domingo, 26 de diciembre de 2010

El misterio de la sidra barata

Una duda asiste. ¿Por qué la sidra es tan barata? ¿Cuál es el motivo de que todo suba y la sidra siga ahí, estoicamente resistiendo el alza de los precios? ¿A qué se debe que sea tan o más barata que el agua? ¿Acaso una sidra no conlleva un proceso de producción que debería encarecer el producto? ¿Los consejos de salarios no alcanzan a los trabajadores del sector? ¿Hay algo que no sabemos detrás de esa bebida?
Mucha gente se pregunta a qué se debe el bajo costo de este brebaje espirituoso tan consumido cuando llega fin de año. No es para menos. Es como el tema de los transgénicos. Uno ya no sabe qué está metiendo en su cuerpo. Uno se siente rehén de una cadena de producción y consumo de la cual es el eslabón más débil: el amigo que nunca dice que no, el borrachín de las fiestas.
La sidra está siempre, pero especialmente por estas épocas de calor. Tímidamente sale la primera alguna tarde de octubre o noviembre. Luego la periodicidad va en aumento hasta pasar de ser un producto ocasional a convertirse en un infaltable integrante de la dieta durante la última quincena de diciembre e incluso más. Todo porque se consigue a buena temperatura e igual precio. Aunque además, es justo reconocerlo, tomarse una sidra con estos calores tiene un no se qué que no sé. Es así. Al menos una sidra a esta altura del año hay que bajarse. Especialmente de tarde con los amigos en la rambla. Y durante esas ingestas compartidas cada tanto surge la misma interrogante: ¿por qué la sidra es tan barata?
A falta de respuestas precisas o calificadas, a falta de Internet y el libro gordo de Petete, he aquí algunas opiniones recabadas: “No sé. ¿Preguntás en serio? Mmmm…. Debe ser porque la manzana se pudre casi sola y no hay mucho proceso. Por el envase de plástico. ¿En serio vale tan poco? Te debe hacer mierda todo. ¿Por el envase, no? No es muy costoso. Porque se hace para tirar en el Mercado del Puerto, no para tomar. Debe ser barata producirla. ¡La sidra es barata porque es una porquería! ¡Es manzana podrida! Porque la botella es de plástico. No tomo sidra. Eso no es sidra. Debe ser todo saborizantes, conservantes y cosas así. ¿Qué dejás para el Ananá Fizz entonces?”.
Resumiendo. Conclusiones, ninguna. Solo pistas; a las que habría que sumar la propia etimología de la palabra. Sidra viene del hebreo sekat: “bebida embriagadora”. O sea que pega. Y si está fresquita, tanto mejor.
A todo esto hay que agregar el dato certero de que el consumo crece. El año pasado en la República Oriental se bebieron (bebimos) más de 10 millones de litro de sidra, casi toda nacional, más que nada en botella de plástico de litro y medio. Sin Noche de las Luces, lo que no es poco. Y este año que no hay, se prevé más botellita verde por la calle.
Así que sea como sea, como hace tiempo lo dijo Tabaré Rivero para la posteridad: “brindemos por el futuro, con sándwiches de pan duro y sidra La Gijonesa”. O con alguna otra, que la variedad es grande, el precio es chico y la calidad dudosa. ¡Salud!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Autoentrevista en un ídem

¿Qué está haciendo?
Escribiendo y respondiendo.

Chocolate por la noticia.
Tu vieja en tanga.

También es la suya.
Ya sé. Chocolate por la noticia, belinún.

¿Por qué se pone grosero?
No me gustan las autoentrevistas.

¿Entonces por qué accedió a la nota?
Por compromiso.

La podemos dejar por acá, si prefiere.
No. Ya que estamos vamos a seguir. Cancelé una cantidad de actividades para hacer esta nota.

¿Por ejemplo?
Había quedado para jugar al metro con unos amigos atrás de las Canteras, siempre y cuando no lloviera. Es muy divertido. Jugamos con una pelota Cubilla desinflada y championes con tapones de metal. Y está más que claro que no vale usar tobilleras ni subirse las medias.

¿Y si llovía?
Íbamos a jugar al metro con unos amigos atrás de las Canteras.

¿Dónde está la diferencia?
Estos son otros amigos. Unos son del barrio, los otros del liceo.

Ah.
¿Es todo?

Claro que no. Quería preguntarle qué opina sobre lo que escribe. Por ejemplo, ¿le gusta esto que está haciendo ahora?
Peeeeeroooooooo… Of course.

¿No siente que está robando un poquito la plata?
¡Mire quién habla!

Yo al menos me preparé para venir a hacer esta nota. Además alquilé el auto de mi bolsillo.
Pero el que maneja soy yo.

Es que todavía no me dieron la libreta. Con esto de los paros de Adeom me atrasaron la fecha del examen, pero antes de fin de año la estreno.
Muy bien. Podríamos ir a tomar algo entonces. Conozco un lugar…

Cuando conduzco no bebo.
¡Ahhh bueno…! Somos pocos y nos conocemos. ¿A papá mono con bananas verdes?

En serio.
Y yo me chupo el dedo.

Se dice que no sólo.
Si hay que ponerse reo nos ponemos reos. Ningún problema. ¿Sabés cómo le dicen a tu hermana?

Más respeto que también es la suya.
Cierto.

Doble en la próxima hacia la derecha.
Eso es una orden, no una pregunta. Vamos a no perder los papeles, por favor. Está bien que haya accedido a dar la nota, manejar el auto y dirigirnos a un lupanar, pero nada de ponerse en plan estrella.

Perdón, no fue mi intención.
Así me gusta. ¿Para qué lo mandaron a la escuela pública sus padres? ¿Para que salga así de mal educado y boca sucia? No, señor. Lo mandaron a escuela pública porque era lo que se usaba entonces y por aquello de donde no hay no hay y para qué buscar.

Y a mucho orgullo.
Si lo viera su maestra Margarita… Pensar que le tenía fe para las matemáticas y usted terminó haciendo estas huevadas. ¡Qué desperdicio de inversión vareliana!

Bueno… Usted piense que cuando hice la escuela eran años difíciles… Sobre todo tercero.
Uhhhh. La tabla del ocho. Qué porquería más grande. ¿Y hacer cesta ballesta para pegarle al predicado? Por no hablar de diferenciar cuál era el Daymán y cuál el Queguay.

¿Y memorizarse toda la frontera con Brasil desde el Cuareim al Chuy con límites contestados incluidos?
¡Fffuuuuaaaa! A mí se me daba más recordar la frontera con Argentina.

Éramos dos.
¡Qué chispa!

Son gajos de la pelota.
Bue.

¿Algo más que quiera decir?
No. Creo que está todo dicho. ¿No le parece?

No estoy seguro, pero de todas formas tiene que quedar espacio para el dibujito, así que mejor vamos dejando por acá.
¿Por dónde?

Ahí atrás de la volqueta está bien.
Ok.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Pipi in the tree

Es una clara muestra de simbiosis entre mundo animal y vegetal. Más exacto aún, entre hombre y árbol cuando ambos viven en comunidad compartiendo un mismo espacio. Así que vayamos sin demoras al meollo del asunto.
Por un lado tenemos pobres hombres con la vejiga a punto de reventar. Por otro lado tenemos pobres y enormes árboles casi acogotados, con una ínfima superficieo de tierra alrededor rodeada de cemento, baldosas, paredes y pavimento. Hombres con excedente y árboles necesitados de vitalidad.
Ocasionalmente se puede ver esto en cualquier arteria de la ciudad. Esa particular situación en la que ambos -árbol y hombre- se complementan. El ser vegetal es sostén y reparo. El ser humano, nutriente y compañía. Esto último siempre y cuando uno le cuente algún chiste o anécdota mientras tanto, ya que es sabido por todos que hablarle a las plantas les hace bien. Las hojitas salen más verdes y dicharacheras.
Entonces: ¿si ambos se benefician, dónde está el problema? Extrañamente el único inconveniente se origina en uno de los miembros incluidos en el asunto. En cierta estrechez mental de parte de la sociedad que reprueba algo tan natural y provechoso como que uno orine en un árbol cuando tiene la panza hinchada.
Porque ahora resulta que la juventud se está acostumbrando a mear los contenedores de basura y dejar un olor nauseabundo en el lugar, seguramente despreciando algún plátano cercano que lo espera presto de ramas abiertas para recibir esos nutientes que tanto bien le hacen.
Es tiempo de sincerarnos y dejar atrás la hipocresía. Tiempo de noches largas, calorcito, cerveza, sidra y ananá fizz. Hay que decirlo con todas las letras: abcdefghijklmnñopqrstuvWxyz... No hay nada más agradable que mear junto a un árbol. Además es beneficioso. El regocijo es compartido. Es más, en estos tiempos de tanto reducir, reutilizar, reciclar y desarrollo sostenible, deberían existir campañas de bien público para terminar con semejante derroche de nutrientes.
Claro que alguno se preguntará qué pasa en el caso de las féminas. Pues igual. Convengamos que no es exactamente el mismo espectáculo, pero en pro de la igualdad de género podemos saltearnos la parte estética del asunto. Sólo es cuestión de acostumbrarse.
Eso sí. Una cosa es pipí y otra popó. Tiempo requieren las cosas y aceptar que la gente decore de heces el arbolado público ya es too much*. La sociedad pacata todavía no está preparada para tanta simbiosis entre seres vivos ni para tanta vanguardia cultural. Porque también se lo puede ver así. Una imitación de caquita made in la Casa de los Chascos en la oficina vaya y pase. Incluso un sorullo d a de veras en algún museo de arte moderno, se acepta. Pero nada de andar nutriendo gratuitamente los árboles de la ciudad. Eso no. Ni por asomo. Esa batalla cultural queda para más adelante. Para el futuro no inmediato. Más lejos. Como para cuando baje el recibo de la UTE y ANTEL, por ejemplo.

(*) Too much: mucho, demasiado. Vg: ¡No te aguanto! ¡Que el Goyo diga que es demócrata es too much!

domingo, 12 de diciembre de 2010

El nuevo Éxodo Oriental

Vamos a organizarnos. Relajo pero con orden, tal cual suele decirse de vez en cuando. Desde hace algunos días sabemos cómo empieza esta historia. Igual que las últimas veces, enfrentando a los bolivianos en el Estadio. Así que vamos a organizarnos para lo que vendrá después.
Hay algo que tiene que estar claro desde el principio, sobre todo para los que van a vestir la gloriosa casaca celeste. Bajo ningún concepto nos puede pasar lo de Argentina '78, que faltamos a la cita mundialista del vecino país luego de haber sido eliminados en un grupo que era una papita. Sí. Nos dejaron afuera Bolivia y Venezuela. Pero ni siquiera los de ahora, que son cuadros bastante más presentables. ¡No! ¡Los de 1978! ¡Suerte que uno no tiene memoria de aquel instante de vergüenza futbolística nacional! Con Dinamarca y lo que vino después es más que suficiente.
Pero volviendo al presente, entonces, los jugadores tienen que saber desde el primer match eliminatorio que no podemos faltar a Brasil 2014. Lo exige la historia. La camiseta. El cuarto puesto. Pero sobre todo lo exigen las ganas locas de ir de fiesta al vecino país en un momento histórico (para el fútbol) donde correrán ríos de caipiriña.
Así que descontando que clasificamos sobrados varias fechas antes -no en vano somos la cuarta potencia del fútbol actual-, no está mal que organicemos un poco la cuestión. Seamos previsores al menos por una vez. Es preferible no dejar todo para último momento y que después esto sea una desbandada, un atropello fronterizo al mejor estilo malón indígena cinematográfico.
Porque si bien ahora alguno puede hacerse el coso y decir que no, está claro que cuando nos llegue la fiebre mundialista nadie va a querer quedarse de este lado del Chuy. Así que orden. Quien es capaz de comprar un televisor LCD al influjo de publicidades espantosas, seguro que como mínimo va a EGA de rodillas en búsqueda de un pasaje con entrada incluida al primer partido.
Si ya en el Mundial de Sudáfrica varios organismos públicos alegaron diversas razones para poder pegar el faltazo correspondiente y que cada empleado observara los partidos de Uruguay cómodamente instalado en su hogar, ¿qué podemos esperar de Brasil 2014?
Porque no es cosa de que arranquemos todos a la voz de aura. Eso es imposible. ¿Quién le va a dar de comer a los peces? ¿Quién va a regar las plantas? ¿Quién se va a encargar de que diariamente funcionen los servicios esenciales? ¿Quién va a juntar la basura? ¿Quién va a jugarle a las tres cifras? ¿Quién va a ir a gastar a los shopping?
Está claro también que no nos vamos a ir todo el mes que dure el torneo, porque para eso hay que tener un considerable poder de ahorro, ser bien hippie valicero o disponer de mucha plusvalía a favor. Pero una semanita, una escapada de tres o cuatro días a la ciudad que nos toque, un bus de alquiler ida y vuelta con entrada a un partido y cachorro quenchi incluido no nos lo quita nadie.
También es bueno definir qué avivadas no corren. Venta de rifa, nones. Más multas de tránsito, no vale. Ni tampoco que los de Arquitectura digan que justo ese año quieren ir a Brasil a ver las obras de Niemeyer, que no van nunca.
Cada uno con su chanchita y listo. Nada de manguear al prójimo, que de eso, entre el Estado y las empresas que hacen publicidad difrazada de beneficiencia con plata ajena ya tenemos suficiente.
Otro punto. La licencia en julio de 2014. ¿A quién le corresponde? ¿Al empleado más veterano? ¿Al que va más a la cancha? ¿Al que siempre se clava trabajando en verano? ¿Al que siempre organiza el Amigo Invisible? ¿Al más genuflexo? ¿A quién?
Son todos temas que debemos ir tratando como sociedad. Vayan estos sencillos renglones como puntapié inicial de un tema fundacional en nuestra historia como nación: el próximo éxodo oriental.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Inciensos made in Uruguay

Un grupo inversor procedente de India planea instalar en Uruguay una planta de producción de inciensos. El costo de la misma será 5 millones de dólares. Dará empleo a un centenar de compatriotas. Estará destinada a atender la demanda de toda América Latina.

