domingo, 26 de diciembre de 2010

El misterio de la sidra barata

Una duda asiste. ¿Por qué la sidra es tan barata? ¿Cuál es el motivo de que todo suba y la sidra siga ahí, estoicamente resistiendo el alza de los precios? ¿A qué se debe que sea tan o más barata que el agua? ¿Acaso una sidra no conlleva un proceso de producción que debería encarecer el producto? ¿Los consejos de salarios no alcanzan a los trabajadores del sector? ¿Hay algo que no sabemos detrás de esa bebida?
Mucha gente se pregunta a qué se debe el bajo costo de este brebaje espirituoso tan consumido cuando llega fin de año. No es para menos. Es como el tema de los transgénicos. Uno ya no sabe qué está metiendo en su cuerpo. Uno se siente rehén de una cadena de producción y consumo de la cual es el eslabón más débil: el amigo que nunca dice que no, el borrachín de las fiestas.
La sidra está siempre, pero especialmente por estas épocas de calor. Tímidamente sale la primera alguna tarde de octubre o noviembre. Luego la periodicidad va en aumento hasta pasar de ser un producto ocasional a convertirse en un infaltable integrante de la dieta durante la última quincena de diciembre e incluso más. Todo porque se consigue a buena temperatura e igual precio. Aunque además, es justo reconocerlo, tomarse una sidra con estos calores tiene un no se qué que no sé. Es así. Al menos una sidra a esta altura del año hay que bajarse. Especialmente de tarde con los amigos en la rambla. Y durante esas ingestas compartidas cada tanto surge la misma interrogante: ¿por qué la sidra es tan barata?
A falta de respuestas precisas o calificadas, a falta de Internet y el libro gordo de Petete, he aquí algunas opiniones recabadas: “No sé. ¿Preguntás en serio? Mmmm…. Debe ser porque la manzana se pudre casi sola y no hay mucho proceso. Por el envase de plástico. ¿En serio vale tan poco? Te debe hacer mierda todo. ¿Por el envase, no? No es muy costoso. Porque se hace para tirar en el Mercado del Puerto, no para tomar. Debe ser barata producirla. ¡La sidra es barata porque es una porquería! ¡Es manzana podrida! Porque la botella es de plástico. No tomo sidra. Eso no es sidra. Debe ser todo saborizantes, conservantes y cosas así. ¿Qué dejás para el Ananá Fizz entonces?”.
Resumiendo. Conclusiones, ninguna. Solo pistas; a las que habría que sumar la propia etimología de la palabra. Sidra viene del hebreo sekat: “bebida embriagadora”. O sea que pega. Y si está fresquita, tanto mejor.
A todo esto hay que agregar el dato certero de que el consumo crece. El año pasado en la República Oriental se bebieron (bebimos) más de 10 millones de litro de sidra, casi toda nacional, más que nada en botella de plástico de litro y medio. Sin Noche de las Luces, lo que no es poco. Y este año que no hay, se prevé más botellita verde por la calle.
Así que sea como sea, como hace tiempo lo dijo Tabaré Rivero para la posteridad: “brindemos por el futuro, con sándwiches de pan duro y sidra La Gijonesa”. O con alguna otra, que la variedad es grande, el precio es chico y la calidad dudosa. ¡Salud!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Autoentrevista en un ídem

¿Qué está haciendo?
Escribiendo y respondiendo.

Chocolate por la noticia.
Tu vieja en tanga.

También es la suya.
Ya sé. Chocolate por la noticia, belinún.

¿Por qué se pone grosero?
No me gustan las autoentrevistas.

¿Entonces por qué accedió a la nota?
Por compromiso.

La podemos dejar por acá, si prefiere.
No. Ya que estamos vamos a seguir. Cancelé una cantidad de actividades para hacer esta nota.

¿Por ejemplo?
Había quedado para jugar al metro con unos amigos atrás de las Canteras, siempre y cuando no lloviera. Es muy divertido. Jugamos con una pelota Cubilla desinflada y championes con tapones de metal. Y está más que claro que no vale usar tobilleras ni subirse las medias.

¿Y si llovía?
Íbamos a jugar al metro con unos amigos atrás de las Canteras.

¿Dónde está la diferencia?
Estos son otros amigos. Unos son del barrio, los otros del liceo.

Ah.
¿Es todo?

