martes, 22 de mayo de 2012

Caro es poco

-¡Vergüenza debería darles!
-¿Qué cosa y a quiénes?
-Parece joda. Con el litro de leche a 15 pesos y medio.
-Desembuche que se va a atragantar.
-¡Qué me voy a atragantar si no manduqué nada! El hambre famélico es el disparador del tema que nos convoca. La rabia contenida por causa de la usura alimenticia que nos atropella a diario en las esquinas de nuestra ciudad.
-Sea más claro. ¿De quién está hablando?
-De los asaltantes sin patente. De los vendedores de productos agujereados pero no fallados. De los trabajadores de la grasa hirviendo. De los chorros que cobran una torta frita a 12 ó 15 pesos.
-¡Se les va la mano!
-Para mí el gobierno tiene que ponerle coto al asunto. Ya no le digo que controlen si la grasa está recontra reutilizada al grado de ser cancerígena, pero al menos -si no es mucho pedir- que eviten los precios abusivos.
-Desengáñese compadre, que no hay angelitos afrodescendientes.
-Ni harina cinco ceros tampoco. Ahí al menos. Sabido es que las hacen con el polvo resultado de la molienda del trigo más barato que consiguen.
-Está dentro de las probabilidades.
-No se olvide que estamos hablando de un alimento básico de la dieta nacional. Un producto gastronómico típico del pueblo trabajador. Un artículo de consumo indispensable para el oriental bien nacido.
-Me va a decir a mí, que llevo una vida colaborando en lo que me toca, es decir afinar con el palo de amasar y a posteriori hacer el agujero correspondiente con un cuchillo de punta roma.
-Un tentempié autóctono y popular del transeúnte capitalino. Un producto que le puede competir pelo a pelo a las hamburguesas extranjerizantes. Basta con agarrar dos tortas fritas y ponerle entremedio un churrasco con muzzarella, panceta, tomate, lechuga y mayonesa.
-¡Por favor! Todavía no almorcé.
-Además la suba injustificada del valor de la torta frita seguramente influye de forma negativa en el aumento del precio de la canasta familiar.
-Y en el dichoso IPC.
-Sea como sea, es un afane. En el peor de los casos, si no queda otra, el precio final debería estar subvencionado o algo por el estilo.
-Lo mismo opino del dulce de membrillo y de los bloquecitos de dulce de leche.
-Comparto en ambos casos.
-Pero seamos aplicados y responsables. Vamos a calcular el costo de producción de una torta frita.
-Innecesario. Más de 10 pesos es afane.
-Quiero creer que sí, pero hagamos cuentas.
-Como prefiera.
-¿A cuánto está el kilo de harina?
-No sé. Compra la doña.
-¿El paquete de grasa?
-Misma respuesta.
-¿Cuántas tortas se hacen con un kilo de harina?
-No quiero ser reiterativo.
-¿Cuánto cuesta la recarga de una garrafa de 3 kilos?
-Ni puta idea.
-¿Cuánto dura?
-Diga que no tengo Internet a mano, sino lo ayudaba a evacuar esas dudas y otras que estén pendientes.
-Ahhh... Me hizo acordar: ¿La capital de Sudán del Sur?
-Yuba, creo.
-¿Está seguro?
-Le apuesto media docena de tortas fritas.
-Eeeehhhh. ¡Te fuiste al carajo!
-Cagoncete.
-Epa, compañero.
-¿Pero estamos de acuerdo o no? ¡Una torta frita a 12 ó 15 pe es un robo a mano armada!
-¡Una invitación al escrache público y al boicot colectivo!
-Por no decir al saqueo o la expropiación.
-Con destierro incluido.
-Y la dejamos por acá, que no quiero engranarme más.
-Tiene razón. Encima con esta lluvia a uno le dan ganas y todo no se puede.

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