viernes, 5 de febrero de 2010

Charloteo con la decana

Desde su punto de vista privilegiado ha sido testigo de la historia de la ciudad. Es la decana de los monumentos. En medio de su ajetreada tarea sin descanso, la estatua de la Plaza Cagancha se hizo de unos minutos para conversar con Trufipress.

¿Cuándo nació?
El 20 de febrero, como Kurt Cobain.
¿Es de acuario?
No, de bronce. El bronce fundido de los cañones de la Guerra Grande.
No me dijo el año.
Arriesgue.
1930.
Nooo. Frío... frío polar. Soy de 1867. El primer monumento público de la ciudad. ¡Y que chupe la gilada!
¿Usted es de Libertad o de La Paz?
Yo soy de La Paz, pero tengo una hermana que es muy parecida y nos confunden. Pero yo soy canaria canaria, de La Paz. Socia fundadora del club Oriental.
Son muy parecidas.
Es lo que dice todo el mundo, pero para mí no. Ella es más peleadora y fiestera. Yo soy más tranquila que Heidi fumada.
¿Alguna vez se cayó de la columna de mármol?
¡Ni aunque me parta un rayo!
No exagere.
Literalmente. Una vez me pegó un rayo y aguanté la toma. Si no me equivoco por 1887. Era una gurisa. Casi que ni pelos tenía.
¿Cómo hace para mantener el equilibrio?
No mezclo bebidas alcohólicas. Ni el vino con sandía. Ni el mate con café frío... ¿O de dónde se cree que viene lo de Plaza Cagancha?
¿No se cansa de estar siempre de pie?
Cansar, cansa, es cierto. Pero como es trabajo insalubre tengo una buena paga, reajustable según el hipo. Más un prorrateo tomando en cuenta los días de lluvia que haya y las horas de exposición a los rayos solares en horas indebidas. Esto fue algo que logramos con el sindicato de estatuas en los Consejos de Salarios, porque el tema del agujero de la capa de ozono nos estaba perjudicando bastante.
¿Nunca pensó en emigrar en busca de un mejor futuro?
La verdad es que sí. Mi viejo era italiano, así que tenía pasaporte. Lo consideré seriamente. Incluso me retiré unos añitos al predio del Museo Blanes, pero al final me arrepentí y volví para acá. Debo confesar que me gusta. Me siento importante. A veces me da la impresión que todo gira alrededor mío.
Tampoco se crea el centro del mundo.
¡Soy el kilómetro cero, papá! ¡Andá llevando! Soy como Cuzco para los incas. Como Roma para los romanitos. Todos los caminos conducen a mí.
¿No ha pensado usar un paraguas o una sombrilla?
Lo solicité en la época de Rachetti, pero desde entonces me vienen cajoneando la idea. Dicen que no pega mucho con mi imagen, pero yo digo que si a los gauchos del Entrevero les dejaron ponerse lunares, porque yo no puedo tener un paraguitas para cuando graniza o para los peores días de la canícula.
¿Qué es lo que lleva en las manos?
Una toalla y un palo que me dejó de clavo un cuidacoches.
¿Es entretenida la plaza?
Antes era un poco más. Tenía la Onda enfrente, el Sorocabana en la esquina. Era una mezcla de bohemia y gauchaje muy interesante. Y cada tanto alguna celebración futbolística. Ahora esa costumbre como que se perdió. Lo último divertido fue la sub 20 de Malasia, en 1997.
¿Tiene amigos?
Con los que estoy más en contacto es con El Gaucho de la Intendencia y con el Artigas a caballo de la Plaza Independencia.
¿Pero cómo se comunican?
Por celular no porque tengo las manos ocupadas. Y ellos maso. Nos hacemos señales de humo.
¿Pero si no tienen fuego?
Esteeee. A ver cómo le explico... A flatos, por decirle de alguna manera. Inspiramos nasalmente el humo de los autos y lo expelemos por la zona baja. Según su duración e intermitencia, es lo que queremos decir. Es como un código de barra pero de pedos.
¿Alguno le arrastra el ala?
Los dos son bandidazos... por algo fueron contrabandistas, según dicen las malas lenguas.
¿Los ha correspondido?
¡Esas cosas a una dama no se le preguntan! No sea atrevido. Pero bueno... hay algo que es cierto, una no es de piedra. Vida hay una sola y es esta.

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