Una empresa india filial de Tata instalará una fábrica de inciensos en el país. El objetivo es abastecer al creciente mercado latinoamericano de estas varitas olorosas, que son utilizadas con fines religiosos, terapéuticos, aromatizantes o simple acondicionamiento para levante artero. En 2009 Latinoamérica demandó 713.422.189 palitos de incienso según datos aportados por la Cámara de Vendedores de Inciensos del Uruguay. Al precio local de a peso por palito -trasladado a dólares- son más de 20 millones al año de la moneda estadounidense.
El lanzamiento de la marca será simultáneo en varios países de la región. Además de aromas tradicionales como pachuli, sándalo, rosa, pino y lavanda, la empresa tiene previsto fabricar diversas variedades especialmente elaboradas para los diferentes públicos locales.
A manera de ejemplo se dieron a conocer un par de nuevas variedades. En Chile se lanzará un incienso llamado Tufo de Mina, que recreará el olor generado por los conocidos 33 mineros durante su larga estadía en la mina de San José, cerca de Copiapó. Mientras tanto en Brasil saldrá el Desprendimento de Morro, que recreará el aroma del humus removido luego de una lluvia torrencial, sumado a todo lo que suele llevarse consigo (ladrillos, gente, etcétera). Por su parte en Bolivia saldrá uno más sensual -Cruceña en celo- y en Venezuela uno de tinte más oficialista -sobaco bolivariano-.
En el caso uruguayo entre los novedosos inciensos que se lanzarán al mercado están el de Asado de tira, Asado del Pepe (una variante estirada del anterior), Molleja con limón, Torta frita (con y sin azúcar), Ámsterdam carbonera, Banana con dulce de leche, Mburucuyá con queso, Garrapiñada, Jazmín & bosta, y dos veraniegos: Canícula en Cutcsa y Bronceador de Pocitos.
A su vez la firma prometer estar al alpiste en cuanto a cambios que se vayan dando en el gusto olfativo de la clientela, para así poder atender nuevas demandas. En este rubro no descartan preparar en el futuro cercano un incienso con el nombre Botnia País Natural para vender en las ciudades de Fray Bentos y Gualeguaychú. Otro que podría venirse en breve es el incienso de soja transgénica.
Todavía no está definido el lugar donde será instalada la planta. Probablemente sea en alguna de las manzanas del malogrado Plan Fénix, para aprovechar la bolada y contrarrestar un poco de tufillo que desprende Fripur. Sin embargo no se descarta que pueda surgir un acuerdo con alguna intendencia del Interior a cambio de una buena propuesta. Por ejemplo, el ofrecimiento de cierta cantidad de matrículas gratis, una zona franca, chivitos canadienses a mitad de precio y pases bonificados a los quilombos de la localidad en cuestión.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Juego de cocina

-Veo veo.
-¿Qué vez?
-Si digo veo es ahora.
-Ah. Vamos de nuevo.
-Veo veo.
-¿Qué ves?
-Una cosa que empieza con be y termina con a.
-Banderín de Sud América.
-No.
-Batidora.
-No.
-Balanza.
-No.
-Berenjena.
-No.
-Botella vieja de leche llena de agua fría.
-Tampoco.
-No sé. No visualizo nada que pueda ser. Dame alguna pista.
-Mmmmm. Le gusta mucho a Burgos, Navarro Montoya y Amedio.
-Berenjena al horno con muzzarella.
-No.
-Otra pista.
-Es amarilla con vivos negros.
-Ahhhhhh... Banana.
-Muy bien, Mabel. Ahora vos.
-Ok. Veo veo.
-¿Qué vez? Perdón. ¿Qué ves?
-Una cosa que empieza con ce y termina con e.
-Camiseta de Welcome.
-No.
-Cucaracha flotando en la lata de aceite usado para freir papas noisette.
-Tampoco.
-Cuchara sucia de dulce de leche.
-No. Te doy una pista. Es verde.
-Chiste.
-¡Qué malo fue eso!
-Ciboulette.
-Muy bien, Mabel. Embocaste, así que te toca.
-Dale. Preparate que va a ser difícil.
-¡Si vos decís!
-Acá voy. Veo veo.
-¿Qué ves?
-Una cosa que empieza con hache y termina con a.
-Heladera.
-Nopo.
-Hornalla.
-Nones.
-Hoja Tabaré rallada, doblada y utilizada por la pequeña niña Mariana hoy de mañana.
-Frío.
-Heladera.
-No. Además ya lo dijiste.
-¿Alguna pista?
-Es blanca.
-Harina del Molino Santa Rosa.
-No. Frío.
-Helado de vainilla. Helado de crema. Helado de frutilla. Helado de frambuesa.
-No es ningún helado.
-Hamburguesa en pan de pita con mucha mayonesa.
-No. Está a la vista. Muy cerca tuyo.
-Horno microonda.
-¡Esooooooooooo! ¿Viste que podías? Bien Mabel, bien.
-Costó pero salió. Estaba desconcentrada. Me había quedado pensando en que tengo que cambiar una hornalla.
-Es tu turno.
-Veo veo.
-¿Qué ves?
-Una cosa que empieza con te y termina con ese.
-Tomates.
-No.
-Tenedores.
-No, no.
-Tazas.
-Tres veces no. Es en singular, te paso el dato.
-¿En singular?
-Bueno, mas o menos. Es singular sí, pero termina en plural.
-Ahhhhhhh. Torre de los Homenajes.
-¡Qué hija de puta! ¿Cómo te diste cuenta?
-Soy buena para el Veo Veo, Mabel. Andate enterando.
-¡Qué sorulla!
-Es que desde tu cocina tenés terrible vista. Inspiradora, para ser sincera.
-Por eso me divierte tanto este juego.
-¿Una vez más?
-No sé. No sé.
-¡No seas oligarca puta!
-Bueno, dale.
-Veo veo.
-¿Qué ves?
-A Mabel re-chupada.
-Chocolate por la noticia.
-Mermelada por la pavada.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Bicentenario

Algo está mal. No hay que ser historiador ni matemático para saber que Uruguay festejó el Centenario en 1930. Casualmente para la ocasión se construyó un conocido estadio con ese mismo nombre y que albergó el primer Mundial de Fútbol. Y un libro muy lindo. Y monedas conmemorativas. Y más cosas incluso.
O sea que si las cuentas no fallan el bicentenario debería caer en el aún lejano año 2030. Pero tá. Culo veo, culo quiero. Es lo que tiene dejarse llevar por la corriente. Como otros festejan bicentenarios allá vamos nosotros. A nuestra manera, claro. Atadito con alambre. Medio al tún tún. A la que te criaste.
Para empezar arrancamos un poco tarde. Eso sí, ya tenemos nuestra Comisión del Bicentenario del Uruguay creada de apuro por el Parlamento. Faltaba más. Bueno, en realidad no faltaba tanto, porque dicha comisión tiene como objetivo organizar actividades conmemorativas en el período 2010-2015.
Considerando la fecha capaz que se podría haber empezado antes, porque lo que se dice un tsunami, un terremoto o incluso una llamada telefónica puede ser que te tome un poco de sorpresa, pero el bicentenario de la patria como que cierto tiempo antes se sabe cuando cae. Se lo ve venir. Pero tá.
Como nos agarró así de sopetón, entre resaca mundialista y debate del Presupuesto Nacional, la idea es empezar en el 2011, que será el año de celebración del bicentenario del proceso de nuestra emancipación. Tomá pa' vos y tu tía Gregoria Pérez. Y entonces ahí fiestonga hasta el 2015 y después habrá que meter el freno de mano, visto que todavía no éramos tan tan independientes.
Es importante resaltar que las celebraciones contemplarán diversas actividades. Por ejemplo proyectos artísticos y culturales ( en una de esas a Emil Montgomery y Agarrate Catalina les pinta un currito), concursos y premios nacionales (algo con las ceibalitas sale de cajón) y también competencias deportivas (la Liguilla del Bicentenario no es mala idea). Aunque tampoco deberíamos olvidarnos de batir algún récord Guinness (como humilde sugerencia podríamos hacer el pericón más grande del mundo con todos los niños de Sexto Año en una fiesta colectiva de fin de cursos).
Al culminar el año '15 nos tomamos un descansito y volvemos con las pilas recargadas en el quinquenio 2025-2030. En ese lustro le damos de punta y hacha de cara al Mundial del 2030, que celebraremos con nuestros hermanos argentinos, teniendo clara la máxima "juntos pero no revueltos", pues como bien dijo el filósofo: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Lo importante es que este bicentenario sea algo bien nuestro, como el carnaval. Con estilo propio. Con la marca en el orillo. Porque seguramente nuestro bicentenario no será ni el primero, ni el mejor, ni el más divertido, ni el más recordado, pero sí será el más largo por lo menos y con eso nos anotamos un porotito. Ni hablar si le metemos desfile de Llamadas por la Interbalnearia como cierre oficial. Ahí queda pipí cucú.
Después habrá que ir pensando qué hacer para el tricentenario. Considerando que para el centenario celebramos la independencia uruguaya y en el bicentenario empezamos con la revolución de la independencia del Río de la Plata (2010-2015), capaz que para el tricentenario podemos englobar la emancipación de todo el subcontinente, desde que comenzamos a darnos con los gallegos hasta que se independizó la última de las guayanas. Aunque para eso hay tiempo. Si no nos dormimos. Pero tá.

jueves, 11 de noviembre de 2010

En qué andan II

He aquí una segunda edición de este espacio dedicado a recordar y contar qué es de la vida de algunas personas, sitios u objetos que gozaron de espacio en la agenda mediática y ahora están unos más y otros menos en el olvido o yendo en camino. A continuación, varios de ellos.

Bernal e Iroldi- Recuerdo borroso de la infancia. Jugaban a la paleta -pelota vasca y paleta española para los entendidos- y fueron campeones mundiales. Había un poster de Mundocolor con ellos vestidos a la usanza deportiva de entonces. Eran dos en uno, como Poxipol, Larbanois & Carrero y los Pimpinella. Tres posibles opciones de presente: están dando clases de paleta en algún club, son funcionarios municipales o están jubilados residiendo en una casa de la Costa de Oro.

El ECU- Perteneció a una época de divisas ya prácticamente olvidadas (esto no va por el pachequismo ni por la Unión Cívica). Antecesor del Euro hasta el primer día del último año del siglo pasado. Era moneda pero no era moneda. De su tiempo fueron otras célebres unidades monetarias muy volátiles, como el nuevo peso, el austral, el cruzado y el nuevo cruzado, sólo por citar algunos. Tiempos inflacionarios si los hubo.

Constanza- Era aquella niña que tocaba el piano en una publicidad de Canal 12. De nacionalidad argentina para más datos. La que le dio manija fue una tía uruguaya. Al tiempo las dos se rajaron para el otro lado del río. Desaparecida en acción. Amiga de Caperucita. Años más tarde supo volver a reverdecer laureles y manotear los últimos dólares que pudo.

Frontera Rivera Chico- Casi cadáver. Camiseta roja y vivos amarillos, para el que no se acuerda. Producto de la fusión del Frontera y el Rivera Chico en 1973, éste fue el primer equipo del Interior que logró llegar a Primera División por méritos deportivos, allá por 1999. Tenía a Ruben Paz, gran jugador gran. Duró dos temporadas en Primera y después cayó como Torre Gemela. Actualmente milita en el fútbol amateur de la ciudad de los free shop.

