viernes, 4 de junio de 2010

Encuentran el eslavón perdido

Finalmente apareció. Tras años de intensa búsqueda por parte de los bomberos, la policía, grupos ecologistas, vecinos solidarios organizados en cuadrillas y perros amaestrados, apareció Marko Pavlic. El gigante de 2,18 (misma altura que Brad Kanis, el yanqui que juega en Capitol, es de Trouville y había venido antes a Welcome) se había perdido tras la fractura de la ex Yugoslavia, en el último año capicúa del siglo pasado, léase 1991.
George Campbell, conocido eslavista –especialista en temas eslavos- radicado en Liubliana (capital de Eslovenia) confirmó la noticia a la prensa internacional el pasado martes, mediante un correo electrónico cuyo asunto era corto, concreto y llamativo: “apareció el eslavón perdido”. Esa misma tarde Campbell fue asediado por la prensa, ávida de este tipo de noticias. El miércoles por la mañana, los medios conocieron el caso de Pavlic en persona.
El entonces joven Marko Pavlic, fracasado basquetbolista devenido en estudiante de Física Cuántica, asustado por las bombas que caían en su ciudad durante la Guerra de la Ex Yugoslavia, puso pies en polvorosa y arrancó para el monte con el objetivo de no ser blanco de alguno de los típicos combates étnicos que por entonces asolaban la región. Cuando la guerra terminó, como no estaba ni entre los vivos ni entre los muertos, y considerando una cartita que había dejado escrita, dedujeron que seguiría en el bosque donde se había refugiado.
Durante años la sociedad eslava*, si es que existe, lo buscó sin suerte. Hasta ahora. Marko Pavlic pudo ser encontrado gracias a la felación que Caperucita Roja le hizo a un policía. Días atrás Roja había visto a Pavlic defecando entre los yuyos, cosa que denunció a un agente del orden de su ciudad.
Frente al asedio de los periodistas Pavlic admitió haber sentido miedo durante todos estos años. “La verdad me asusté bastante. Desde que me perdí anduve sin rumbo fijo, deambulando por los bosques de la región, a merced de osos, lobos y otros animales por el estilo. Incluso sufrí el ataque de unos hinchas del Fenerbahce turco que pasaban por ahí, pero de eso prefería no hablar porque me remueve cosas”.
Interrogado sobre el futuro, Pavlic, quien ahora tiene 43 años, respondió: “Por ahora no sé a qué voy a dedicarme. Tengo claro que la Física Cuántica no es lo mío. Por otra parte mi representante recibió ofertas para participar de un reality show en España, aunque también me gustaría cantar en el Festival de Eurovisión. Tampoco descarto volver al básquetbol, pues hay una oferta de 25 de Agosto, que está complicado con el descenso”.
Antes de retirarse de su comparecencia ante los micrófonos, el alto eslavo –de ahí lo de eslavón-, aprovechó la instancia para demostrar su agradecimiento hacia Caperucita Roja. “Gracias a ella hoy estoy acá entre ustedes, así que le debo una. Me gustaría conocerla personalmente para demostrarle mi gratitud. Todos me hablaron muy bien de ella, en especial el policía”, comentó Pavlic.


(*) Eslavo: Los eslavos fueron un pueblo antiguo que se extendió particularmente por el noreste de Europa. No hay que confundir eslavo con habitante de Eslovaquia o Eslovenia. Esos son eslovacos y eslovenos respectivamente, países que si bien estarán en la cita mundialista de Sudáfrica, no tienen gran historial. En verdad a Eslovaquia con Checoslovaquia y a Eslovenia con Yugoslavia no les fue mal, pero eso no cuenta. Lo pasado, pisado. Si el paneslavismo no dio sus frutos, es tema de ellos. O sea que en el medallero no están muy despegados de Zaire, que fue a Alemania ’74 y se comió un tuco de proporciones ( 3 jugados, 3 perdidos, cero gol a favor y 14 en contra).

Fe de erratas: Otra vez el duende de las imprentas. En el tercer párrafo, donde dice felación, debe leerse delación. Estimado lector, sepa disculparnos como disculpó a los gorilas; incluso con un poco menos ya alcanza.

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