viernes, 15 de junio de 2012

Una nueva y exitosa terapia oriental


Siempre hay lugar para la sorpresa. Cuando uno piensa que está todo dicho o inventado, al instante surge algo inesperado, incluso exitoso. Uno piensa que está todo dicho y aparece Lucía Topolansky opinando que el descenso de votos de las internas del Frente Amplio fue culpa de los medios de comunicación que le dieron para atrás. Uno piensa que está todo inventado y hay que ver la forma de disputa que proponen para la próxima Liga Uruguaya de Básquetbol, que desde sus inicios nunca se jugó igual al año anterior.
Pero como sabiamente dicen los guardas de Cutcsa y su respectiva competencia: pasando al fondo que hay lugar. Donde entran 35 sentados y 29 parados, siempre hay lugar para alguna docena o trecena más.
Todo lo previo para presentar la última novedad en materia de terapias alternativas, término que tanto incluye métodos tradicionales de origen lejano en el tiempo y en el espacio como truchadas creadas en el cambalache que reina por estos almanaques.
El tema de hoy es la irrupción de una nueva terapia: la palillopuntura. Rápidamente se la puede presentar como una versión local de la acupuntura, con la diferencia que en lugar de agujas se utilizan palillos para colgar la ropa.
La palillopuntura se está abriendo paso rápidamente en los usuarios de este tipo de medicinas o terapias alternativas. Está presente -entre otras- en Facebook, Twitter, Wikipedia y Mercado Libre, donde incluso se puede adquirir en versión kosher para judíos practicantes y en versión naturista (madera cultivada orgánicamente y trabajada sin ningún tratamiento agresivo exceptuando la tala).
Según los entendidos lo correcto es practicarla con palillos de madera, pues los de plástico pueden producir efectos secundarios como apnea del sueño, bajo nivel de glucosa, gastroenterocolitis, hipo, verrugas en la zona de aplicación y sudoración olorosa tirando a pestilente en las partes pudendas.
El creador de la versión local de la acupuntura fue Wen Yang, un emigrante venido del país de la gran muralla que una tarde subió a descolgar la ropa de su domicilio y como no tenía bolsillos empezó a apretarse los palillos en su propio cuerpo. Entonces notó que estos pellizcones de madera le hacían distintos efectos según la zona de aplicación, como por ejemplo: cosquillas, eyaculación, relajación, vómitos, expectoración, pérdida del apetito, eliminación de arrugas, quita del estrés, etc.
Wen Yang comenzó a estudiar detalladamente la cuestión, ya que como todo chino sabía hacer tanto acupuntura como té verde y arrolladitos primavera, y a los tres meses tuvo redactado el primer manual de palillopuntura, que resultó todo un éxito. En medio años se agotaron cuatro ediciones y también el texto circula por internet de manera casi viral.
Parte del éxito de la palillopuntura es su bajo costo y fácil aplicación, aunque hay que estar atentos a las instrucciones y no errarle al lugar donde sujetar el palillo. Así lo explica Wen Yang en la breve introducción de su libro: “Es importante la colocación precisa en las zonas correctas para evitar efectos no deseados. Una vez sucedió que a un muchacho le quisieron curar una leve tos y lo dejaron calvo de por vida y a una monja entrada en años le quisieron sacar la culebrilla y parió mellizos con los ojos del monaguillo. Así que ya sabe querido lector: palillopuntura, pero con orden”. Amén.