El Tren de la Costa- ¡Hay que joderse! Resulta que uno escribe "Tren de la Costa" en Google y sale uno inaugurado en Argentina en 1995. Nos dormimos. Puro bla bla bla lo nuestro. Ahora habrá que pensar otro nombre para el tren que arranque de Montevideo hacia el Este, con parada segura en el futuro Estadio de Peñarol.

Caperucita Roja- La muy zorra sigue esperando al lobo y su famosa bolsa de caramelos. Según la prensa informada se volvió adicta a la pasta base luego de haber fracasado en su intento por arrastrarle el ala al capitán Diego Lugano.

Plan Fénix- Otro proyecto que nos descansamos al santo cuete y nos ganaron de mano con el nombre. Una chimenea de ladrillo y poco más. Ahora los chilenos tienen la exclusividad de buena parte del término por culpa de los 33 mineros masones y su capsulita salvadora.

Ultratón- Aspiradora botona robachupetes con brazos truchos que intentaba asemejarse a un aparato o ser extraterrestre. Castradora de expresiones soeces que tan simpáticas suenan en bocas infantiles. Nefasto invento de Cacho de la Cruz en los años '70. Se ve que no era de buen metal porque no llegó a durar tanto como su creador, que todavía sigue currando con lo mismo. Seguramente adentro estaba el enano Fermín. Ahora ya no.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

"Es el sueño del pibe hecho realidad"

-Treinta y cuatro. -Treinta y cuatro de mano-, respondió emocionado Martín Robaina y se le humedecieron los ojos. Minutos después, cuando su rostro estaba casi sucumbiendo en el mar de micrófonos que lo rodeaba, tuvo palabras de aliento para sus rivales y agradecimiento a su familia que siempre lo apoyó. Antes ya se había fundido en un sentido abrazo con su compañero Marcelo Visca. La emoción invadía la sala de conferencias y erizaba la piel. Los primeros campeones mundiales de Truco estaban comenzando a disfrutar de su reinado.
Al día siguiente, asediado por un grupo de grouppies asiáticas del Truco que querían entre otras cosas sacarse una foto con él (se parecen bastante a las del carnaval montevideano, aunque tienen ojos rasgados y menos delantera), Robaina atendió gentilmente al enviado especial de este medio al primer Campeonato Mundial de Truco, desarrollado en Dubai (Emiratos Árabes Unidos).
No en vano hace tiempo que los petrodólares se llevan a lo mejores jugadores a su liga profesional. Los mismos petrodólares que resultaron determinantes para ganar la lucha por la organización del primer torneo internacional, derrotando así a la otra posible sede, la localidad floridense de Fray Marcos.

No han pasado 24 horas desde que terminó el campeonato. ¿Qué siente?
Una alegría tremebunda. Es el sueño del pibe hecho realidad. Siempre quise ser el mejor en lo que más me gustaba y finalmente se me dio. Mi viejita quería que fuera bailarín de ballet, pero a mí siempre me tiró más el diseño del lomo de las Tatú y mentir en el envite. Soy Campeón Mundial de Truco y que me quiten lo bailado.

¿Lo dice por el partido contra los argentinos?
No. Si ellos no piensan que el bastillo es la carta más grande, que se manejen. Eso les pasa por no leer el reglamento.

¿Qué significó vencer a la pareja japonesa en la final, más que nada por la gran diferencia obtenida?
Tuvimos la conocida suerte de campeón y también mentimos de lo lindo. Les reviré un envido con cuatro y se achicaron. Además su cultura no les permite hacer paquete, o sea que estaban servidos en bandeja. Para ser claros, se lo dejamos como el sol de su bandera.

¿Y el partido contra los locales?
Raro. Nunca había visto jugar al truco de turbante. En la liga no es así, además somos casi todos extranjeros. Me parece que no se entendían todas las señas, pero tá. Encima el brasileño nacionalizado se iba de boca a cada rato. Lo que sí, ver al otro con la cimitarra al cinto asustaba un poco.

¿Un momento especial que recuerde del torneo?
Cuando me dieron la llave del Rolls Royce.

¿Algún otro?
Cuando abrí la puerta y vi que adentro había una odalisca en edad de merecer.

Ahora a disfrutar del triunfo.
Sí. Voy a pasar unas merecidas vacaciones con mi familia y después vuelvo acá, donde tengo que defender al título obtenido el año pasado con el Oasis Truco's Team.

¿Algún saludo que quiera dejar?
Sí. En primer lugar a mi familia y a los amigos. Luego a la clase política uruguaya, mi fuente de inspiración.

¿Recuerda su primer mazo de cartas?
Sí. Me vinieron en la bolsa de sorpresitas del cumpleaños de una compañera de jardinera. Tendría 4 ó 5 años. Eran de esas chiquitas. Tamaño mini. Las llevaba a la escuela en el bolsillo y practicaba hacer paquetes. En el recreo siempre jugaba con alguno por la merienda. Me la rebuscaba, digamos. Comía variado. Lo que hoy se dice una dieta equilibrada.

¿Un consejo que recuerde de su infancia?
Mi vieja siempre me decía: "Así no vas a llegar a nada, mi pastorcito". Sin embargo mirá lo que son las cosas. El gil del pastorcito mentiroso: en Rolls Royce y con odalisca.

viernes, 29 de octubre de 2010

En qué andan

Había una vez una serie de cosas de las que ya no se habla. A partir de este hecho incontrastable, he aquí un repaso por la situación actual de algunas personas, lugares u objetos que en otro tiempo dieron para mucha cháchara y ahora están distantes del debate público. Exactamente nada, es lo que se sabe en el presente de este selecto grupo de sucesos, sitios y personas. Nada. Res de res, diría un catalán (siempre y cuando esté hablando en catalán). Nada de nada.
Por eso en una página tan servicial como es esta –dicho por su propio autor-, va tras este párrafo de presentación una reseña. Allí se actualiza información sobre algunas cosas que hoy están en el olvido, a pesar de que en otros tiempos ocuparon amplios espacios en la prensa local e internacional.


El triángulo de las Bermudas- Un fiasco. Se terminó la Guerra Fría y chau pinela. Nunca más se habló del temible triángulo de las Bermudas. Nos quedamos con las ganas de saber bien cómo era la historia. Si eran extraterrestres, la Atlántida perdida o algún submarino nazi que quedó medio sin saber para dónde arrancar. De todas formas no hay que desesperar, en cualquier momento Hollywood se manda un refrito de los suyos.

El agua de Querétaro- Curro que duró poco, pero del que varios deben haber sacado provecho vendiendo botellitas descartables de medio litro con liquido vital de dudosa procedencia. Si Coca Cola llegó a vender agua de canilla embotellada, quién les puede reclamar algo a estos emprendedores particulares de antaño. Incluso se sabe de gente que viajó desde acá (sí, en serio, desde Uruguay) a México en busca de esa agua supuestamente milagrosa y curativa. Como ya decía Schubert Pérez por entonces: ¡Así está el mundo, amigos!

Coquito Rodríguez- Perdido sin aviso. Si alguien sabe algo que pegue el grito. La última vez que se lo vio fue entrenando en Los Aromos hace una punta de años. Era un jugador de fútbol morocho, flaquito, delantero, veloz, frágil, grácil y aurinegro para más datos. Años ´80 por si alguien no lo tiene registrado.

Los disquetes de 5 ¼- Según estimaciones de organismos internacionales especializados en la materia, a esta altura de la vida todos los disquetes de 5 ¼ deben estar destruidos. Se estima que el último en ir a parar a un tarro de basura corrió dicha suerte, si puede decirse así, en el primer lustro de este siglo. La única esperanza de ver uno es que aparezca perdido en alguna mudanza al mover un ropero o similar. Otra posibilidad es que la zona de gangas tecnológicas en las ferias de Tristán Narvaja o Piedras Blancas.

El dulce de leche casero- Lejos. Muy lejos. Demasiado lejos. Hiper atrás en el tiempo quedó el dulce de leche casero con su chuño característico. Qué tiempos aquellos de tevé blanco y negro y rodajas de pan casero con dulce de leche de igual tipo. Snif Snif. ¡La pucha, viejo! Que Puglia lo tenga en la gloria. Amén.

Omar Freire- En ocasiones se lo ve deambular por la avenida 18 de julio, o sea que está vivo. Es sabido que ha renunciado a la carrera política, sino le harían alguna nota de vez en cuando. Manifestaron fuentes cercanas al tocayo del narigón tomamate maragato más conocido, que su alejamiento de la política se debió a la falta de interés que demostró la ciudadanía ante su gran proyecto: el Movimiento de Liberación Masculina en general y en particular su propuesto Servicio Sexual Obligatorio. A Susana Gimenez le había resultado interesante, al punto que ahora se dedica a levantar de este lado del río.

La bandera de los Treinta y Tres Orientales- El misterio ha sido develado hace años por un grupo de investigadores encabezado por los hermanos Musso, pero nadie se convence. Los que se la hurtaron en primera instancia siguen diciendo que después se la afanaron los milicos en Buenos Aires y los militares dicen que no y que todavía la deben tener ellos que son terribles verseros. Como sea, igual ahora los famosos 33 son mineros y no orientales precisamente.

El primer ganador de Gran Hermano- Y el segundo y la turra aquella y el que tuvo sus 5 minutos de fama por ser familiar de otro vejiga de esos y todo un lote de gentes así. Nadie se acuerda mucho de su cara ni de su nombre, pero curraron de lo lindo por un tiempo. ¡Qué mundo generoso! ¡Por favor! Pensar que la mayoría se gana el pan laburando. Cosas que pasan, decía una viejo en Carmelo mientras observaba el tránsito de los camiones cargados de madera para Botnia.

Julio Ribas- Dirigiendo a Deportivo Maldonado en Segunda División. En serio.

sábado, 23 de octubre de 2010

Variedades de gil

Giles hay muchos. Al respecto no hay grandes discusiones. Eso sí, no todos son iguales. Del jili original con que los gitanos españoles llamaban a quien era ingenuo, se pasó al castellanizado gil, seguramente por culpa y asociación de algún portador de dicho apellido justo merecedor del jili gitano. Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente y los giles se han reproducido como peces en dicho líquido. Así surgió una amplia variedad, cada uno con sus características, que aquí pasamos a categorizar.

Gil de estopa: una tela de porquería la estopa, burda como ella sola. O la pelusa, o algo por el estilo. Sea como sea, el gil de estopa es un gil de mala calidad, un ser para ignorar olímpicamente en el mejor de los casos. Un verdadero tontuelo sin levante, que no sirve ni para completar un partido de fútbol 5 cuando falta un player. Puede ingresar al campo de juego, pero no aportará nada.

Gil de cuarta: De cuarta categoría, se sobreentiende. O sea que podría perfectamente no tener vida que nadie lo va a extrañar. Para dimensionar de forma certera qué tan gil es un gil de cuarta, piense en el campeonato de básquetbol vernáculo. Muchos equipos de Primera juegan poquito, en Segunda el listón está bastante bajo y en Tercera basta como ejemplo que compite con buen suceso un bisoño team llamado Romis Nelimar, que es una empresa de algo. Imagínese el equivalente a ser de cuarta, que actualmente ni siquiera existe . Si lo logra felicitaciones, porque no es papa.

Gil a cuadros: Se lo diferencia fácilmente por su vestimenta. Suele usar camisa escocesa. En caso de ser mujer, también puede lucir pollera ídem. Se reproduce en verano. Es gracioso a la vista, aunque suele ponerse denso en el diálogo mano a mano cuando el tema le resulta interesante.

Gil de miga: Es el más simpático e inofensivo de todos los giles. Puede caer bien incluso. Probablemente un gil de miga desconozca su pertenencia a este colectivo. Un cero a la izquierda, pero no jode, excepto cuando habla de fútbol después de un clásico y se suma a las burlas del equipo ganador del cual simpatiza pero no va a la cancha desde hace un par de años, lo que le quita todo tipo de autoridad moral para referirse al asunto.

Gil de cuarzo: Este es más el moderno de todos. Seguramente no se refiera a la piedra sino a las estufas o a los relojes de cuarzo, que son una porquería en cualquiera de los dos casos. Según el gordo Google no existe -con o sin comillas- pero de algún lado resuena en la sesera. Capaz que es el eco lejano de algún injusto epíteto recibido en la tierna infancia, vaya uno a saber, hay giles para todo.

