miércoles, 1 de julio de 2009

Renuncio

Mi capitán: renuncio. Perdón si en esta misiva no cumplo con las normas estilísticas que debe tener la carta de renuncia de un blandengue, pero es que como nunca renuncié no se como se hace.
Espero sepa comprender mi decisión. Me siento raro. No voy a hacer como otros que se fueron diciendo que les había salido una mejor oferta laboral y ahora juegan truco de seis en el Vilardebó. No. Yo le soy honesto. No me lo banco más. Le enumero.
Primero que nada está lo insalubre del trabajo. Lo más obvio, las mal llamadas “blancas palomitas”: los escolares. No falla. Uno los ve venir y es un eterno déjà vu*. ¡Blandengue, blandengue! ¿Por qué no te movés? ¡Ahhh, está en penitencia! ¿Blandengue, sabés con quién está tu mujer ahora? Y siempre el o la infaltable que acumula saliva y se comporta cual guanaco. Después están las muchachas de falda corta que pasan para la City y uno ahí, durito, inocuo*.
Segundo punto: no se nos permite ningún entretenimiento. La única vez que quise escuchar un partido de fútbol (bajito, no molestaba a nadie) me comí cinco días de arresto.
Tercero: la vista es una mierda. Siempre igual. El que iba a ser Palacio de Justicia recién lo empezaron a hacer después de décadas y lo veo de refilón. La Puerta de la Ciudadela la están arreglando y me queda de espalda.
Cuarto: Debo confesarle que no sigo su consejo de memorizar la Guía Alfabética. Me resultaba muy aburrido. Así que fui autodidacta en eso. Arranqué con la Tabla de Logaritmos de Coppeti, pero era bastante al pedo. Me dediqué entonces a memorizar recetas de cocina, chistes verdes, los colmos, las capitales de Asia y África, los elementos de la Tabla Periódica con sus valencias***, ayer pasé por tu casa, trabalenguas y hasta las tablas. La más jodida era la del ocho. Siempre dudaba en siete por ocho, así que empecé con formaciones rebuscadas del balompié nativo: Escuelita de Manga del ‘88, Mar de Fondo cuando jugaba en la Extra, Sud América campeón invicto del ‘94. Ahora estaba con cuadros de la Liga Universitaria.
Quinto: las pesadillas recurrentes. La más común es que estoy trabajando en una fecha patria y cuando vienen a poner la ofrenda floral me arrebato y comienzo a bailar el caminante lunar de Michael “el amigo de los niños” Jackson. En otra me veo espantando escolares con mi escopeta, que dispara garrapiñada, pero luego el forense dice que por las marcas que deja son perdigones fijo.
Sexto: Cuando me voy del Mausoleo me subo al ómnibus en la parada donde se hace trasbordo y siempre viajo parado. Yo, justo yo, que por falta de práctica no va a ser, pero la verdad me gustaría descansar un poco. El otro día me acomodé en un asiento que había libre y en la siguiente parada subió una embarazada. Como todos se hacían los dormidos ella me miraba inescrupulosamente, así que tuve que pararme y darle el asiento maternal. Igual aproveché y le dije cuatro cosas, porque después su hijo seguro va a ser un guachito escupe blandengue al que el padre le festejará la gracia cuando lo cuente en casa.
Séptimo: Y todo por unos pesos locos, sin extras ni propinas. Los mozos ganan poco pero tienen propina. Mientras que las estatuas vivientes, hacen un trabajo más light en el que les garpan cuando se mueven. ¿Dónde se vio eso? ¿Sabía que hay varios ex bomberos trabajando de estatuas? Ex blandengues pensará usted. No, carajo. Ex bomberos. Pregunte si no me cree. Hay ex bomberos, extranjeros y también algún narco local venido a menos dedicado al menudeo. Posta. Y no está tan mal.
A veces me digo (mentalmente para evitar el arresto) que necesito un cambio, a lo que mi otro yo responde: “cámbiese pero solo por Angres”. Lo peor es que no entiendo qué me quise decir.
La última novedad es que por momentos escucho a las cenizas de Artigas que me hablan. El otro día me contaban que él no tenía caballo blanco, que ese era Napoleón. Después que le dijera al Maestro Tabárez que cite al Canario García, que el prócer le prometió que si se tatuaba lo iban a llamar siempre.
En fin jefe, que lo dejo. En invierno chupo frío como un condenado. En verano el sol me parte al medio. El viento fuerte de la plaza va dos veces que me hace rodar escalera abajo. Cuando llueve el agua viene de frente. Paso. Paso, blandengue, paso. ¿Capta la ironía? Me piro, vampiro. Arrivederci. Ahora le toca a otro.

(*) Déjà vu: Paramnesia: alteración de la memoria por la que el sujeto cree recordar situaciones que no han ocurrido. Es la sensación esa de “esto ya lo vi/viví”. Vg: los capítulos del Chavo del Ocho o la justificación cuando suben la nafta.
(**) Inocuo: que no hace daño. Vg: Lassie atado.
(***) Valencias: déjà vu con eco de la ciudad española de nombre similar. Vg: los Madrides.

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