria más próxima y medio y medio no porque es un brebaje muy reo, ¿sacás? y esa clientela no nos interesa y además a quién se lo puede ocurrir tomar un medio y medio en Montevideo pudiendo embuchar fernet con coca, vaya idea más loca, medio y medio justo en este bar con todos los que hay la zona y me enrosqué, perdón señor director, ha sido muy amable y no le quito más tiempo y espacio, pero compréndame tenía que desahogarme muchas gracias y cuando quiera lo invito a una copita siempre y cuando no sea... usted ya me entiende, un güisquicito si acepta y no es molestia para mi sería un honor.

viernes, 24 de julio de 2009

Fui yo y me siento bien

Daniel Lucas será la cara de una nueva línea de perfumes. Trascendió en los últimos días que una importante cadena internacional de perfumería planea abrir varias tiendas en nuestro país y a manera de presentación en sociedad tiene previsto lanzar al mercado una novedosa fragancia que genera amplias expectativas.
Con este original producto estrella la empresa en cuestión pretende posicionarse como marca de vanguardia e innovadora, además de lograr una importante repercusión social y una gran facturación. Para esto se ha llegado a un acuerdo con el conocido comentarista cinematográfico Daniel Lucas, que sale periódicamente en la pantalla de Canal 12, quien será la figura principal de la campaña publicitaria.
La idea es lanzar un producto sumamente novedoso a un precio accesible al ciudadano medio, con versiones tanto para hombres como para mujeres. La aparición del nuevo perfume en las vitrinas de farmacias y las góndolas de supermercados estará apoyada por una amplia campaña en los medios de difusión masiva, tanto televisión, como radio y prensa.
Si bien el mercado uruguayo tendrá el privilegio de ser el primero en disponer de esta nueva línea de fragancias, también será utilizado como medidor de una posible y posterior expansión a otros países, primero de la región y luego de otros sitios más distantes.
Sin embargo la firma, de prestigio internacional, no prevé lanzar este producto en mercados tan atractivos como China, India o el sur andino.
Se ha filtrado la información de que la primera pieza publicitaria televisiva a emitirse transcurrirá en un ascensor abarrotado de personas, caracterizado para que se entienda que se trata de un lunes a primera hora, cuando los trabajadores se dirigen a comenzar su semana laboral.
En dicho ascensor las distintas personas comienzan a percibir un olor y ponen mala cara. Así uno tras otro, hasta que cuanto todos se miran entre ellos interviene Daniel Lucas desde el centro de la escena, y dice, canchereando mientras guiña un ojo: -fui yo-, a lo que los otros lo miran con cara de desagrado. Luego el ascensor para, descienden todos sus ocupantes, y sobre el espejo, confundido entre brillos vidriosos, se divisa un frasco de perfume y el nombre del producto: Necar.
Luego la voz de Lucas, en off, sentencia: “Fui yo… a un asado. Vale la pena llevar Necar, es espléndido”.
La fragancia en cuestión estará basada en un elixir de carne asada. O sea, el perfume tendrá olor a asado. Con este novedoso aroma se pretende llegar –gracias a su precio bajo- a una franja de público que si bien no puede acceder a costearse un asado dominguero, sí está interesado en fingir el lunes a primera hora que el día previo se partió la boca con una parrillada tapada de carne.
Esta línea de productos incluye las variantes de carne roja asada, pollo a las brasas, corvina a las brasas y achuras varias. Habrá a su vez ediciones limitadas más específicas, con olor a molleja, pollo enrollado, asado con cuero, lechón, cordero, paella de mariscos y el exclusivo bacaray.
El perfume viene envasado en un pequeño pero agradable kit que también incluye un par de escarbadientes usados, con las puntas especialmente despuntadas y filamentos de carne adheridos, que el comprador puede sacar como al descuido del bolsillo de su camisa. A esto se le suman dos diminutos frascos.
El primero contiene un líquido amarillento y viscoso. Se trata de un producto inocuo desarrollado especialmente para que el usuario vierta unas gotas del mismo sobre alguna prenda –el pantalón a la altura del muslo es lo recomendado- que al enfriarse asemeja una mancha de queso provolone parrillero.
El segundo, de color oscuro y también inocuo, fue desarrollado con idéntica finalidad, imitar una mancha, en este caso de chimichurri.
También trascendió que las primeras mil unidades que se comercialicen vienen con un regalo extra, consistente en un imán para heladera con la forma de molleja acompañado por un texto bilingüe: “I feel good whitout meat. Me siento bien sin carne”. La empresa de publicidad también estudia utilizar dos textos similares: “I feel god whitout meat” y “I feel dog whitout meat”.