Claro que no. Quería preguntarle qué opina sobre lo que escribe. Por ejemplo, ¿le gusta esto que está haciendo ahora?
Peeeeeroooooooo… Of course.

¿No siente que está robando un poquito la plata?
¡Mire quién habla!

Yo al menos me preparé para venir a hacer esta nota. Además alquilé el auto de mi bolsillo.
Pero el que maneja soy yo.

Es que todavía no me dieron la libreta. Con esto de los paros de Adeom me atrasaron la fecha del examen, pero antes de fin de año la estreno.
Muy bien. Podríamos ir a tomar algo entonces. Conozco un lugar…

Cuando conduzco no bebo.
¡Ahhh bueno…! Somos pocos y nos conocemos. ¿A papá mono con bananas verdes?

En serio.
Y yo me chupo el dedo.

Se dice que no sólo.
Si hay que ponerse reo nos ponemos reos. Ningún problema. ¿Sabés cómo le dicen a tu hermana?

Más respeto que también es la suya.
Cierto.

Doble en la próxima hacia la derecha.
Eso es una orden, no una pregunta. Vamos a no perder los papeles, por favor. Está bien que haya accedido a dar la nota, manejar el auto y dirigirnos a un lupanar, pero nada de ponerse en plan estrella.

Perdón, no fue mi intención.
Así me gusta. ¿Para qué lo mandaron a la escuela pública sus padres? ¿Para que salga así de mal educado y boca sucia? No, señor. Lo mandaron a escuela pública porque era lo que se usaba entonces y por aquello de donde no hay no hay y para qué buscar.

Y a mucho orgullo.
Si lo viera su maestra Margarita… Pensar que le tenía fe para las matemáticas y usted terminó haciendo estas huevadas. ¡Qué desperdicio de inversión vareliana!

Bueno… Usted piense que cuando hice la escuela eran años difíciles… Sobre todo tercero.
Uhhhh. La tabla del ocho. Qué porquería más grande. ¿Y hacer cesta ballesta para pegarle al predicado? Por no hablar de diferenciar cuál era el Daymán y cuál el Queguay.

¿Y memorizarse toda la frontera con Brasil desde el Cuareim al Chuy con límites contestados incluidos?
¡Fffuuuuaaaa! A mí se me daba más recordar la frontera con Argentina.

Éramos dos.
¡Qué chispa!

Son gajos de la pelota.
Bue.

¿Algo más que quiera decir?
No. Creo que está todo dicho. ¿No le parece?

No estoy seguro, pero de todas formas tiene que quedar espacio para el dibujito, así que mejor vamos dejando por acá.
¿Por dónde?

Ahí atrás de la volqueta está bien.
Ok.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Pipi in the tree

Es una clara muestra de simbiosis entre mundo animal y vegetal. Más exacto aún, entre hombre y árbol cuando ambos viven en comunidad compartiendo un mismo espacio. Así que vayamos sin demoras al meollo del asunto.
Por un lado tenemos pobres hombres con la vejiga a punto de reventar. Por otro lado tenemos pobres y enormes árboles casi acogotados, con una ínfima superficieo de tierra alrededor rodeada de cemento, baldosas, paredes y pavimento. Hombres con excedente y árboles necesitados de vitalidad.
Ocasionalmente se puede ver esto en cualquier arteria de la ciudad. Esa particular situación en la que ambos -árbol y hombre- se complementan. El ser vegetal es sostén y reparo. El ser humano, nutriente y compañía. Esto último siempre y cuando uno le cuente algún chiste o anécdota mientras tanto, ya que es sabido por todos que hablarle a las plantas les hace bien. Las hojitas salen más verdes y dicharacheras.
Entonces: ¿si ambos se benefician, dónde está el problema? Extrañamente el único inconveniente se origina en uno de los miembros incluidos en el asunto. En cierta estrechez mental de parte de la sociedad que reprueba algo tan natural y provechoso como que uno orine en un árbol cuando tiene la panza hinchada.
Porque ahora resulta que la juventud se está acostumbrando a mear los contenedores de basura y dejar un olor nauseabundo en el lugar, seguramente despreciando algún plátano cercano que lo espera presto de ramas abiertas para recibir esos nutientes que tanto bien le hacen.
Es tiempo de sincerarnos y dejar atrás la hipocresía. Tiempo de noches largas, calorcito, cerveza, sidra y ananá fizz. Hay que decirlo con todas las letras: abcdefghijklmnñopqrstuvWxyz... No hay nada más agradable que mear junto a un árbol. Además es beneficioso. El regocijo es compartido. Es más, en estos tiempos de tanto reducir, reutilizar, reciclar y desarrollo sostenible, deberían existir campañas de bien público para terminar con semejante derroche de nutrientes.
Claro que alguno se preguntará qué pasa en el caso de las féminas. Pues igual. Convengamos que no es exactamente el mismo espectáculo, pero en pro de la igualdad de género podemos saltearnos la parte estética del asunto. Sólo es cuestión de acostumbrarse.
Eso sí. Una cosa es pipí y otra popó. Tiempo requieren las cosas y aceptar que la gente decore de heces el arbolado público ya es too much*. La sociedad pacata todavía no está preparada para tanta simbiosis entre seres vivos ni para tanta vanguardia cultural. Porque también se lo puede ver así. Una imitación de caquita made in la Casa de los Chascos en la oficina vaya y pase. Incluso un sorullo d a de veras en algún museo de arte moderno, se acepta. Pero nada de andar nutriendo gratuitamente los árboles de la ciudad. Eso no. Ni por asomo. Esa batalla cultural queda para más adelante. Para el futuro no inmediato. Más lejos. Como para cuando baje el recibo de la UTE y ANTEL, por ejemplo.