Giles varios: Por último hay una serie de giles que son simplemente derivaciones del gil absoluto. Entre ellos se cuentan expresiones como gilastro, gilastrún, gilito, Gilberto y jilguero. A estos hay que sumar el superlativo “rey de los giles” que suele ser pronunciado enfáticamente debido a méritos propios del destinatario.

lunes, 18 de octubre de 2010

Bien lejos

Adelantándose al debate público que tímidamente comenzó tiempo atrás y con más fuerza se dará en un futuro no tan lejano, la prestigiosa consultora Equipos Trufi realizó una encuesta entre los uruguayos sobre la posible ubicación de una central nuclear en nuestro país.
Aunque no está para nada definido si finalmente Uruguay entrará a formar parte del grupo de países generadores de energía atómica, en el remoto caso de que así ocurra hay una cuestión básica que no es para nada secundaria: ¿dónde? Porque si la ciudadanía decide tener este tipo de energía es obvio que en algún lugar del territorio nacional tendrá que instalarse la planta respectiva.
Atendiendo a la suposición -incluso ministerial- de que nadie quiere tener cerca de su domicilio sitios tales como una cárcel, un hogar del INAU para menores infractores, la futura cancha de Peñarol, una casa de instalación et reparación de alarmas para autos, Fripur o una boca de venta de pasta base (exceptuando los consumidores), la empresa Equipos Trufi interrogó a una muestra estadísticamente representativa de la población local sobre cuál sería la posible ubicación de la primera central nuclear uruguaya.
La encuesta constó de tres preguntas: 1- ¿En qué sitio del país ubicaría una planta de energía atómica? 2- ¿Cuál sería la distancia menor a la que aceptaría vivir de dicha planta? 3- ¿Aceptaría que instalaran una central nuclear en su ciudad o en los alrededores?
Para la primera pregunta las dos respuestas mayoritarias son -con matices- bastante coincidentes: un 38% respondió "lo más lejos posible"y otro 32% dijo "bien pero bien lejos". Después hubo un sorpresivo y a la vez considerable 15% que saliéndose del mapa nacional respondió "en Buenos Aires quedaría precioso". Las restantes opiniones se dividieron entre algunos lugares concretos. Entre estos los más citados fueron: Artigas, Bella Unión, el Chuy, la isla Martín García, Punta del Este, el Parque Central y el Palacio Peñarol.
Ante la consulta de cuál sería la menor distancia a la que aceptaría que la instalaran con respecto al domicilio propio, extrañamente la respuesta mayoritaria coincidió con la pregunta inicial: 84% afirmó que "lo más lejos posible". Muy relegadas quedaron respuestas como "un poco más lejos que los que zafaron de Chernóbil" ( 12%), "a 5.000.000 de cuadras, brasileras de ser posible" (3,7%), y "como de acá allá" (0,3%).
En relación a la tercera y última interrogante -¿Aceptaría que instalaran la planta en su ciudad o en los alrededores?-, el 93% respondió de forma negativa utilizando distintas variantes (no, ni loco, ni en pedo, ni ayrton, de ninguna manera, ni que me lo pida Natalia Oreiro de rodillas). El 6% manifestó que "de algo hay que morirse" y el restante 1% respondió "si es en el Parque Central no me quema, perdón, no me molesta".

sábado, 2 de octubre de 2010

Total oscuridá

Pintó apagón. Pará. Voy a cambiar la times new roman por otra letra más simpática. Listo. Sí. Apagón mismo, como en los viejos tiempos. Y los apagones son como la lluvia: te hacen empezar a filosofar o embolarte al máximo. Uno comienza a pensar sobre cómo sería el mundo sin electricidad, algo así como el fin de la civilización tal como la conocemos y le dan unos chuchos de emoción incontenible. ¡Si habrán pasado generaciones que se quedaron con las ganas de ver el fin del mundo!... y uno acá, dándose el lujo de desaprovecharlo. Porque puede ser el fin del mundo. ¿Quién puede negarlo? Tal vez los rusos comunistas... No, eso era antes. El panameño Noriega... No. ¡Cómo lo atendieron a ese! Capaz que Saddam Hussein con sus armas de destrucción masiva... Tampoco. Ya es fiambre. Pensar que prometía el pibe... Parece mentira cómo pasa el tiempo. En fin. En una de esas es el colapso previsto del mundo actual. Se terminó el petróleo, más eso de los transgénicos, lo de la soja, Botnia, la mortandad de los peces, el deshielo de los polos, los pingüinos empetrolados, el no pago de la deuda externa, el revoltoso de Chávez que se juntó con el otro iraní, el diluvio universal segunda edición... ¡Vaya uno a saber! La cuestión es que el mundo está llegando a su fin y uno fiel testigo para contarlo. Pavada de privilegio. Apagón mundial. Explotan todos los reactores nucleares. Se rompen los embalses de las represas. Sale campeón El Tanque Sisley. El fin del mundo, en pocas palabras. Todo el planeta a oscuras. La gente encanutándose latas de conversas, caña brasileña, ticholos y matándose a piacere. Defensor que hace 9 goles en un torneo internacional. Baja el precio del boleto y del kilo de carne picada, hay frutillas baratas todo el año y cosas por el estilo así de raras e infrecuentes.
Aunque capaz que es un simple apagón, en un par de horas se termina y el lunes toca ir a trabajar de nuevo, en punto, empezar la dieta que entró la primavera, soportar el ómnibus atestado de gente justo ahora que arranca de nuevo el calorcito. Y si es un apagón más, uno de tantos, uno de mierda, mejor ubicar la vela más cercana y dejarla bien paradita en la primera tapa de bollón que esté a mano. Y si es un apagón de morondanga, es ser como un poquito ciego y un poquito aventurero, además de bastante mala liga, porque ahora apagones lo que se dice apagones hay poco y nada, pero tá, a alguien le tiene que tocar y en esta lotería que es la vida, esta tómbola de ausencia temporal de energía eléctrica, pintó redoblona, aunque en una de esas quién te dice y es el fin del mundo mismo, que sin duda algún día va a tocar y mejor verlo a que te lo cuenten, como todo. O casi todo digamos, sin entrar en detalles. Mejor ver caer las primeras bombas, el saqueo de tiendas en búsqueda de productos de primera necesidad como ser pan con UB40, galletitas lulú, teléfonos celulares tribanda, televisores de plasma o plasma -como se diga-, o mp4 que eso sí que es un gran invento.
Sea como sea, mejor prender esa vela blanca larga y sin estrenar que uno creía haber comprado absolutamente al santo botón y sentarse a esperar a ver qué pasa, que no anda el microondas ni el devedé así que se complica para cocinar algo, el teléfono inalámbrico está inutilizado tanto para llamar al delivery de la pizzería como para comunicarse con alguien para saber dónde cayó la primera bomba, además internet no está utilizable, uno está desinformado, desconectado. Decí que por suerte hay una caja de fósforos a mano y si no es el fin del mundo le pega en el palo, porque se largó a llover y no queda claro si son gotas grandes, langostas bíblicas o explotó el colector.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Cada vez hay más categorías

Ser limpio o ensuciar poco ya no alcanza. Primero hubo que separar el plástico. Luego las botellas de vidrio, el papel y las latas. Después tuvimos el período de las bolsas de leche, que hasta había que lavarlas. Luego vino el tema de las pilas, que ahora resulta que hay que usar recargables, aunque parece que contaminan más que las otras o sea que son menos pero más dañinas. También están las lámparas de bajo consumo, que son un avance pero en cualquier momento pasan a la historia. Llegados a este punto, permitámonos hacer un renglón de silencio en homenaje a nuestro querido SUN, que reciente legislación envió hace no tanto al más absoluto ostracismo, o sea que es una especie de Artigas en Paraguay, una eminencia que sus contemporáneos no supimos valorar debidamente pero en el futuro la sociedad falta de valores lo rescatará del olvido para sustituir las ramitas que hay alrededor del escudo patrio por un par de sunes entrecruzados.

Tras un respetuoso renglón de silencio volvamos al tema. Ocurre que cuanto más se separa la basura, más pior*. No ya porque resulte más complicado y requiera más dedicación y espacio, sino que cuanto más se segmenta los desperdicios más dudas surgen. No es una simple cuestión de aprender algo nuevo, es que cuanto uno más recicla más dudas tiene.
Porque ahora resulta que no todos los plásticos son iguales, o sea que no van todos juntos. Lo mismo con las botellas de vidrio o los papeles. Y el aceite doméstico. Ahora dicen que hay que rejuntarlo en una botella de plástico.
El asunto es: cada vez hay más categorías. Uno ya no sabe dónde va cada cosa. Por ejemplo: ¿En dónde se tira lo que se le raspa a una tostada que se pasó de tiempo en la hornalla por tener la vejiga más llena de lo previsto? ¿De no querer guardar el aceite en una botella descartable de dos litros, es mejor tirarlo en algún caño en particular, en las plantas del fondo o en la cabeza del vecinito rompequinotos**? ¿En caso de borrachera o anorexia es mejor chivar en la pileta o en el guáter? ¿Un moco recién sacado va con la basura común o con los desechos orgánicos? ¿Se puede hacer compost con los restos de las uñas recién cortadas? ¿Las hojas de esta revista se reciclan junto a la tapa o no? ¡Porque no vamos a comparar un gramaje con otro, por favor! ¿Dónde van las papeletas rosadas que sobraron de las últimas elecciones? ¿En el culo de quién?
Saliendo tangencialmente de tema, hay que reconocer como grandes precursores a los que muchos años atrás se dedicaban a separar el papel metálico de los garotos o de las tabletas de chocolate. Pero eso más que conciencia ecológica era una demostración de habilidad, como jugar bien al tiki taka o armar dos caras del cubo mágico.
En aquellos años separar enterito -sin ninguna rotura- el papel de un bombón contrabandeado era algo de consideración, mientras que hacer lo mismo con el envoltorio de una tableta de chocolate era todo un destaque, una capacidad admirable (como la alarma de 1811).
Pero tá. Basta de nostalgiar que el 24 del ocho pasó hace poco y no es cuestión de andar reviviendo muertos. Mejor que descansen hasta que sea de estricta necesidad. La cuestión es que reciclar es todo un desafío. Eso sí, mejor ni pensar en averiguar qué sucede con lo que uno se mata clasificando. Es mejor convivir con la duda. Ya lo dijo Felipe Cardoso: ojos que no ven, pelotudo que recicla.

(*) Pior: equivalente a peor. O sea que "más pior" es igual a "más peor", con la diferencia que la primera respeta el habla coloquial. ¿Para qué vamos a mentirnos, verdá?
(**) Rompequinotos: no está en el diccionario de la Real Academia, pero sí hay otra expresión parecida que puede resultar equivalente: rompehuevos. Al fin y al cabo uno tiende a pensar que esta página es hasta menos soez que la prestigiosa RAE.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Análisis

El frasquito cuesta doce pesos, que no los vale, pero es lo que te cobran en la farmacia de la esquina. Encima uno se va pensando si el efectivo en monedas que acaba de abonar constará ante la DGI o va al bolsillo del farmacéutico en cuestión sin más trámite, por lo cual se retira del comercio con la sensación de que le timaron dos pesos.
Dicen que lo que se paga es que está esterilizado, porque básicamente es un frasquito de morondanga en una bolsita de nailon. Esterilizado significa, en este caso, que nada extraño puede mezclarse con el líquido excrementicio proveniente de los riñones, así que el propietario del mismo y de su contenido debe hacerse responsable de lo que marque el análisis en cuestión, excepto el típico caso de cuando uno es deportista y el resultado detecta cualquier sustancia drogona tipo maruja o merca, donde la costumbre indica que hay que hacerse el gil a la máxima potencia salvo contadas pero valientes excepciones, felicitaciones a ellos.
Para el tamaño que tiene, el recipiente plástico cuesta lo que un táper de la mejor calidad, lo que da ganas de pedir su devolución después de tener el resultado del examen. Si bien no es lo suficientemente grande como para llevar un almuerzo al laburo, su dimensión es ideal para guardar alguna mayonesa con morrón picado, por ejemplo, el chimichurri para el asado o unas castañas de cajú para picar de vez en cuando menos dan ganas de meterlo en el microondas para ver si aguanta la toma.
Aunque hay que reconocer que si bien no deja de ser un frasco de tantos, tiene su porte, es simpático y lindo cual vasito barato de copetín. Hecho que a uno lo inspira y le genera incertidumbre, ganas de dejarse de cuentos y probar la dichosa orinoterapia, para ver si eso funca algo o es chamullo de la más baja calaña.
En una de esas capaz que de puro prejuicioso uno está dejando pasar la oportunidad de beneficiarse de una novedosa cura, la puerta de acceso al óptimo estado de bienestar, pues si se piensa bien el asunto, si tiene el color del whisky tan malo no puede ser. Al menos está claro que no te mata y como dicen algunos lo que no mata te fortalece, o sea que si en lugar de madrugar para ir al consultorio a entregar el frasquito, me quedo en casa y desayuno pichí en una de esas salgo ganando y me ahorro la plata de dos boletos o de uno de dos horas si la cosa es rápida. Por no decir que también podría ahorrar los doce pesos del frasquito que se deben abonar en la farmacia de la esquina, ganar en salud, e incluso ahorrar algo de agua, por lo menos un vasito a la mañana, otro de tarde y otro antes de acostarse, cuando no una jarra de cerveza de medio litro, según como venga funcionando la cosa y las ganas que haiga.
Así que tá. Mejor desactivo el despertador, me dejo de ayuno y cosas raras y arranco mañana mismo con la ingesta de agüita amarilla, en este vasito tan lindo, que lo que no te mata te fortalece y que si las cosas pasan por algo será, sino que lo diga el ghanés aquel que reventó al pelota contra el palo.

sábado, 11 de septiembre de 2010

El problemita de las alarmas

Varios lectores se comunicaron con este prestigioso medio mediante cartas manuscritas a mano para manifestar su molestia respecto a las alarmas de automóviles que suenan durante horas sin que aparezca el o la propietario o propietaria del vehículo sonante. Todas las misivas -de distinta extensión y tenor verbal, en especial esto último- reflexionan sobre una misma interrogante: ¿Cómo hay que actuar ante tal situación?
Para no dejar sin respuesta a nuestros amables lectores, consultamos expertos en la materia y catedráticos varios de índole diversa. Luego de esta ardua tarea logramos reunir y elaborar cierta información que pasamos a puntualizar, esperando que la misma sirva para evacuar la interrogante principal.