lunes, 20 de julio de 2009

Vendo por viaje

Por motivo de viaje urgente vendo varios artículos y/u objetos que aún insisten en quedarse de clavo luego de un par de rebajas. Si algo le interesa no dude en comunicarse. Si no le sirve el precio sugerido sugiera un precio que le sirva. Hablando se entiende la gente y más si hay morlacos de por medio.

Caja de naipes. Una caja de zapatos repleta de distintos mazos incompletos. Ideal para completar otros mazos igualmente incompletos. Hay tatú de lomo azul y rojo. Gran variedad de naipes franceses. Todo por 80 pesos.

Casetes y videos. Más de un centenar de casetes originales y grabados. Incluye discografía completa de Xuxa adquirida en Ciudad del Este. Casete del Pájaro Canzani con la canción de la copa América 95 (a estrenar, todavía con el celofán protector). Una grabación de Jorge Nasser presentándose sorpresivamente en un programa vespertino de El Dorado. Casetes de videos VHS con grabaciones de Feliz Domingo para la juventud, Domingos uruguayos, goles del venerado quinquenio aurinegro (no existía el CD y todavía siguen hablando) y muchos más sin clasificar. 200 pesos o lo que haiga.

Palillos. Gran oferta. Una bolsa en estado óptimo conteniendo 127 palillos de ropa de madera completos (algunos rearmados de otros anteriores), 43 palillos de plástico completos, 276 mitades sueltas (madera y plástico) y 21 fierritos de los que unen las dos partes que conforman un palillo. Todo por 70 pesos, con una bolsa de agua caliente roja, usada, marca Funsa, de obsequio.

Gorras de baño. Cinco gorras de baño usadas, con poca caspa. Conservan el elástico, aunque entra un poco de agua en cuatro de ellas. Todas por 20 pesos.

Ladrillo. Pequeño ladrillito con olor a pachuli hallado tirado en la calle durante el último Pilsen Rock. Es como adobo prensado. Puede servir como incienso o abono. 40 pesos.

Kit escolar. El que guarda siempre tiene. Una caja de bananas ecuatorianas llena de recortes sobrantes de papel glacé, hojas Tabaré margen rojo y borde azul, mapamundi político y físico, , lápices de colores que pertenecieron a distintas cajas (la mayoría son chinos), gomas de tinta de forma redonda y rectangular, pedazos utilizables de antiguas reglas y escuadras, un semicírculo con los grados borrados, cartucheras con el cierre roto (una de my little pony, otra de frutillitas), varios compases sin punta y muchos clips, chinches y alfileres sueltas (por los menos 500). Todo por 135 pesos.

Pósters varios. Del dúo campeón Bernal e Iroldi, de Julio Iglesias, Kiss, la Ciccolina, Xuxa en paños menores, Fernando Morena con el Indio Olivera, Alexis Noble, las Trillizas de Oro, Carlos Scanavino, Wilson, Milton Wynants y el Fefo Ruíz con la de Welcome. El de Xuxa tiene bigotes dibujados. Todo por 65 pesos.

Bandera. vieja bandera de los 33 Orientales muy estropeada, encontrada en el doble fondo de un ropero comprado en una casa de remates. Está guasqueada, así que por 50 de la moneda nacional es suya.