(*) Too much: mucho, demasiado. Vg: ¡No te aguanto! ¡Que el Goyo diga que es demócrata es too much!

domingo, 12 de diciembre de 2010

El nuevo Éxodo Oriental

Vamos a organizarnos. Relajo pero con orden, tal cual suele decirse de vez en cuando. Desde hace algunos días sabemos cómo empieza esta historia. Igual que las últimas veces, enfrentando a los bolivianos en el Estadio. Así que vamos a organizarnos para lo que vendrá después.
Hay algo que tiene que estar claro desde el principio, sobre todo para los que van a vestir la gloriosa casaca celeste. Bajo ningún concepto nos puede pasar lo de Argentina '78, que faltamos a la cita mundialista del vecino país luego de haber sido eliminados en un grupo que era una papita. Sí. Nos dejaron afuera Bolivia y Venezuela. Pero ni siquiera los de ahora, que son cuadros bastante más presentables. ¡No! ¡Los de 1978! ¡Suerte que uno no tiene memoria de aquel instante de vergüenza futbolística nacional! Con Dinamarca y lo que vino después es más que suficiente.
Pero volviendo al presente, entonces, los jugadores tienen que saber desde el primer match eliminatorio que no podemos faltar a Brasil 2014. Lo exige la historia. La camiseta. El cuarto puesto. Pero sobre todo lo exigen las ganas locas de ir de fiesta al vecino país en un momento histórico (para el fútbol) donde correrán ríos de caipiriña.
Así que descontando que clasificamos sobrados varias fechas antes -no en vano somos la cuarta potencia del fútbol actual-, no está mal que organicemos un poco la cuestión. Seamos previsores al menos por una vez. Es preferible no dejar todo para último momento y que después esto sea una desbandada, un atropello fronterizo al mejor estilo malón indígena cinematográfico.
Porque si bien ahora alguno puede hacerse el coso y decir que no, está claro que cuando nos llegue la fiebre mundialista nadie va a querer quedarse de este lado del Chuy. Así que orden. Quien es capaz de comprar un televisor LCD al influjo de publicidades espantosas, seguro que como mínimo va a EGA de rodillas en búsqueda de un pasaje con entrada incluida al primer partido.
Si ya en el Mundial de Sudáfrica varios organismos públicos alegaron diversas razones para poder pegar el faltazo correspondiente y que cada empleado observara los partidos de Uruguay cómodamente instalado en su hogar, ¿qué podemos esperar de Brasil 2014?
Porque no es cosa de que arranquemos todos a la voz de aura. Eso es imposible. ¿Quién le va a dar de comer a los peces? ¿Quién va a regar las plantas? ¿Quién se va a encargar de que diariamente funcionen los servicios esenciales? ¿Quién va a juntar la basura? ¿Quién va a jugarle a las tres cifras? ¿Quién va a ir a gastar a los shopping?
Está claro también que no nos vamos a ir todo el mes que dure el torneo, porque para eso hay que tener un considerable poder de ahorro, ser bien hippie valicero o disponer de mucha plusvalía a favor. Pero una semanita, una escapada de tres o cuatro días a la ciudad que nos toque, un bus de alquiler ida y vuelta con entrada a un partido y cachorro quenchi incluido no nos lo quita nadie.
También es bueno definir qué avivadas no corren. Venta de rifa, nones. Más multas de tránsito, no vale. Ni tampoco que los de Arquitectura digan que justo ese año quieren ir a Brasil a ver las obras de Niemeyer, que no van nunca.
Cada uno con su chanchita y listo. Nada de manguear al prójimo, que de eso, entre el Estado y las empresas que hacen publicidad difrazada de beneficiencia con plata ajena ya tenemos suficiente.
Otro punto. La licencia en julio de 2014. ¿A quién le corresponde? ¿Al empleado más veterano? ¿Al que va más a la cancha? ¿Al que siempre se clava trabajando en verano? ¿Al que siempre organiza el Amigo Invisible? ¿Al más genuflexo? ¿A quién?
Son todos temas que debemos ir tratando como sociedad. Vayan estos sencillos renglones como puntapié inicial de un tema fundacional en nuestra historia como nación: el próximo éxodo oriental.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Inciensos made in Uruguay

