lunes, 24 de enero de 2011

Meditaciones en la piscina de casa

Ommmmmmmm. Ommmmmmmm. Marca de camión. Ommmmmm. Ommmmmmmmmmmmmm. Inhalo, exhalo. Inhalo, exhalo. Ommmmm. Estoy sentado en típica posición de meditación. Pies cruzados. Las manos sobre las rodillas. Palmas hacia arriba. Los deditos índice y pulgar formando una o. Ommmmm. Junto a la piscina de casa. A unos metros del quincho con parrillero. Ommm. El sol no me afecta. Ommmmmmm. Ojos cerrados. Nada por aquí, nada por allá. Ommmmmmmm. Estoy fuera del mundo. Medito. Siento.
Ommmmmmmm. Debo pensar en cosas que quedaron pendientes del año pasado. Ommm. Pintar el techo de la cocina. Arreglar la tapa del guater. Ir al supermercado. ¿Cuándo son las Llamadas de Durazno? ¿Cuándo cae carnaval?
Ommmmmm. Silencio. El silencio es buen consejero. Omm… La compra pendiente del supermercado. Una leche común y una descremada, 200 de mortadela, pan de molde así no se endurece al toque, papel higiénico no del más barato, desodorante. Ommmmmmmmm. ¿Gasto en aceite de oliva? Ommmmmm. Me lo merezco. Ommmmmmm. Gasto. Ommmmm. Mejor vamos a ver los precios y ahí se decide.
Ommmmm. ¡Qué cosa el verano! ¡Qué calor! ¡Y qué curreros los comerciantes de Rocha que cobran 10, 15 y hasta 20 pesos por cargar la batería del celular! Delincuentes. Abusadores que no facturan, ni pagan IVA. Habría que denunciarlos. Chorros. Encima después cuesta enganchar la señal. Empresas de porquería. Hay que volver a los bip bip radiomensaje.
Ommmmmmmmm. Un aporte a la humanidad debo hacer. Humilde granito de arena. Ommmmmmmm. Las páginas de las agendas. Eso mismo. Hacer un correo electrónico para que circule por el planeta explicando este sinsentido. Ommm. El mundo no ha caído en la cuenta de lo que podría ahorrar en papel si dejara de poner en las agendas de cada año todas esas pajerías que van adelante. Todo eso de la característica telefónica de Gabón, cuánto es una micra al cuadrado en raíz cúbica, cuántas yardas son un kilómetro marítimo, la cotización del ECU en 1988 y cosas por el estilo. Cada año significaría un ahorro de miles de toneladas de papel. Los hermanos entrerrianos agradecidos. Ommmmmmmmm. Otro granito de arena que por ahí estaría bien hacer es enriquecer el idioma. Ommmmm. Ramblear. Tengo que difundir el verbo ramblear. Esa acción tan montevideana de ir a la rambla a pasar la tarde tiene que tener un verbo que la nombre. Ramblear. Ommmmmmm. Suena bien.
Ommmmmmmmm. Una buena opción para entrar al Libro Guinness es batir el récord de permanencia en una carpa iglú al rayo del sol. ¿En cuánto estará? Día y medio como mucho. Dos, dos y pico a reventar. Esa es buena. Además sirve para sudar un poco y quemar los turrones de fin de año. Tengo que llevar agua, algo de fruta y el tetris para viajes.
Ommm. Preguntas existenciales. Siempre vienen a la mente cuando uno medita profundamente. Ommmmmmm. ¿De dónde venimos y a dónde vamos? Venimos de un barco que cayó en la montaña. Vamos vamos welcomense, vamos vamos a ganar. Ommmmmmm. ¿Para qué estamos? Ommmm. Estamos para pelear la entrada a la liguilla. ¿Dios existe? Ommm. Dios es chiste.
Ommmmmmmm. Debo plantearme metas para el año que está empezando. Ommm. Aprender a hacer paquete en el truco. Memorizar mejor las cartas que se van jugando en el tute. Reconocer a simple vista los candes en mal estado que se parten en seguida y no duran nada. Comer más naranjas en barquito. Ommmmmmmmmm. ¡Aaaauuuuchhhhhhhh! ¡La puta madre! Pelotazo en el lomo. ¿Qué pasó?

-¿No me alcanza la globa?, jefe.

Es lo que tiene la meditación profunda. Uno baja a la Ramírez porque le queda cerquita y enseguida se imagina que está en cualquier lado.

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