Ganga final. Una reliquia imperdible para un futbolero de ley. Histórica camiseta número 9 del Club Deportivo Pepeganga Margarita Fútbol Club, conocido como Pepeganga, por el nombre del comercio que lo auspiciaba. Este equipo venezolano solo existió cinco años (1985-1990) pero alcanzó a jugar la Copa Libertadores en 1990, donde enfrentó a Progreso y Defensor. Casi pasa de serie. Precio: 300 pesos (se justifica por su gran valor histórico-anecdótico).

viernes, 17 de julio de 2009

Greg y Miriam en el Gym

-¡Ding dong!
-Ejem.
¿Cómo te llamás?
-Miriam.
-Yo Gregorio. Pero todos me dicen Greg, como el de Dharma y Greg; como Greg Popovic, el técnico de los San Antonio Spurs.
-Ah.
-Mi familia es de Young.
-Junto al ex río Hum.
-¿Hace mucho venís a sesión de spinning?
-Ohmmmmm.
-¿Alguna vez tiraste un bumerang?
-Pum pu rum pum pum.
-¡No sabés lo insoportable que es el smog de Beijing!
-¿Te subiste al pódium, supongo?
-No, pero estuve ahí. Trabajo para un holding con sede en Leipzig que importa juguetes de Hong Kong, jugos Tang y de vez en cuando vende algún avión Mig.
-Sí, pinta de ser Adeom no tenés.
-Volar, ¡qué problema! Cómo jode el maldito jet lag. Por no hablar de cuando hay overbooking. Una vez quedé varado cinco días en un aeropuerto por el Estrecho de Bering. Casi me subo a un iceberg para irme acercando. Pensé que iba a terminar en un gulag.
-Yo la única vez que volé fue en Pan Am. Cuando en la tele daban Mágnum.
-Tengo un Mustang que saqué por leasing. Si querés te invito a ir a la rambla a hacer zigzag a contramano y después jugar al bowling comiendo hot dog y bebiendo un trago de grog.
-¡Las motos son el súmmum!
-El auto tiene airbag. En moto si te das una piña no te salva ni Kung Fú.
-Ya me caí una vez en macadam.
-¿Un ping pong en el living de casa o una partida de Teg?
-Tendrás solárium, supongo.
-No, pero tengo un gong que me traje de Pyongyang.
-Paso. No hay quórum.
-Dale. Así conocés a Amstrong, mi dog.
-Parece un ultimátum.
-Después vamos al ring, entonces soy tu sparring y me hacés de goma.
-Prefiero ir a casa a jugar sola al tangram mientras veo un video con lo peor de Telecataplum, o algún film mudo.
-También me puedo disfrazar de vietcong.
-¡Boom! En ese caso te tiro napalm, como los yanquis en Vietnam. Sería el pandemónium.
-¿Y si me pongo la camiseta vieja de Sporting?
-Mmmmmmmm. Muy poco interesante este ítem.
-¿Irnos de dancing?
-No creo que hagamos buen tándem. A mi me gusta Tótem y Tom Jobim.
-¿Una vueltita por el Shopping, al menos?
-¿Qué tenés, un ram de memoria? ¿Para que lo entiendas te tengo que escribir un memorándum?
-¿Del catering para el casorio mejor no hablamos?
-Llegado el caso buscaría un imam que me convierta al Islam y después me caso con el primer muslim llamado Ibrahim que me ofrezca ser parte de su harem.
-Tenés cero swing, pescado.
-Ídem.
-Por la pinta debés trabajar en una ONG, veranear en camping, tomar refresco Ving y salir a bailar de Hering.
-Vos tenés pinta de ser admirador de Menem.
-Seguro te copa el yin y el yang.
-No, pero si es necesario aprendo.
-¿Querés que te pase la dirección de mi blog?
-Me la imagino: más pesado que elefante en brazos punto com. No te soporta ni Sadam. Además no tengo módem y no quiero más spam. Lo digo por vos.
-¿Y la del fotolog?
-Álbum de fotos ya tengo, gracias.
-¡Arrancá ciborg! De última tu cara me hace acordar a Mario Sapag.
-Consultá un médium, te va a hacer bien. Hay uno por la calle Cuareim que se llama William. En la pasada podés firmar para el referéndum.
-Si pensás presentarte en algún casting primero salí varios meses a hacer footing por la rambla y después pagate un lifting, batracio.
-¡Pobre Gregorio!
-Greg, te dije.
-Chau Goyo.
-Tomate un vasito de ginseng que te va a hacer bien.
-Ídem.