1- Lo primero a tener claro es que se trata de un caso clarísimo de contaminación sonora. El vecino tiene todo el derecho del mundo a denunciar el desagradable suceso a las autoridades competentes. Si éstas no acuden en su defensa -o sea si el vecino queda en situación vulnerable ante una molesta afrenta de fin indefinido- el mismo se transforma en legítimo poseedor del derecho a represalia.

2- Está más que demostrado que nadie le da pelota a la alarma de un auto cuando suena. O sea, que si usted tiene auto ni se gaste en prenderla y si la prende hágase cargo sin chistar de las consecuencias que esto genere.

3- En caso que usted sea el propietario del auto y decide encender la alarma, no se aleje a una distancia donde no pueda escucharla. Tenga presente que si se activa y empieza a sonar usted nunca se enterará. Esto signica que puede ser objeto de justificadas acciones de parte de los vecinos que sí la escuchan durante un buen rato; y capaz -esto es agravante que no admite contemplaciones- a horas impropias. Además no tiene derecho a discutir el concepto de la expresión "horas impropias" porque ahí solo cuenta la acertada opinión del damnificado.

4- Hemos llegado al punto central del asunto, que es también el más discutible. Hemos llegado, estimado lector, al momento de la represalia. La respuesta al estímulo. La devolución justificada de la molestia causada. El que las hace las paga, coinciden las diversas fuentes consultadas. El punto en discusión es el precio.
Básicamente, según lo investigado, la respuesta debe ser equivalente al daño producido. Esto varía según la psiquis del damnificado, la hora de la contaminación sonora y la duración de la misma. Muy a nuestro pesar hemos intentado hallar una respuesta certera, concreta y precisa, pero resultó imposible.

5- En cuanto al punto anterior, hay quienes sostienen que lo mejor es dejar una nota en el parabrisas del auto en cuestión para que su dueño sepa la gran molestia que causó y tome conciencia de cara al futuro. Hay otros que optan por vaciar una bolsa de basura en el parabrisas delantero. Están los que desinflan una rueda para desinflar su rabia a la par tanto como les sea posible. Incluso los hay más radicales, que opinan que el no permitir dormir de madrugada se paga con un espejo menos o un rayoncito en la puerta del conductor, para que este recuerde periódicamente su error, humano pero error al fin.
Queda claro que llegados al momento de la respuesta-reprimienda-recordatorio, nos metemos en un tema que excede la capacidad de esta página. Hay opiniones diferentes, divergentes, incluso casi opuestas. Nuestro consejo es que antes de actuar piense lo que hace, sea el que pone la alarma o el que la padece, pero especialmente si es el primero.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Maldita costumbre

Uno piensa que no le va a llegar. Nunca. Mucho menos siendo joven. Pero se equivoca como de acá a China. Al menos uno y alguno que otro.
Seguramente haya síntomas previos que no se sabe reconocer. Eso no está muy claro. Capaz que un presagio es hacer lista de compras para ir al almacén, no recordar en qué línea de ómnibus se está viajando, olvidarse el táper de la comida en la heladera de casa, para saber la edad propia tener que restar el año de nacimiento al actual (prestando especial atención a si ya sopló las velitas en el corriente), o desayunar leyendo el catálogo de una cadena de supermercados que no tiene ningún local en varios barrios a la redonda.
Como en todo, siempre hay una primera vez. El día primigenio. Ahí está el puntapié inicial. Por ejemplo, en esa ocasión puede ser movido por simple y mundana curiosidad. Sí. Para ver lo que hay. Una especie de voyeur* metiche que desea enterarse qué dice, cómo, si son muchos, si hay más hombres o mujeres.
También puede ser por morbo, buscando algún conocido al azar (si puede ser un reverendo hache de pé mucho mejor). O por el regocijo interior de saber que uno no está ahí. Incluso puede ser por error, en un intento de distraerse con algo de cultura, básquetbol, turf, el pronóstico meteorológico o un horóscopo trucho.
Después de ese momento iniciático suele no haber marcha atrás. Ni desearse, admitámoslo. Ahí recién está empezando a gestarse ese hábito que para otros es una maldita costumbre.
Con el pasar del tiempo, sean días, meses o años, la maldita costumbre se termina integrando a la persona. Uno se siente vivo, para qué negarlo, es obvio. Lo más importante es que uno nunca podrá verse a sí mismo, aunque convengamos que estaría por demás interesante. Sobre todo para ver quiénes se molestan en aportar un peso a la causa o le tienen cierta estima.
Además, uno aprende. Se alecciona para cuando le toque hacerlo. Siempre es bueno ir sabiendo de antemano; por si las moscas, literalmente.
También se aprende sobre el país propio. Se puede ver si somos más descendientes de españoles o de italianos. Si hay muchos judios y armenios. Estimar minorías. Por no hablar de los nombres raros, esas joyas que hacen tan particular al paisito, o de la gente que es más conocida por su apodo que por el nombre impreso en la cédula de identidad.
Todos los días un nombre nuevo, un apellido con terminación italiana nunca oído, una combinación estrafalaria casi nefasta. Saber si el tipo era de familia numerosa o tenía una carrera profesional destacada. Ver si se fue en la paz del señor o si le muy ateo dejó bien clarito que nada de cruces indeseadas junto a su nombre.
El asunto es sencillo. Hay una primera vez, luego una segunda, una tercera y muchas más. Hasta que sin darse cuenta, al tiempo, uno percibe que tiene un hábito, una maldita costumbre, aunque sarna con gusto no pica. Incluso tampoco está de más darle una vichadita por las dudas, no sea que le toque turno a algún conocido, uno se entere demasiado tarde y se quede sin pasar a saludar un rato o mandar un sms.
Es verdad que en sus inicios resulta una costumbre extraña, pero termina siendo casi un vicio. Y como todo vicio no es fácil de erradicar. Mucho menos si no molesta a nadie. Hábito raro, puede ser, ¿pero quién le quita a uno la satisfacción de lo leído? Experto en fiambres. Máster en finados. Doctor en esquelas. Todo, por la sana y maldita costumbre de leer la página de avisos fúnebres del diario. Las necrológicas, como dicen los entendidos.

(*) Voyeur: Individuo al que le gusta husmear donde no lo llaman, especialmente si se trata de situaciones íntimas ajenas. Vg: ¡Voyeur hijo de puta, dejá de mirar por la cerradura que nadie te dio vela en este entierro!

jueves, 2 de septiembre de 2010

Tormenta de ideas

Un buzón. El obelisco. Un segundo buzón más moderno, tipo plasma o lcd, que esos se venden como churro. Otro de los tantos obeliscos que hay (el de Las Piedras está en la mano, pero tampoco hay que descartar el de Buenos Aires). Un video con los goles celestes del reciente Mundial Sudáfrica 2010. La filmación de un OVNI con forma de bolsa de nylon en el cielo montevideano.
Un mapa para llegar al tesoro de las Masilotti. El tesoro de las Masilotti mismo. Un palco VIP en el futuro estadio de Peñarol con todos los chiches incluídos (con whisky importado, se sobrentiende). El puente Colonia-Buenos Aires, con o sin peajes. La filmación original de la autopia de un extraterrestre made in Roswell. Un yogur de frutilla vencido cualquier 30 de febrero. Un abono mensual para el Tren Fantasma o para los Barquitos Chocadores. La quinta pata del gato. También la sexta si se da la oportunidad. Y la séptima, llegado el caso.
Dos metros de cadena Andebu. Medio kilo de clavos doblados. Un contenedor de martillos de tres golpes. Una bolsa de clavos para vidrio. Curitas sabor bacalao. Una mac hamburguesa de anteayer. Una docena de teclados y mouses de segunda mano comprados en la populosa feria de Piedras Blancas. Un reloj rolex adquirido en la turística localidad paraguaya de Ciudad del Este. El barquito de papel del soldadito de plomo, autografiado por el soldadito en cuestión. Un cargamento de madera sin pata.
Un manual de entrenamiento actualizado para los Fusileros Navales. Una docena de lanchas para Misiones de Paz. Vales de combustible a precio módico. Un pagaré por algún que otro pesito de la ONU. Una grúa cabrestante. Otra grúa. Otra grúa. Un banco de pruebas para motores. Otro banco de pruebas para motores. Un camión con grúa hidráulica. Un cheque para cobrar en alguna sucursal bancaria de un shopping.
La punta de un iceberg. Una careta. Varias caretas. Una carátula nueva. Varias carátulas nuevas. Un pasaporte trucho. Varios pasaportes truchos. Alguna que otra cara de póquer. La última edición del Gallito Luis para buscar laburo como sereno o guardavida. La Guía de Páginas Amarillas para conseguir un buen abogado.
Ante todo lo importante es que no sea por falta de ideas. Todo lo antedicho son varias sugerencias de lo que se le puede vender a la Armada Nacional, dicho esto con el mayor de los respetos pero también con cierto afán de lucro, para qué negarlo, que después los que saben y saben van por ahí afirmando que la iniciativa privada es lo que hace progresar al mundo y quién les quita lo bailado.
Un gran negocio, o un "negoción" -por qué no decirlo así-, puede estar esperándolo ahí nomás, a la vuelta de la esquina. Quietito. Manso. Y usted sonseando frente al televisor siguiendo la nueva moda de las telenovelas chilenas o los culos de turno allende el río. ¡Piense un poco, valor! ¡Titán! ¡Fiera! Téngase fe. Estese alerta. Agudize los sentidos. Dele a su capocha la cafeína suficiente para ver si se inspira.
Sólo hay que disponer de alguna buena ganga; pegarle en el clavo con una oferta apetecible para la clientela potencial que parecería ya está armada hace tiempo... Y dar con el precio, claro.

