sábado, 23 de octubre de 2010

Variedades de gil

Giles hay muchos. Al respecto no hay grandes discusiones. Eso sí, no todos son iguales. Del jili original con que los gitanos españoles llamaban a quien era ingenuo, se pasó al castellanizado gil, seguramente por culpa y asociación de algún portador de dicho apellido justo merecedor del jili gitano. Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente y los giles se han reproducido como peces en dicho líquido. Así surgió una amplia variedad, cada uno con sus características, que aquí pasamos a categorizar.

Gil de estopa: una tela de porquería la estopa, burda como ella sola. O la pelusa, o algo por el estilo. Sea como sea, el gil de estopa es un gil de mala calidad, un ser para ignorar olímpicamente en el mejor de los casos. Un verdadero tontuelo sin levante, que no sirve ni para completar un partido de fútbol 5 cuando falta un player. Puede ingresar al campo de juego, pero no aportará nada.

Gil de cuarta: De cuarta categoría, se sobreentiende. O sea que podría perfectamente no tener vida que nadie lo va a extrañar. Para dimensionar de forma certera qué tan gil es un gil de cuarta, piense en el campeonato de básquetbol vernáculo. Muchos equipos de Primera juegan poquito, en Segunda el listón está bastante bajo y en Tercera basta como ejemplo que compite con buen suceso un bisoño team llamado Romis Nelimar, que es una empresa de algo. Imagínese el equivalente a ser de cuarta, que actualmente ni siquiera existe . Si lo logra felicitaciones, porque no es papa.

Gil a cuadros: Se lo diferencia fácilmente por su vestimenta. Suele usar camisa escocesa. En caso de ser mujer, también puede lucir pollera ídem. Se reproduce en verano. Es gracioso a la vista, aunque suele ponerse denso en el diálogo mano a mano cuando el tema le resulta interesante.

Gil de miga: Es el más simpático e inofensivo de todos los giles. Puede caer bien incluso. Probablemente un gil de miga desconozca su pertenencia a este colectivo. Un cero a la izquierda, pero no jode, excepto cuando habla de fútbol después de un clásico y se suma a las burlas del equipo ganador del cual simpatiza pero no va a la cancha desde hace un par de años, lo que le quita todo tipo de autoridad moral para referirse al asunto.

Gil de cuarzo: Este es más el moderno de todos. Seguramente no se refiera a la piedra sino a las estufas o a los relojes de cuarzo, que son una porquería en cualquiera de los dos casos. Según el gordo Google no existe -con o sin comillas- pero de algún lado resuena en la sesera. Capaz que es el eco lejano de algún injusto epíteto recibido en la tierna infancia, vaya uno a saber, hay giles para todo.

Giles varios: Por último hay una serie de giles que son simplemente derivaciones del gil absoluto. Entre ellos se cuentan expresiones como gilastro, gilastrún, gilito, Gilberto y jilguero. A estos hay que sumar el superlativo “rey de los giles” que suele ser pronunciado enfáticamente debido a méritos propios del destinatario.

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