martes, 14 de julio de 2009

La Reina de las Gomeras*

Hola a todos. ¡Ay, qué nerviosa estoy!
Antes que nada quiero decir que para mí es un gran honor recibir este premio. Aunque bueno, si de Fiat hablamos hubiera preferido que fuera un Bravo. Pero tá, al menos no es un 147 todo destartalado, a medio pintar y herrumbrado. Porque quedan de esos, parece mentira pero quedan. Y una, bueno, una tiene su estilo.
Ay, no sé por dónde empezar. Además se que no tengo demasiado tiempo para hablar. No se. En este momento me vienen a esta cabecita loca muchos recuerdos, muchas caras amigas, muchos autos.
Por ejemplo, aquella vez… ay, qué risa. Yo estaba en el cumpleaños de un antiguo novio, y un ex mío, que había sido compañero del liceo y vivía cerca de casa, dijo que se iba. Entonces yo, lo más normal, le dije que me iba con él, que ya estaba cansada. ¡Había que ver cómo se puso mi novio! Al día siguiente todavía le duraba la chupadera. Qué iba a saber yo que apenas irme todos sus amigotes iban a empezar a decirle que era un cornudo, que le habían mejicaneado la novia en la cara y cosas así. La verdad es que solo quise aprovechar el viaje, pero él nunca lo entendió.
Y mi hermana chica. También me acuerdo de ella en este momento. Cómo se sonrojaba cuando a la salida de los bailes me acercaba a algún coche con pinta de ir para el mismo lado. Ella decía que yo era una estúpida por hacer eso, pero bien que después siempre se prendía. ¿O no? ¿Eh? No te rías Micaela, que te estoy viendo ahí en la tercera fila. Es cierto que 9 de cada 10 veces los muchachos se ponían pesados cuando los rechazábamos, pero eran ellos los equivocados. Nosotras solo les pedíamos si nos llevaban a casa, además si pensaban que íbamos a terminar en la cama porque nos vestíamos con microminis y tops son unos prejuiciosos machistas. Pero bueno, además Mica, no te olvides que en dos de esos viajes conociste a los papás de tus hijos, aunque después nunca los reconocieron a los gurises.
Supongo que esto de ser gomera empezó aquel día que mamá me llevó a la parada del 145 y me dijo que a partir de entonces iba a ir solita a la escuela. Cuando vino el ómnibus le hice señas y paró. Y así todos los días y todos los años hasta que terminé la escuela.
Ya en el liceo empecé a probar suerte con los autos y vi que funcionaba también. En los primeros cumpleaños de compañeritos liceales lo mismo, les pedía a los papás de mis amigas y siempre me dejaban cerca de casa. Incluso había uno que me pasaba a buscar por el liceo. Un día me dijo que le gustaba mucho cómo me quedaba el uniforme, así, tableado, y la camisa blanca. Estaba raro. Me miraba… no se. Era como que quería algo, decirme algo.
Ah y aquella vez que estaba en la casa de una compañera de trabajo de la oficina. Habíamos ido varios a su casa a tomar unas cervezas, y como se estaba haciendo de noche cuando uno dijo que se iba –yo sabía que tenía un Hyundai precioso- me apunté al viaje, aunque no tenía claro para donde iba él. Así que al llegar al Puente Carrasco le dije que me tirara por ahí, que estaba a un par de cuadras. ¡Como media hora demoró en pasar un Copsa para el centro! ¡Fue horrible!
En fin, ya termino. Veo que van quedando pocos sandwichitos. Saludos a todos los que me conocen. Y a los que no, cuando quieran pueden arrimarme.
No voy a seguir porque veo que el sonidista está impaciente por irse. Prometo en el año que durará mi reinado ser fiel a nuestra costumbre de garronear viajes en autos ajenos, de hecho, creo que el señor sonidista vive por mi barrio, ¿no? ¿Para qué lado va, buen mozo? Ven. Dice con la mano que para allá, igual que yo, así que me arrima supongo, no será tan poco caballero, que este cielo estrellado tiene una pinta de que en cualquier momento se cierra de golpe y se larga un chaparrón que ni te cuento. Además mañana me tengo que levantar temprano ¿Quedamos así entonces? Qué bueno. Lo espero en la puerta. Usted tranquilo, no se apure. Yo estaré ahí.
Y gracias, gracias a todos. No me lo merezco. Pero bueno, si alguien el viernes de tarde arranca para el Este, que me avise.