domingo, 29 de agosto de 2010

Cucarachas picantes y cosas por el estilo

Las cuentas no cierran. Si todos comieran tanta carne como nosotros el planeta estaría en el horno. En comparación con otros alimentos, cada kilo de carne requiere mucho forraje y genera mucha emisión de dióxido de carbono. Así lo entiende la empresa Croqui Croqui y de ahí viene su novedosa aparición en el mercado local. Una apuesta brava, que su presidente Efraín López reafirma diciendo: "no nos podemos quedar papando moscas al pedo, sin hacer nada con eso".
Atentos a la opinión cada vez más mayoritaria de que los seres humanos debemos diversificar nuestra dieta, Croqui Croqui plantea implantar en nuestro país algo que hace el 80 por ciento de la humanidad, según datos recientes de la ONU: comer insectos.
La propuesta es lanzar una nueva línea de alimentos basada en insectos presentes en nuestro territorio, o sea en la actual República Oriental del Uruguay, otrora conocida como Banda Oriental, Provincia Cisplatina, Estado Oriental o Culo del Mundo.
Según estimó López, estará en las gondolas de los supermercados locales a fines de setiembre. "Con el lanzamiento de Croqui Croqui, nos proponemos incorporar los insectos a la dieta uruguaya", contó López en exclusiva. Para esto se prevé lanzar en las próximas semanas una honerosa campaña en diversos medios, que se traducirá en una fuerte presencia en televisión, prensa escrita, radio, publicidad estática del Parque Fossa e imitadores de Fosforito por las calles flechadas hacia el Norte (o sea de la Rambla hacia 18 de Julio).
El nombre de la empresa -Croqui Croqui- da una clara idea de por dónde se piensa atacar al mercado local. Según López, "teniendo en cuenta la experiencia de otros países latinoamericanos y asiáticos, donde el consumo de insectos es bastante habitual, pretendemos comenzar desarrollando una línea de productos alimenticios basados en insectos crocantes, tipo snack"*.
Su presentación sería en pequeño formato. En un principio se distribuirá como obsequio junto a otros snack y productos aperitivos. Por ejemplo, con la compra de una bolsa de maní se regala un paquetito con cucarachas fritas picantes al ají. O junto a una lata de hongos al escabeche, un envase con hormigas saltadas con coco rebosado en aceite de oliva.
La variedad será amplia. Algunos ejemplos son: arañas pollito fritas, gusanos inflados sabor roquefort, lombrices a la vinagreta, libélulas saltadas en salsa de soja, escarabajos 1600, y grillo al penillo (le tienen una fe bárbara a la rima).
"Sabemos que hay una barrera grande a nivel gastronómico cultural, pero estamos dispuestos a dar la batalla para que la gente sepa que los insectos tienen muchas proteínas; que son un alimento tradicional en otros sitios y que van formar parte de la dieta de todos en el futuro cercano", comentó Efraín López.
La agencia publicitaria que se hará cargo de la campaña de difusión está considerando distintas posibilidades de quién lleve adelante la campaña. En principio hay un pre-acuerdo con el Sapo Ruperto, aunque falta cerrar la parte económica. De no tener buen fin las negociaciones, la campaña podría tener algunos deportistas como caras visibles. Uno sería el basquetbolista Juan "Sapo" Rovira, mientras que por el lado del fútbol estarán Gustavo "Grillo" Biscayzacú y el ya retirado Antonio "Hormiga" Alzamendi.
Una vez el mercado se haya acostumbrado a esta línea de productos, los directivos de Croqui Croqui tienen pensado lanzar variedades dulces. Entre estás ya hay varias definidas: garrapiñada de tábanos, chinches caramelizadas, pasas de cucaracha voladora gratinadas en chocolate y pororó de piojos selectamente escogidos.


(*) Snack: Todas las porquerías artificiales, sabrosas, saladas y perniciosas que suelen comerse los domingos al mediodía previo a la ingesta principal.

lunes, 16 de agosto de 2010

Diez razones por las que el lehmeyún se va a comer a la pizza en dos panes

Cada vez es más notorio el aumento del consumo de lehmeyún entre los orientales. Algo similar ya nos había pasado con las hamburguesas en los carritos y con el pororó en los cines. Así que no es de extrañar que dentro de un tiempo el lehmeyún supere a la pizza entre la preferencia de los connacionales. Tal vez ese sea su siguiente paso, luego de dejar de ser una comida exótica y convertirse en un producto casi infaltable en bares y piringuindines varios. He aquí 10 razones que avalan este cambio.

1- Tiene carne. En esto no hay pizza que se le comparé, por más buena que esté la salsa. Al uruguayo le gusta la carne. Punto y pelota. Además también se le puede poner muzzarella.

2- Masa fina y crocante. La masa del lehmeyún puede ser más o menos gruesa, pero nunca va a suceder con ella lo que pasa con algunas pizzas y fainás que se pueden degustar por ahí. Es imposible que a uno le toque un lehmeyún tan odioso como un fainá grueso sacado de mitad del tacho, cuando uno gil como siempre se olvida pedir de orillo.

3- Picante y con limón. Para los muchos que gustan de cosas picantes o echarle limón a todo, el lehmeyún es una bendición que se agradece con una devoción cuasi religiosa.

4- Bajo precio. En materia de precios al consumidor compite de igual a igual -diría Omar Gutiérrez- con la pizza, el fainá, el chorizo al pan y la hamburguesa con dos sabores. El rico lehmeyún está al alcance de la clase media uruguaya, lo que no es poca cosa.

5- Aceptación popular. La gente los pide cada vez más. Ante esto, no hay con qué darle. Al paladar del pueblo le gusta este plato de procedencia armenia. No se puede decir lo mismo de otros productos extranjeros que no cuajaron en el gusto nacional, como ser los malvaviscos, la Tab, el sushi, el vino con sandía, el refuerzo de tortilla de papa o la polenta con pajarito.

6*- Se puede acompañar con casi cualquier bebida. Lo más común suele ser con cerveza, refresco o vino tinto, pero también se lo puede degustar con agua (en sus variantes con y sin gas), jugos frutales, leche achocolatada, caipirinha y licor de huevo. Es más, con un leve roceado de vodka más un chupito de tequila queda de maravilla.

7- Fast food**. Sale tan o más rápido que el más veloz de los platos o comidas que se pueda pedir en cualquier sitio. Esto no es menor, sabido que en algunos lugares los mozos suelen tardar un buen rato en volver con lo solicitado.

8- Viene congelado. Otro puntazo. Lo que viene congelado y se come por obra de un simple calentamiento en el microondas le saca varios cuerpos de ventaja a cualquier otro alimento.

9- Apoyo colectivo. No hay que ignorar que el lehmeyún cuenta con grandes capitales que aportan para su notable inserción en el mercado gastronómico local. Entre estos se cuentan los hermanos Rupenián, el deté Sergio Markarián y el recordado lateral papal Murad Dejellatián.

10- La pizza en dos panes tiene que ser horrible.

(*) 6: Lindo número el seis. Es el que usaba Paolo Montero en una época. Además tiene forma de muchas cosas, aunque esto depende del 6 en cuestión. Puede ser el rulo de Clark Kent o los restos de un espiral matamoscas, por ejemplo.

(**) Fast food: Literalmente "Comida Rápida". Es similar a aquello de "comida al paso", aunque suele tener cierta connotación negativa, asociada a tratarse de un alimento insano. En el caso del lemehyún, habría que estudiarlo, así que por ahora está libre de pena.

domingo, 8 de agosto de 2010

La Barbie que faltaba

La primera muñeca Barbie apareció en 1959. Llevaba el nombre de Barbara Millicent Roberts. Luego vinieron muchas más. A medida que los tiempos cambiaban fueron apareciendo nuevas versiones. Con tez oscura, con ojos más rasgados, con otras proporciones físicas, rasgos caucásicos o africanos, por ejemplo.
Con el paso del tiempo las muñecas Barbie fueron cubriendo una amplia gama de posibilidades. Estaba la vestida de rosado y con zapatitos, estilo Cenicienta podría decirse. La primera había sido con malla negra y blanca. Luego las hubo con minifalda, vaquero, bikini, botas largas tipo Xuxa -o Nano Folle-, vestida de novia, bailarina de ballet o con vestimenta informal.
También fueron surgiendo Barbies con distintas ocupaciones. Desde la actriz hasta la veterinaria, pasando -entre muchas otras- por la astronauta, la humanista, la policía, la empresaria, la mucama, la guitarrista de rock y la ingeniera informática. Como aún no alcanzaba incluso aparecieron las ediciones especiales: plata, oro y platino (como los discos que amontona Jaime Roos en su casa).
Visto que sólo con Barbie no alcanzaba, ya en 1961 apareció Ken Carson, su novio buen mozo con pinta de estudiante universitario gringo de esos que salen en las series televisivas que emite nuestra venerable televisión nacional.
Ken fue el comienzo de un camino que señalaba la necesidad de ampliar la variedad tanto como el mercado demandara. Agrandar la familia fue parte de la estrategia comercial de la firma yanqui creadora de la muñeca más famosa del mundo.
Esto hizo que aparecieran varias hermanas de Barbie. La más chica es Krissy, una bebé. Luego le siguen Kelly (2 a 4 años), Tutti (8 añitos), Stacy (anda por los 9) y Skipper (que puede tener entre 12 y 18*).
Sabido es que siempre hay lugar para una novedad, mucho más si tenemos en cuenta cómo funciona esto de la mercadotecnia, la invención de necesidades y la venta en cómodas cuotas. Así que días atrás -consciente de que se viene el Día del Niño en el apetecible mercado uruguayo- la empresa paridora de la archiconocida muñeca lanzó en Nueva York su última versión: Barbie Traviesa.
La particularidad de esta muñeca es que representa un típico travesti esquinero, de esos que pueden verse en casi cualquier ciudad que se precie de tal. Por ahora sólo se sabe que la primera Barbie Traviesa vendrá vestida de minifalda negra y blusa roja escotada, un kit de pelucas intercambiables, algunos injertos de silicona y pronunciará diferentes frases dependiendo del lugar del cuerpo que se le presione.
Con este nuevo producto la empresa pretende ofrecer una muñeca que amplíe los compradores potenciales, puesto que puede ser obsequiada tanto a una niña como a un varón. Además va de la mano con los tiempos que corren: nada de discriminar minorías sexuales.
Se espera para los próximos días que arribe al puerto montevideano el primer contenedor de Barbie Traviesa. Para el lanzamiento en Uruguay se realizará un evento que tendrá como invitados especiales a Naná, Kanela, Abigail, Zulma Lobato y Ricky Martin. Los organizadores no descartan que a último momento confirme su arribo el futbolista portugués Cristiano Ronaldo.


(*) Por las dudas antes de comprar pregunte, no sea cosa que se mande "la gran Ribéry"**.
(**) Ribéry, Franck: futbolista del seleccionado francés que se hizo conocido mundialmente porque se olvidó de pedirle la cédula de identidad a una dama de compañía.

lunes, 2 de agosto de 2010

"Vine porque me llamaron"

Como siempre esta página tratando temas de actualidad y realizando grandes esfuerzos de producción. Hoy les traemos una nota que los va a dejar helados. Un personaje especialísimo. Un huraño que difícilmente da notas de prensa. Con ustedes y ustedas, la estación más fría del año.

Hola, señor Invierno. ¿Por qué no se va un poquito a la mierda?
¡Eeeepaa! Más respeto. Le doy una nota exclusiva y mire cómo me trata.

Perdón. No quiero que malinterprete mis palabras, ¿pero acaso no siente que está un poco de más por estos lares?
Yo vine porque me llamaron, así que arréglense entre ustedes.

¿Podría decirnos quién lo llamó?
Eso es secreto profesional. Las cuatro estaciones tenemos un código deontológico que nos impide revelar ese tipo de información, pero siendo un poco inteligente no es difícil suponer quiénes pueden tener ganas o necesidad de que yo ahora esté entre ustedes.

¿Las empresas de sopa crema, tal vez?
No puedo decir nada.

¿La mafia de la garrapiñada calentita la garrapiñada?
No me busque. Ya le dije que no puedo decir nada.

¿Va a todos los sitios donde lo llaman?
No. Muchas veces me han ofrecido para hacer de striper en alguna despedida de solteras, o para hacer publicidad de estufas a cuarzo, pero siempre me he negado. La verdad es que soy bastante conservador. Tengo una rutina que suelo respetarla casi a rajatabla. Últimamente, como los años me pesan, vengo un poco tarde, pero eso es muy de ustedes los uruguayos, o sea que calculo que no les molesta demasiado. Yo cumplo con lo mío, que es lo que importa.

Tenemos entendido que todo el año está de gira. Si no está acá, está en otro lado y siempre así. ¿Cuando descansa entonces?
Nunca me tomo todas las vacaciones juntas. Voy mechando. El veranillo de San Juan son unas pequeñas vacaciones que me tomo permito cada año. Es eso y alguna que otra escapada de fin de semana largo, pero como me gusta lo que hago no me quema la cabeza trabajar tanto.

¿Nunca le piden que traiga nieve?
Muy poco. Algún que otro gurí chico, pero sin el permiso de los padres no puedo, o sea que nunca me dejan.

¿Le gustaría?
Es complicado traer nieve hasta acá. Lo hice alguna vez como novelería, pero prefiero que no.

¿Qué le diría a quienes no lo quieren mucho?
Que se jodan. No puedo conformar a todos. Ya le dije. Si no quieren que venga más me avisan y no hay ningún problema. Pero después que no los quiero ver llorando por los rincones hablando mal del cambio climático, que inviernos eran los de antes y patatín patatán.

¿Le molestan las críticas?
No. Todos somos libres de opinar. A mí me llaman y vengo. Mientras estén los billetitos no les voy a fallar.

¿Cómo ve su futuro con esto del cambio climático?
He pasado por mucha cosa en mi vida. Épocas mejores y de las otras. De todas formas les sugiero que no se preocupen por mí, preocupense por ustedes que están bastante más en el horno.

