lunes, 18 de octubre de 2010

Bien lejos

Adelantándose al debate público que tímidamente comenzó tiempo atrás y con más fuerza se dará en un futuro no tan lejano, la prestigiosa consultora Equipos Trufi realizó una encuesta entre los uruguayos sobre la posible ubicación de una central nuclear en nuestro país.
Aunque no está para nada definido si finalmente Uruguay entrará a formar parte del grupo de países generadores de energía atómica, en el remoto caso de que así ocurra hay una cuestión básica que no es para nada secundaria: ¿dónde? Porque si la ciudadanía decide tener este tipo de energía es obvio que en algún lugar del territorio nacional tendrá que instalarse la planta respectiva.
Atendiendo a la suposición -incluso ministerial- de que nadie quiere tener cerca de su domicilio sitios tales como una cárcel, un hogar del INAU para menores infractores, la futura cancha de Peñarol, una casa de instalación et reparación de alarmas para autos, Fripur o una boca de venta de pasta base (exceptuando los consumidores), la empresa Equipos Trufi interrogó a una muestra estadísticamente representativa de la población local sobre cuál sería la posible ubicación de la primera central nuclear uruguaya.
La encuesta constó de tres preguntas: 1- ¿En qué sitio del país ubicaría una planta de energía atómica? 2- ¿Cuál sería la distancia menor a la que aceptaría vivir de dicha planta? 3- ¿Aceptaría que instalaran una central nuclear en su ciudad o en los alrededores?
Para la primera pregunta las dos respuestas mayoritarias son -con matices- bastante coincidentes: un 38% respondió "lo más lejos posible"y otro 32% dijo "bien pero bien lejos". Después hubo un sorpresivo y a la vez considerable 15% que saliéndose del mapa nacional respondió "en Buenos Aires quedaría precioso". Las restantes opiniones se dividieron entre algunos lugares concretos. Entre estos los más citados fueron: Artigas, Bella Unión, el Chuy, la isla Martín García, Punta del Este, el Parque Central y el Palacio Peñarol.
Ante la consulta de cuál sería la menor distancia a la que aceptaría que la instalaran con respecto al domicilio propio, extrañamente la respuesta mayoritaria coincidió con la pregunta inicial: 84% afirmó que "lo más lejos posible". Muy relegadas quedaron respuestas como "un poco más lejos que los que zafaron de Chernóbil" ( 12%), "a 5.000.000 de cuadras, brasileras de ser posible" (3,7%), y "como de acá allá" (0,3%).
En relación a la tercera y última interrogante -¿Aceptaría que instalaran la planta en su ciudad o en los alrededores?-, el 93% respondió de forma negativa utilizando distintas variantes (no, ni loco, ni en pedo, ni ayrton, de ninguna manera, ni que me lo pida Natalia Oreiro de rodillas). El 6% manifestó que "de algo hay que morirse" y el restante 1% respondió "si es en el Parque Central no me quema, perdón, no me molesta".

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