(*) Discurso dado por Silvana Garronetti cuando el pasado miércoles le otorgaron el premio anual del Concurso Nacional de Gomeras.

miércoles, 8 de julio de 2009

Sugerencias para el Mausoleo

De la noche a la mañana los montevideanos nos desayunamos de una nueva intención presidencial. Ahora es intención de Vetoman que los restos de Artigas abandonen el Mausoleo, así que hay que encontrarle un nuevo uso a tal obra de los años de la última dictadura que ha sufrido hasta ahora el paisito.
La encuesta en la que se basó el presidente de la República para tomar tal posición hacen incuestionable la misma. El trabajo realizado por Equipos Trufi constaba de dos interrogantes y se realizó la tercera semana del mes de mayo. Allí se preguntaba cuántas veces el entrevistado había visitado el Mausoleo. El 88 por ciento dijo que una sola vez, el 7 por ciento respondió que dos y el restante 5 por ciento dijo que el voto era secreto.
Preguntados por el motivo de su última visita, el 93 por ciento dijo que fue obligado en un paseo de la escuela. Las restantes respuestas se dividieron más o menos en partes similares en diferentes contestaciones: "pensé que ahí se hacía el transbordo a la Ciudad Vieja", "pensé que era una casa de masajes", "vine a acompañar a un turista", "vine a acompañar a un familiar exiliado", y "quería confirmar si los blandengues pestañean".
Visto los guarismos registrados, es lógico que el mandatario de nombre indígena aproveche la oportunidad de pasar a la historia como el presidente que le dio un uso más masivo al recinto subartiguista. Así que a continuación, como aporte ciudadano, he aquí algunas ideas de qué se puede hacer con el Mausoleo en caso de que abandonen el lugar los restos del de nariz aguileña.
La primera opción es un lujo pipí cucú que nos podríamos dar como gran ciudad: poner unos coquetos gabinetes higiénicos con papel, jaboncitos, desodorizante, diarios y revistas para leer en el trono y conexión wifi. Todo gratis. Esto sin duda sería un éxito, visto la cantidad de gente que transita por ahí y no tiene un baño público al cual acudir. Además es una apuesta al turismo. Los visitantes de los cruceros -que llegan hasta ahí más o menos- se quedarían con una grata impresión de la calidad de vida de nuestra ciudad. Referido al turismo habría que atender la capacitación de los trabajadores del lugar y asegurarnos que estos dominen el portugués, el inglés y la pelota.
Tomando en cuenta el color amarronado y la visibilidad nula (con snorkel) que tiene el Río de la Plata, otra buena idea para el Mausoleo es llenarlo de agua, meterle unos cuantos corales, pececitos de colores, alguna estrella de mar, hipocampos, alguna planta, y abrir un centro de enseñanza de submarinismo tropical. Una linda atención sería darles pase libre a los turistas extra Mercosur y a los representantes de Botnia en el país.
Pero sin ninguna duda, puestos a considerar nuevos usos, hay que tomar muy en cuenta el que sin duda sería el más exitoso. Arrendar el Mausoleo a algún empresario de la noche para poner una discoteca con varias pistas y barras. Moderna, claro. Música electrónica, reggaeton y botellitas de agua. Un emprendimiento cuyo público podría estar conformado por visitantes de otras latitudes -y longitudes, porqué no- y oriundos de la tierra. Una mezcla de marineros, mochileros, multilocos, canosos de la tercera edad y algo de fauna local, que se las trae. Un estilo Ibiza pero un poco más prolijo.
Con visión de futuro, también se puede tapiar y conservar sin uso hasta que se construya en Montevideo un servicio de transporte subterráneo. Esa podría ser una buena estación de metro. Las escaleras son anchas y están coquetas. Solo falta el resto. Es meterle un poco de ganas y listo. Si se terminó la Torre Ejecutiva y se construyó la Gran Muralla China, está claro que no hay imposibles.
Y si no, se puede tirar encima algunas volquetas de escombros que anden en la vuelta y convertir el Mausoleo en un refugio antiaéreo. Cuando les ganemos a los brasileños, 2 a 1 y de atrás, la final del mundial 2014, lo vamos a necesitar.