¿Cómo se lleva con el resto de las estaciones?
Bien, aunque no nos vemos mucho. Ahora por suerte nos estamos cruzando más que antes, pero generalmente no tenemos tiempo para compartir. Nos manejamos mucho por mensajes de texto.

¿Con cuál se lleva mejor?
Con el otoño, sin ninguna duda. Somos muy compinches. Lo tengo de número amigo en mi celular. Es buena gente, muy humilde. Los otros se la tienen más creída.

¿Hasta cuando lo tendremos por acá?
Depende. Tengo varias ofertar para continuar la gira, pero no tengo confirmada ninguna fecha. Si pagan bien aguanto un cacho más; sino sigo viaje. Por la plata baila el mono, dicen. En este caso yo vengo a ser el mono... y no me preocupa en absoluto.

sábado, 31 de julio de 2010

Rebelión en la página

Supongo que todo empieza por el hecho de que es la predeterminada. Es como cuando uno observa un partido de fútbol entre dos equipos que en verdad poco le importan, e irremediablemente siempre termina hinchando por el débil. Uno prefiere que San Marino le gane a Grecia y que Grecia le gane a Alemania. Y por un triunfo de San Marino ante Alemania seguramente uno prometa algo a San Cono aunque el santo en cuestión le genere menos confianza que el prónostico de Meteorología de acá a una semana.
Uno prefiere que gane San Marino. Que el toro le propine unas buenas cornadas al torero. Que el niño se escabulla de la madre que lo persigue rabiosa para aplicarle un correctivo manual. Que el Coyote le arranque hasta la última pluma al Correcaminos. Todos son casos en los que vencedor y vencido están predestinados o casi, por eso uno desea que la historia tenga otro desenlace.
En el caso de ella, está predeterminada, y eso es lo que jode. Después se suman otras cosas. Que no es la única, que hay otras más lindas, que en la variedad está el gusto, o que cada una tiene su lugar y su momento. Estas últimas son buenas razones, pero parece que no alcanza. Nunca es suficiente. Ella es la número una, la preferida, la impuesta, la niña mimada. La varita mágica la tocó, vaya a saberse por qué. Aunque incluso detrás de esto podría haber intereses espúreos que desconocemos, lo cual sería mucho peor. Pero eso escapa a nuestras manos y nuestro conocimiento. El periodismo de investigación todavía no nos ha señalado nada de esto, aunque bien sabemos que la censura en los medios existe y que ésta siempre está destinada a proteger a los que poderosos e influyentes que toman las decisiones. Ella respresenta el statu quo. Y uno va por la vida como oveja, acatándo sin más, sin cuestionarse el repetir cada día varias veces la voluntad ajena que nos señala que ella es la elegida y punto y sanseacabó.
Pero no. No tiene por qué ser siempre así. ¿Por qué sí? O como decía la postulante del Partido Independiente a la Intendencia de Montevideo ¿Por qué no? ¿Por qué conformarse con una habiendo tantas para elegir? ¿Por qué no cambiarla de tanto en tanto? ¿Por qué no probar con otra hasta dar con una mejor? ¿O por cambiar por cambiar nomás, como cantaba Fito Paez?
Hay que animarse. Animate. Anímate. El cambio es posible. Vaya si lo será. Es muy fácil y está al alcance de la mano. Así que no lo dudes. Mové el mouse de tu computadora. Subí la flechita. Cliqueá del lado izquierdo y cambiá. Si ellos te la quieren imponer, vos negate. Elegí. Desobedecé. Mandá a la mierda a la engreída Times New Roman, letra fea y odiosa si las hay. Rechazala. Seleccioná otra. Escribí con la que se te cante. Hay una cantidad mucho más lindas, como la Trebuchet MS, la Tahoma o la Verdana. Y pueden usarseeeeee... ¡Top!

lunes, 26 de julio de 2010

¡Qué avisen!

Nuevo grupo de presión alza la voz y hace sentir sus reclamos ante el Poder Legislativo

La Asociación Nacional de No Comedores de Aceitunas (ANNCA), como se puede deducir, está integrada por compatriotas que no ingieren la fruta del olivo. Cansados de morder empanadas de carne y encontrarse con media aceituna, decidieron hacerse oír. En un comunicado emitido en la jornada de ayer, la ANNCA exige un etiquetado especial para los productos que contengan aceituna. De hecho han elaborado un proyecto de ley relacionado con su problemática particular que será presentado la semana venidera en el Parlamento.
La creación de esta asociación y la elaboración del proyecto de ley se origina, según el referido comunicado, "porque cada vez que reclamamos nuestros derechos en los comercios prácticamente se lo toman a la risa, no nos dan bola, así que creemos que legislar al respecto sería una buena solución. Saber qué estamos comiendo es un derecho básico, una información imprescindible para la salud de todos".
El punto central de su propuesta es lograr un etiquetado claro y visible en los alimentos que contienen aceituna. "Estamos hartos de estar mofrando una empanada de carne y toparnos con la desagradable sorpresa de un pedazo de aceituna", manifestó Agustín Oliveira, vocero de la ANNCA, tras ser consultado vía facebook por este medio. "Sin ir más lejos, ayer tuve que tirar la comida. Me había comprado una porción de tarta de pollo y los muy desconsiderados de la panadería le habían encajado como cinco aceitunas enteras".
Para dar asidero a su planteamiento, la ANNCA contrató un estudio de mercado a la empresa Equipos Trufi. La muestra dio como resultado que a un 15 por ciento de los uruguayos no le gustan las aceitunas. De ellos, la mitad tolera algún pedacito muy chico que casi pase desapercibido y la otra mitad no tolera ni el menor trozo de aceituna en su comida.
"Fíjate que somos el 15 por ciento. Electoralmente podríamos tener el mismo peso que el Partido Colorado y ni hablar del Partido Independiente. Somos más que los zurdos, que todos los hinchas juntos de todos los cuadros chicos del país. Incluso más que los periodistas deportivos, por nombrarte otro grupo numeroso medio infumable", explicó Oliveira. También sostuvo que "ahora resulta que los celíacos, que son cuatro gatos locos, tienen más derechos que nosotros".
Sin duda para muchos ciudadanos este puede ser un tema menor, cuestionamiento que ya responde la ANNCA desde su primer comunicado. Según afirma dicho texto: "Sabemos que el país tiene problemas más urgentes e importantes. No pretendemos generar ninguna distracción en la agenda política. Esto no es una bomba de humo. Es algo puntual que si tiene rápido tratamiento legislativo no generaría ningún inconveniente. Se vota en un periquete y listo el pollo (sin aceitunas, je je)".
Oliveira también señaló que la aprobación de esta iniciativa serviría para posicionar a Uruguay a nivel internacional: "Es muy importante que el mundo vea que somos una nación que respeta los derechos de todas las minorías, en este caso de los que no soportan las aceitunas. Este etiquetado sería pionero a nivel mundial, lo que nos dejaría muy bien parados. Hay un mercado emergente de turismo de cruceros para gente que no le gustan las aceitunas; ellos seguro verán a nuestro país como un destino turístico de excelencia".
El proyecto de ley será presentado la semana próxima ante la Comisión de Salud de la Cámara de Representantes. Fue realizado por técnicos alimentarios vinculados a la ANNCA y cuenta con el apoyo del LATU, el MIDES, la dirección Nacional de Defensa al Consumidor, CUTCSA, la AUF, la ONAJP y la Asociación Civil Que se metan las aceitunas en el toor.

domingo, 18 de julio de 2010

Lo agridulce de las pencas

Por fin terminó. No el Mundial, sino la penca respectiva. Menudo sufrimiento resulto ser eso de apostar a favoritos. Caer en las redes de la vanidad pensando que uno sabe algo de fútbol y queren demostrarlo en público. Gran error gran. Pasar un mes sufriendo ya no por el desempeño del combinado celeste, sino por el resultado de cada partido de cada una de las 32 selecciones que pasaron por Sudáfrica. No solo de si ganaban, perdían o empataban. No. Mucho más diabólico es el asunto de la penca. Hay que pegarle al resultado exacto, para que los culones de turno que encabezan día a día la competencia no se despeguen de todos en general y de uno en particular.
Hay que decirlo. Una penca es divertida -eso es innegable- pero se sufre demasiado. Y aún anotar un buen puntaje en la penca era sufrimiento. Porque pocas cosas hay más desgradables que desear que España le haga 5 goles a los hermanos hondureños, que Brasil le gane 6 a 1 a los simpáticos norcoreanos o que Alemania le haga 4 a los australianos. Porque el objetivo ya no es que acertarle al ganador, sino al resultado, algo mucho más difícil. Que el partido termine 6 a 1. Tal cual. Esos goles y no otros.
¿Cómo puede ser que uno no haya gozado lo indecible cuando Nueva Zelanda le empató a Italia? ¿Cómo no brindar ante la eliminación de Inglaterra? ¿Cómo no alegrarse por la pronta vuelta a casa del equipo danés? Por no decir lo peor: esa sensación agridulce ante cada buena presentación del equipo del Maestro Tabárez, que con cada triunfo alegraba tanto como hundía en la penca, para qué negarlo.
Ahora que el Mundial de Sudáfrica culminó queda un gusto amargo por culpa de la penca. Esta vez los celestes cumplieron, mientras que la intuición falló como tantas veces.
¿A quién echarle la culpa entonces si el apostador de pencas mundialistas el es único animal que tropieza cada cuatro años con la misma piedra? Siempre es igual. Pérdida de dinero. Pérdida de tiempo. Pérdida de prestigio, porque todos se dan cuenta que uno no sabe un sorete a la vela de fútbol internacional. Pérdida de momentos memorables que no se alcanzan a disfrutar al máximo, como la caída del luego campéon España ante Suiza o el empate de Inglaterra con Argelia.
Lo feo es eso de perverso que tienen las pencas. Uno la hace para ganar y para ello aplica la lógica. Entonces lo previsible es lo conveniente, o sea que hay que jugarse a los favoritos de siempre, a los pillados, a los creídos, a los que la van de estrellas. Porque son los que pagan más seguro. Pero eso se da de bruces con lo que uno desaría. Con que los coreanos -sean del Sur o del Norte- derroten contundentemente a un buen equipo europeo. O los hondureños o los uruguayos, por qué no decirlo. Así que para la próxima vez, antes de sumarse a una nueva penca mundialista habrá que pensarlo más de dos veces.
Pero bueno. Para qué engañarse. Cuando el 2014 vaya promediando ahí estaremos una vez más. Completando un fixture a mano en una fotocopia o en un archivo de excel. O en un holograma, tal vez. Pero allí estaremos. Si la salud no falla. Armando a cambio de algunos pesos el pronóstico individual. Intentando aplicar lo aprendido: que siempre hay una sorpresa, que solo un par hacen los 9 puntos del grupo, que cada vez hay menos goles, que Alemania es Alemania, que siempre un semifinalista es inesperado y que tal vez un asiático o africano se mete entre los 8 mejores. Será cuestión de esperar que pasen 4 años y afinar un poco, tanto el lápiz, como el ingenio.

domingo, 11 de julio de 2010

Algo que duela *

Raparse a cero. Ir caminando de Montevideo a Bella Unión. Bañarse en pelotas en la fuente del Obelisco. Dejar de ingerir bebidas alcohólicas por un lustro. Hacerse vegetariano de por vida. Tatuarse la escarapela nacional en el medio de la frente. Saltar en paracaídas con la camiseta de Argentina. Dejar de usar celular. Abrir una cuenta de facebook, otra de twitter y postear todos los días en ambas. Donar el aguinaldo a la AUF. Leer todos los libros de Mercedes Vigil. Leer todos los libros de Karl Marx. Ir hasta La Hora de los Deportes y arrodillarse delante de Gorzy. Hacerse numerario del Opus Dei. Comprar la Rifa de Arquitectura todos los años. Empezar la dieta. Aprender de memoria todas las formaciones titulares del mundial de Sudáfrica. Depilarse de pies a cabeza. Cruzar la bahía de Montevideo nadando perrito. Renunciar al trabajo y emprender un viaje de meditación a la India. Cambiarse de sexo. Aprender a escribir con la otra mano. Hacer la cama todos los días. Ir a La Pasiva e ingerir 24 panchos con mostaza en menos de 5 minutos. Gastar 500 pesos en boletos para las sillitas voladoras del Parque Rodó y ponerse a dar vueltas hasta que se terminen (no se suspende por chivo). Asesinar algún presidente o estrella de música pop latina. Aprender chino mandarín. Alimentarse toda una semana solo con galletas de arroz y agua. Empezar a entrenar para correr un maratón. Conectarse a Internet y mirar durante 48 horas seguidas grabaciones de Don Francisco. Dejarse la barba de por vida. Quemar todas las pertenencias propias. Quemar todas las pertenencias de otra persona. Empezar a fumar hasta alcanzar el promedio de dos cajillas diarias. Convertirse al judaísmo. Ir a la Antártida y tirarse al agua con un calzoncillo con la bandera uruguaya pintada. Salir disfrazado de mamavieja en las próximas Llamadas. Pintarse el cuerpo de celeste y caminar todo 18 de Julio desnudo un viernes de tarde. Ingerir las propias heces. Desayunar polenta hasta fin de año. Mirar Telenoche 4 entero todos los días. Alquilar un disfraz de Hombre Araña y así vestido interrumpir una sesión parlamentaria. Lucir uñas pintadas -cada una de un color distinto- durante 3 meses. Poner todos los días el despertador a las 7 de la mañana de ahora hasta el partido inaugural de Brasil 2014. Intentar superar la carrera televisiva del Colorado de Omar Gutiérrez. Mandarse un clavado en las cataratas del Iguazú. Empezar a coleccionar sellos. Ir de rodillas hasta el Cerro Catedral. Dejar de escribir boludeces. Teñirse el pelo de celeste. Tener un hijo y bautizarlo Jabulani. Entrar a un velorio haciendo sonar una vuvuzela.
Algo hay que poner de nuestra parte, está claro. Aunque seamos público. No es: "ustedes corran que nosotros festejamos". Así no es. Algún precio hay que pagar por la copa si realmente la deseamos. Prometer algo que duela bien puede ser la moneda de cambio.
Si la gloriosa celeste vence en la final del domingo y somos campeones del mundo, todos tenemos que aportar nuestro sacrificado granito de arena. Que así sea.