Un grupo inversor procedente de India planea instalar en Uruguay una planta de producción de inciensos. El costo de la misma será 5 millones de dólares. Dará empleo a un centenar de compatriotas. Estará destinada a atender la demanda de toda América Latina.

Una empresa india filial de Tata instalará una fábrica de inciensos en el país. El objetivo es abastecer al creciente mercado latinoamericano de estas varitas olorosas, que son utilizadas con fines religiosos, terapéuticos, aromatizantes o simple acondicionamiento para levante artero. En 2009 Latinoamérica demandó 713.422.189 palitos de incienso según datos aportados por la Cámara de Vendedores de Inciensos del Uruguay. Al precio local de a peso por palito -trasladado a dólares- son más de 20 millones al año de la moneda estadounidense.
El lanzamiento de la marca será simultáneo en varios países de la región. Además de aromas tradicionales como pachuli, sándalo, rosa, pino y lavanda, la empresa tiene previsto fabricar diversas variedades especialmente elaboradas para los diferentes públicos locales.
A manera de ejemplo se dieron a conocer un par de nuevas variedades. En Chile se lanzará un incienso llamado Tufo de Mina, que recreará el olor generado por los conocidos 33 mineros durante su larga estadía en la mina de San José, cerca de Copiapó. Mientras tanto en Brasil saldrá el Desprendimento de Morro, que recreará el aroma del humus removido luego de una lluvia torrencial, sumado a todo lo que suele llevarse consigo (ladrillos, gente, etcétera). Por su parte en Bolivia saldrá uno más sensual -Cruceña en celo- y en Venezuela uno de tinte más oficialista -sobaco bolivariano-.
En el caso uruguayo entre los novedosos inciensos que se lanzarán al mercado están el de Asado de tira, Asado del Pepe (una variante estirada del anterior), Molleja con limón, Torta frita (con y sin azúcar), Ámsterdam carbonera, Banana con dulce de leche, Mburucuyá con queso, Garrapiñada, Jazmín & bosta, y dos veraniegos: Canícula en Cutcsa y Bronceador de Pocitos.
A su vez la firma prometer estar al alpiste en cuanto a cambios que se vayan dando en el gusto olfativo de la clientela, para así poder atender nuevas demandas. En este rubro no descartan preparar en el futuro cercano un incienso con el nombre Botnia País Natural para vender en las ciudades de Fray Bentos y Gualeguaychú. Otro que podría venirse en breve es el incienso de soja transgénica.
Todavía no está definido el lugar donde será instalada la planta. Probablemente sea en alguna de las manzanas del malogrado Plan Fénix, para aprovechar la bolada y contrarrestar un poco de tufillo que desprende Fripur. Sin embargo no se descarta que pueda surgir un acuerdo con alguna intendencia del Interior a cambio de una buena propuesta. Por ejemplo, el ofrecimiento de cierta cantidad de matrículas gratis, una zona franca, chivitos canadienses a mitad de precio y pases bonificados a los quilombos de la localidad en cuestión.