lunes, 6 de julio de 2009

Mala memoria

Se despertó y vio en el dedo índice de su mano derecha un pedazo de lana verde. Era señal inconfundible de que tenía que acordarse de algo. O mejor dicho, no olvidarse. Se incorporó al borde de la cama y vio en su mano izquierda el anillo cambiado de dedo. Del anular la noche anterior se lo había pasado al índice zurdo. Indudablemente los dos índices le indicaban algo, pero no recordaba qué.
Semidormido se paró y se dispuso a caminar al baño a orinar. De pronto sintió mojado el pie izquierdo. Había pisado el latón de plástico violeta lleno de agua. Era otra señal que se solía poner por si de tan dormido no reparaba en el detalle de la lana y el anillo cambiado de dedo. Sin sacar el pie del latón pensó qué podría ser lo que tenía que recordar. Cero idea. Nada. Ni por asomo.
Encendió la luz de la habitación y miró a todos lados. Ninguna señal directa de lo que debía recordar. -¿Por qué no me pondré un papelito escrito con lo que tengo que hacer?-, se dijo en voz alta. Nadie lo escuchaba. Hombre soltero y solitario. Nadie podía ayudarlo a recordar esa mañana.
Caminó hasta la cocina mojando el piso cada vez que apoyaba un pie. Cuando apoyaba el otro, no. Llegó a la cafetera y se sirvió una taza llena de café frío. Entonces reparó en un post-it escrito con su propia letra: “¿Y pelotilla, todavía no te acordaste?” Se calentó consigo mismo; pero no con su yo de la mañana sino con el de la noche anterior. -¿Es una broma de borracho a sobrio o qué carajo?-, pensó.
Giró y volvió caminando al cuarto por si hallaba alguna pista que le ayudara a resolver el acertijo que él mismo se había preparado la noche previa. Fue hasta el cuarto mojando el piso cada vez que apoyaba un pie, con el cuidado de ir alternando las huellas mojadas con las que había dejado antes, para que pareciera que solo había ido hacia un lado pero con un pie mirando para atrás y otro para adelante. Se rió de su ocurrencia y escapó por unos segundos a la frustración de no saber qué cornos tenía que recordar.
Miró el reloj para ver la hora y no estaba donde siempre. Claro, en la otra muñeca. Otra señal. -¡Qué memoria de mierda!-, dijo mientras calculaba que una vez más iba a llegar tarde al trabajo. Apurado agarró algo de ropa y se dirigió al baño a ducharse. A los once minutos estaba saliendo de su casa camino a las ocho horas reglamentarias, más algunos cuartos de hora que siempre a desgano regalaba a sus patrones sin derecho a cobro extra.
La mañana transcurrió como en tantas oficinas: sin sobresaltos. Era lunes, así que un poco conversar con los compañeros de lo hecho el fin de semana, alguno que siempre cae con bizcochos, la crónica deportiva, un poquito de cine y trabajar de a ratos, para que después no digan. Pero igual recién es lunes de mañana, así que nada de estresarse.
De vez en cuando miraba el viejo Casio sumergible cambiado de muñeca, el anillo en dedo inapropiado y la lana verde hecha un nudo.
Cuando el reloj de pared indicó las 13:03, supo que era hora de alimentar el cuerpo. Se levantó de su escritorio dispuesto a almorzar y se dirigió a la heladera del trabajo. Al agarrar la manija vio la lanita verde aún atada. Sonrió y caliente consigo mismo se mordió el labio inferior, a la vez que se quitaba la lana, y mientras se ponía el anillo en el dedo correcto y el reloj pulsera en la muñeca correspondiente, dijo en voz alta: -¡Táper de mierda!-, y se vio la noche anterior cocinando unos ravioles de ricota y nuez con salsa caruso.

