domingo, 13 de junio de 2010

Consejos para disfrutar aunque no le guste

Ya sabemos que a usted no le gusta el fútbol, pero no puede negar que se enteró que ayer la gloriosa Celeste debutó contra el representativo galo en una nueva edición del certamen que congrega a las mejores selecciones nacionales del planeta. Las 32 mejores, para ser más precisos.
Aunque lo desee, usted no puede escaparse de un Mundial de Fútbol. No sea ingenuo.Otros ya lo intentaron antes. ¿Acaso no sabe que es en Sudáfrica o que hay un futbolista portugués metrosexual que se llama Cristiano Ronaldo? No niegue la realidad. Lo mejor es rendirse a la evidencia, relajarse y disfrutar en la medida de lo posible. Así que a continuación van algunas sugerencias para amenizar estas semanitas que pronto serán recuerdo.

Vea sufrir al prójimo. Poca cosa hay más reconfortante que ver sufrir a los hinchas de algún equipo. Puede ir a un bar y sentarse durante un partido de Uruguay en alguna mesa libre, o sea en las que no tienen visión directa al televisor, y observar las diversas reacciones y emociones que despierta el principal deporte. Preste especial atención en los minutos finales, fácilmente reconocibles por la compulsión de los televidentes a ver su reloj pulsera y luego formular algún comentario breve hacia uno de sus lados.

Participe en una penca. Actividad altamente recomendable es completar alguna penca mundialista. No es necesario saber mucho. Si hurga un poco en su memoria y otro poco se guía por la intuición y el sentido común podrá divertirse en gran forma. Seguramente al finalizar la penca usted quede mejor posicionado que casi todos sus conocidos que creen ser grandes futboleros. Refriégueles el resultado cuando haya bastantes personas en común alrededor.

Vea publicidad. Seamos claros: la publicidad mundialista es infumable y atomizante. Lo sabemos. Los publicistas creeen que en esta época la única forma de vender un colchón, una lapicera o un paquete de galletas de arroz es vincularlo al representativo nacional del dichoso balompié. Observe con atención y verá publicidades bastante chotas que prometen pantallas planas y otros menesteres. De todas formas, tenga cuidado con la sobreexposición a tanta porquería.

Haga compras. Es ideal y muy recomendable en horarios de partidos importantes. No solo no habrá fila en la caja del supermercado ni en la fiambrería del mismo, sino que podrá incordiar a los empleados que con altas dosis de bronca y resentimiento contenido hacia el otro -especialmente hacia su jefe- pretenden seguir un partido con un auricular semiescondido entre sus ropas.

Pregunte. Preguntar es bueno. Siempre le dicen eso a uno desde que es un purrete que corretea por las veredas de baldosas grises a cuadritos. Hay muchas preguntas que pueden resultar muy divertidas. Una de ellas es la clásica ¿Quién está jugando? Pero hay más: ¿Cuál es Peñarol? ¿Si gana sale campeón? ¿Por qué los de celeste se mueven menos? ¿Ese es el que en Europa hace muchos goles?
Pero atención: es importante que formule la pregunta en el momento preciso. Por ejemplo, cuando el interrogado está con problemas de respiración, extrema sudoración o llamativa palidez. Si tiene la oportunidad no deje de hacer preguntas irascibles durante una definición por penales.

Acuse. Otra cosa divertida es poner en evidencia a aquellos que dejan de cumplir sus obligaciones, ya no por ver jugar a Uruguay o algún otro partido interesante, que se disculpa, sino a los que faltan a su trabajo o a sus responsabilidades -por citar dos casos comunes-, para poder observar un match de Corea del Norte, Suiza o el tercer partido de Honduras, cuando el único interés sea ver cuántos goles se llevan de regreso para su patria.

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