(*) Es lunes y confianza es lo que sobra. Todavía no se sabe si le ganamos a Holanda. O sea que aún podemos ser campeones, a diferencia de otros. Pido perdón si la situación lo amerita -entiéndase si nos fue mal con los tulipanes- pero esta página debía estar escrita antes del martes. Si los de camiseta anaranjada nos dejaron afuera, querido lector, tome este pequeño texto como un recuerdo nostálgico del sueño que abrazábamos días atrás, cuando para envidia de casi todo el planeta éramos uno de los cuatro países que podían ser campeones del mundo.

lunes, 5 de julio de 2010

Chau chau adiós

Se fueron y vaya a saber uno hasta cuando. Se fueron sin fecha de volver. Con aviso previo, y como bien suele decirse, el que avisa no es traidor. Simplemente cantaron retirada por tiempo indefinido. Se tomaron el buque. Sin aspavientos. Sin alharaca. Sin fuegos artificiales ni nada por el estilo.
El pasado miércoles 30 de junio fue su último día en sociedad. Su postrera oportunidad de lucirse -nunca mejor dicho- ante los ojos de todos nosotros.
Hicieron lo que pudieron, reconozcámoslo. Porque en este país están hechos para eso. Para aguantar el vendaval el mayor tiempo posible como puedan.
Se van dolidos, está claro. Porque nunca son gran cosa, pero siempre en la etapa de la novelería la gente repara más en ellos. Hasta podría decirse que les tiene cierto respeto. Los encuentra más útiles, porqué no decirlo.
Pero ahora, cuando emprenden la retirada, pocos se acuerdan de ellos. Nadie les agradece lo servicios prestados. Nadie entona una oración deseando su pronto regreso. Nadie levanta una copa y brinda en gesto de respeto sentido. Nadie pone una mísera esquelita en la página necrológica del diario en señal de luto.
Se van sin que los lloren, que es la peor forma de irse. Sin velatorio ni entierro. Sin pira funeraria, ni nada por eso. Se van. O los van, mejor dicho. Porque si no los sacaran a prepo seguro que seguirían luchando como hasta ahora, tan solo para dejarse ver en alguna ocasión propicia.
Se van y casi nadie notará su ausencia. Pero ellos no son pocos, porque en total suman 140 millones. Sí. Algo así como un holocausto y nadie dice nada. Ninguna voz se alza ante su extinción. Porque no son una especie en extinción. Eran. Ahora son una especie extinta. C'est fini con ellos.
Así que si nadie va a decir nada, esta humilde página quiere hacerles una especie de cortejo fúnebre imaginario. Un sentido homenaje. Un respetuoso minuto de silencio de sesenta segundos. Una bandera a media asta. Un brazalete negro sobre el buzo de lana invernal. Un QEPD de todo corazón. Un que les garúe finito.
A pesar de lo que diga el almacenero o el kiosquero del barrio, que ingratamente no los aceptan hace tiempo; mucho antes de lo que deberían haberlo hecho. A pesar de los insensibles economistas que toman decisiones tan desagradables como esta. A pesar de los porteños, que para nuestra envidia provinciana, ellos sí conservan algo parecido.
Hoy quiere el destino que sea el turno de la retirada de los que iban quedando. De los que subsistían. Antes le había tocado el turno a sus hermanos menores. Ahora el último foco de resistencia se apaga. Que los velen. Que se los recuerde, porque forman parte de la historia de este país.
Así que sí. Muchas gracias por todo. Ojalá que volvamos a vernos. Aunque con esto de los bloques regionales, quién sabe. Tal vez terminen viniendo en su lugar otros parecidos, pero parecido no es lo mismo. Capaz en una próxima devaluación. Aunque para entonces la influencia porteña en una de esas nos influya más de lo deseado. Esperemos que no.
Por las dudas guardaré está última moneda de 50 centésimos. Lo prometo. Una de esas que nadie quiere. Con la carita de Artigas. Acuñada en 1998, antes que cambiara el siglo. Durante un mundial que no jugamos. Bien guardada, hasta que vuelvan los centésimos al Uruguay. Esos centésimos que se acaban de ir, sin pena ni gloria, hasta nuevo aviso. O no. Vaya a saberse.

miércoles, 30 de junio de 2010

No cambies nunca

Algo bueno tiene que tener el frío, que si quiere dicho sea de paso ya puede ir perfilándose para otras tierras y dejarnos tranquilos. ¿Y qué tiene de bueno? Esteee... Las mandarinas. Seamos concisos. Dejémonos de vueltas al santo pepe que después se termina la página y quedan cosas pendientes.
Las mandarinas son de lo poco bueno que hay en esta época del año. Son ricas, sanas, refrescantes, económicas, fáciles de pelar, sirven como amansaloco y tienen el mismo color que la camiseta de Sud América. ¿Qué más se puede pedir?
Lo primero a destacar de tan noble fruto es que cumple la exigente regla de las tres B. Es buena, bonita y barata. Quince pesitos el kilo en una reciente adquisición almacenera. Y antes que eso, antes que los pesos, previamente nos gana con su porte. Ese tamañito tan fácil de agarrar y trasladar. Esa coloración tan agradable. Esa textura exterior tan placentera al tacto. Ese aroma tan fresco, envidiable y atrapante. Esa elegancia con que viste la frutera de plástico verde barato.
Por otra parte, la tarea de quitarle esa especie de relámpago blanco y vegetal que tiene cada gajito y dejarlo limpio perfecto, como quien se saca arena de entre los dedos del pie luego de un día de playa, funciona como un buen amansaloco. Que además es ecológico además. Que resulta ideal para momentos de estrés, meditación o simplemente hacer pasar el tiempo en el diario afán de transcurrir apaciblemente la jornada laboral hasta que llegue el momento de abandonar el yugo cruel de las 40 horas semanales.
¡Cómo no decir nada de su color! El más lindo del mundo. El color del fuego, los camiones de la Intendencia y la mayoría de las trinchetas. Que una casualidad hizo que coincidiera con la camiseta de esa gloria inmortal llamada Institución Atlética Sud América.
Lo único negativo que se le puede encontrar a tan sublime fruta es el riesgo de abrir una mandarina y que esta esté seca. Pero eso se puede evitar con cierto conocimiento.
¿Cómo hacer para saber si está buena o no? Ante esta duda mi amiga Viqui Pedia creo que me dió un buen consejo, aunque nunca termino de fiarme cien por ciento de ella. Según dice ella, al igual que cualquier otro cítrico una mandarina si es jugosa debe ser pesada, así que recomienda elegir las que pesen más en relación con su tamaño. Además, que las mejores son las que tienen la piel blanda pero no arrugada y bien pegada a los gajos. Pegada a los gajos. Por último, más que el color importa el olor, dulce e intenso cuanto más madura.
¡Oh, mandarina mandarina! ¡Oh, fruto del mandarino, árbol parecido al naranjo pero más pequeño y delicado! ¡Oh, cítrico con gajos de pulpa conformada por numerosas vesículas llenas de jugo! ¡Oh, pariente cercana de la naranja, levemente achatada en los polos! ¡Oh, producto originario de lejanas zonas tropicales asiáticas que tan bien te adaptaste a las tardes de sábado en el Parque Fossa!
¡Gracias por hacernos más llevadero el cruel invierno! ¡Gracias por ser tan refrescante, dulce y jugosa! ¡Gracias por tu tamaño pequeño, tu sabor aromático y la facilidad con que se puede pelarte! ¡Gracias por tu efecto saciante y tu vitamina C, entre otros sanos aportes! ¡Gracias... totales!

domingo, 13 de junio de 2010

Consejos para disfrutar aunque no le guste

Ya sabemos que a usted no le gusta el fútbol, pero no puede negar que se enteró que ayer la gloriosa Celeste debutó contra el representativo galo en una nueva edición del certamen que congrega a las mejores selecciones nacionales del planeta. Las 32 mejores, para ser más precisos.
Aunque lo desee, usted no puede escaparse de un Mundial de Fútbol. No sea ingenuo.Otros ya lo intentaron antes. ¿Acaso no sabe que es en Sudáfrica o que hay un futbolista portugués metrosexual que se llama Cristiano Ronaldo? No niegue la realidad. Lo mejor es rendirse a la evidencia, relajarse y disfrutar en la medida de lo posible. Así que a continuación van algunas sugerencias para amenizar estas semanitas que pronto serán recuerdo.

Vea sufrir al prójimo. Poca cosa hay más reconfortante que ver sufrir a los hinchas de algún equipo. Puede ir a un bar y sentarse durante un partido de Uruguay en alguna mesa libre, o sea en las que no tienen visión directa al televisor, y observar las diversas reacciones y emociones que despierta el principal deporte. Preste especial atención en los minutos finales, fácilmente reconocibles por la compulsión de los televidentes a ver su reloj pulsera y luego formular algún comentario breve hacia uno de sus lados.

Participe en una penca. Actividad altamente recomendable es completar alguna penca mundialista. No es necesario saber mucho. Si hurga un poco en su memoria y otro poco se guía por la intuición y el sentido común podrá divertirse en gran forma. Seguramente al finalizar la penca usted quede mejor posicionado que casi todos sus conocidos que creen ser grandes futboleros. Refriégueles el resultado cuando haya bastantes personas en común alrededor.

Vea publicidad. Seamos claros: la publicidad mundialista es infumable y atomizante. Lo sabemos. Los publicistas creeen que en esta época la única forma de vender un colchón, una lapicera o un paquete de galletas de arroz es vincularlo al representativo nacional del dichoso balompié. Observe con atención y verá publicidades bastante chotas que prometen pantallas planas y otros menesteres. De todas formas, tenga cuidado con la sobreexposición a tanta porquería.

Haga compras. Es ideal y muy recomendable en horarios de partidos importantes. No solo no habrá fila en la caja del supermercado ni en la fiambrería del mismo, sino que podrá incordiar a los empleados que con altas dosis de bronca y resentimiento contenido hacia el otro -especialmente hacia su jefe- pretenden seguir un partido con un auricular semiescondido entre sus ropas.

Pregunte. Preguntar es bueno. Siempre le dicen eso a uno desde que es un purrete que corretea por las veredas de baldosas grises a cuadritos. Hay muchas preguntas que pueden resultar muy divertidas. Una de ellas es la clásica ¿Quién está jugando? Pero hay más: ¿Cuál es Peñarol? ¿Si gana sale campeón? ¿Por qué los de celeste se mueven menos? ¿Ese es el que en Europa hace muchos goles?
Pero atención: es importante que formule la pregunta en el momento preciso. Por ejemplo, cuando el interrogado está con problemas de respiración, extrema sudoración o llamativa palidez. Si tiene la oportunidad no deje de hacer preguntas irascibles durante una definición por penales.

Acuse. Otra cosa divertida es poner en evidencia a aquellos que dejan de cumplir sus obligaciones, ya no por ver jugar a Uruguay o algún otro partido interesante, que se disculpa, sino a los que faltan a su trabajo o a sus responsabilidades -por citar dos casos comunes-, para poder observar un match de Corea del Norte, Suiza o el tercer partido de Honduras, cuando el único interés sea ver cuántos goles se llevan de regreso para su patria.