viernes, 3 de julio de 2009

Algunos apuntes sobre la teletransportación

Todo llega, dijo uno mientras esperaba un ómnibus nocturno. Ingenuo de él. Pero a grandes rasgos se puede decir que sí, que todo llega. La fecundación in vitro, la abolición formal de la esclavitud, el verano después del invierno, la justicia. Bueno, casi. Diría Tróccoli, la justicia llega pero tarde.
Así que un día llegarán el fin del petróleo, la fecundación extra uterina, los ómnibus nocturnos y la teletransportación*. Acá y ahora el tema es esto último. Eso que tanto ansiamos, la posibilidad de estar en Montevideo y cinco minutos después sacarse una foto en la muralla china –que no va a ser ningún mérito-, o poder evitar los buses interdepartamentales en hora pico para regresar a El Pinar después del laburo.
A primera vista cuando se invente la teletransportación estará muy bien, será positivo, pero todo tiene sus pros y sus contras. Empecemos por decir que deberá haber un aparato emisor y uno receptor, porque si no fuese necesario el receptor sería un gran problema. Todo el mundo apareciendo en la coordenada que se le cante, a cualquier hora, en cualquier estado. Demasiado relajo.
Una vez aclarado el punto anterior, hay que comenzar a evaluar. Lo primero a favor es que habrá cero accidentes de tránsito. Consecuencia posterior: los informativos serán más cortos, ha no ser que alarguen la tanda publicitaria.
No se necesitarán autos. Ventajas innumerables. Aunque se construya algún carril para bicicleta y queden algunas pequeñas calles destinadas a nostálgicos del precio de la nafta y los peajes, habrá mucha superficie disponible. Grandes espacios para plantar árboles frutales, por ejemplo. Creación de canchas de básquetbol (el piso está), fútbol (no vale tocar al rival de atrás) tenis en superficie rápida, rugby en superficie jodida. Se pueden desarrollar nuevas modalidades de carrera, como los 100 metros con baches, para lo cual contamos con infraestructura de primer nivel. Campeonato mundial de rayuela, con su variante rayuela maratón de 42 kilómetros, posta de rayuela, rayuela mixta y rayuela en dos panes (de hormigón).
También hay que pensar en lo que preocupa a las grandes masas: el fútbol, ocio y opio de los pueblos. La teletransportación vendría bien porque los jugadores compatriotas en sus ratos libres podrían irse aclimatando a la altura de La Paz.
En cuanto a la gente de a pie, está la posibilidad de trabajar durante el día en el Viejo Continente y acá reventar euros fresquitos durante el fin de semana. Lo mismo para evadir inviernos y días lluviosos. De suceder esto Jaime Roos debería retocar aquella canción que dice “el que se fue no es tan vivo, el que se fue no es tan gil”, que quedaría perimida por las fuerza de los hechos.
En un primer momento se puede comenzar transformando las paradas de ómnibus en teletransportadores de uso común, donde uno pueda seleccionar mediante un teclado la cabina receptora que desee del país, del planeta o de la Luna, que para entonces la tendremos como ahora son las termas, para ir en Turismo y algún fin de semana largo, con el uso agregado de poder festejar cumpleaños infantiles. En lugar de ir a un local con pelotero, se iría a superficie selenita, para que ahí se cansen los pendex flotando sin ley de gravedad. No será necesario contratar payasos; basta con atar a los gurises con una piola a una piedra y sentarse a tomar mate controlando que ninguno se desate.
Es sabido que con el tiempo toda tecnología llega a toda la sociedad gracias a un descenso pronunciado de su costo. Pasó con las videocaseteras, con los celulares y pasará con la teletransportación, así que luego habrá que considerar la existencia de aparatos domiciliarios y lo que es peor: los teletransportadores portátiles, con juegos, musiquita y la mar en coche. Eso va a ser un quilombo, pero con un poco de suerte no estaremos para tener que soportarlo.

*Teletransportación: sistema para transportarse instantáneamente de un sitio a otro, mediante la desintegración de las partículas que nos componen y el posterior rearmado en destino. En el diccionario lo más cercano es televenta, así que no se gaste buscando ayuda.

miércoles, 1 de julio de 2009

Renuncio

Mi capitán: renuncio. Perdón si en esta misiva no cumplo con las normas estilísticas que debe tener la carta de renuncia de un blandengue, pero es que como nunca renuncié no se como se hace.
Espero sepa comprender mi decisión. Me siento raro. No voy a hacer como otros que se fueron diciendo que les había salido una mejor oferta laboral y ahora juegan truco de seis en el Vilardebó. No. Yo le soy honesto. No me lo banco más. Le enumero.
Primero que nada está lo insalubre del trabajo. Lo más obvio, las mal llamadas “blancas palomitas”: los escolares. No falla. Uno los ve venir y es un eterno déjà vu*. ¡Blandengue, blandengue! ¿Por qué no te movés? ¡Ahhh, está en penitencia! ¿Blandengue, sabés con quién está tu mujer ahora? Y siempre el o la infaltable que acumula saliva y se comporta cual guanaco. Después están las muchachas de falda corta que pasan para la City y uno ahí, durito, inocuo*.
Segundo punto: no se nos permite ningún entretenimiento. La única vez que quise escuchar un partido de fútbol (bajito, no molestaba a nadie) me comí cinco días de arresto.
Tercero: la vista es una mierda. Siempre igual. El que iba a ser Palacio de Justicia recién lo empezaron a hacer después de décadas y lo veo de refilón. La Puerta de la Ciudadela la están arreglando y me queda de espalda.
Cuarto: Debo confesarle que no sigo su consejo de memorizar la Guía Alfabética. Me resultaba muy aburrido. Así que fui autodidacta en eso. Arranqué con la Tabla de Logaritmos de Coppeti, pero era bastante al pedo. Me dediqué entonces a memorizar recetas de cocina, chistes verdes, los colmos, las capitales de Asia y África, los elementos de la Tabla Periódica con sus valencias***, ayer pasé por tu casa, trabalenguas y hasta las tablas. La más jodida era la del ocho. Siempre dudaba en siete por ocho, así que empecé con formaciones rebuscadas del balompié nativo: Escuelita de Manga del ‘88, Mar de Fondo cuando jugaba en la Extra, Sud América campeón invicto del ‘94. Ahora estaba con cuadros de la Liga Universitaria.
Quinto: las pesadillas recurrentes. La más común es que estoy trabajando en una fecha patria y cuando vienen a poner la ofrenda floral me arrebato y comienzo a bailar el caminante lunar de Michael “el amigo de los niños” Jackson. En otra me veo espantando escolares con mi escopeta, que dispara garrapiñada, pero luego el forense dice que por las marcas que deja son perdigones fijo.
Sexto: Cuando me voy del Mausoleo me subo al ómnibus en la parada donde se hace trasbordo y siempre viajo parado. Yo, justo yo, que por falta de práctica no va a ser, pero la verdad me gustaría descansar un poco. El otro día me acomodé en un asiento que había libre y en la siguiente parada subió una embarazada. Como todos se hacían los dormidos ella me miraba inescrupulosamente, así que tuve que pararme y darle el asiento maternal. Igual aproveché y le dije cuatro cosas, porque después su hijo seguro va a ser un guachito escupe blandengue al que el padre le festejará la gracia cuando lo cuente en casa.
Séptimo: Y todo por unos pesos locos, sin extras ni propinas. Los mozos ganan poco pero tienen propina. Mientras que las estatuas vivientes, hacen un trabajo más light en el que les garpan cuando se mueven. ¿Dónde se vio eso? ¿Sabía que hay varios ex bomberos trabajando de estatuas? Ex blandengues pensará usted. No, carajo. Ex bomberos. Pregunte si no me cree. Hay ex bomberos, extranjeros y también algún narco local venido a menos dedicado al menudeo. Posta. Y no está tan mal.
A veces me digo (mentalmente para evitar el arresto) que necesito un cambio, a lo que mi otro yo responde: “cámbiese pero solo por Angres”. Lo peor es que no entiendo qué me quise decir.
La última novedad es que por momentos escucho a las cenizas de Artigas que me hablan. El otro día me contaban que él no tenía caballo blanco, que ese era Napoleón. Después que le dijera al Maestro Tabárez que cite al Canario García, que el prócer le prometió que si se tatuaba lo iban a llamar siempre.
En fin jefe, que lo dejo. En invierno chupo frío como un condenado. En verano el sol me parte al medio. El viento fuerte de la plaza va dos veces que me hace rodar escalera abajo. Cuando llueve el agua viene de frente. Paso. Paso, blandengue, paso. ¿Capta la ironía? Me piro, vampiro. Arrivederci. Ahora le toca a otro.

(*) Déjà vu: Paramnesia: alteración de la memoria por la que el sujeto cree recordar situaciones que no han ocurrido. Es la sensación esa de “esto ya lo vi/viví”. Vg: los capítulos del Chavo del Ocho o la justificación cuando suben la nafta.
(**) Inocuo: que no hace daño. Vg: Lassie atado.
(***) Valencias: déjà vu con eco de la ciudad española de nombre similar. Vg: los Madrides.