sábado, 3 de abril de 2010

Crónica de un día de suerte

11:10- Mientras espero a una compañera de trabajo que se está demorando por enésima vez me caga una paloma. En Uruguay la demora es aceptada y la caquita de paloma trae suerte. -Mejor así- me digo.

11:20- Sigo esperando. Miro hacia arriba y la paloma continúa ahí. Recuerdo que yo salí apurado sin tomar café y me preguntó dónde está la suerte.

11:25- Llega una respuesta por sms: "perdona ando a mil ya estoy ahí". Sin motivo aparente recuerdo que en el reciente carnaval Los Choby´s perdieron por un punto debido a una sanción y que no se sabe si Welcome se presenta a jugar la próxima Liga de básquetbol.

11:35- Por fin aparece la compañera, sin mate porque no tuvo tiempo de prepararlo.

13:40- Transcurrida la reunión laboral, el almuerzo en un bar céntrico está por culminar cuando mi compañera me hace saber que en el apuro, además de no preparar el mate, se olvidó de agarrar dinero, por lo cual debo hacerme cargos de su napolitana con fritas. Le veto el postre.

14:05- Al ingresar a la oficina me entero que tengo que hacer un informe para las 18 horas sobre lo hecho en el último año. Mínimo 10 páginas, con todo detallado al máximo. El jefe avisa que nada de bizcochos hoy y que la cafetera se volvió a romper.

18:50- Me retiro del trabajo tras regalarle 50 minutos a la empresa. -Que dios se lo pague- dice el patrón.

19:20- Luego de esperar el ómnibus un buen rato soy ultrajado. Mientras aguardaba para subir al atestado transporte colectivo un muchacho que pasa veloz en bicicleta me quita de la mano el billete de 20 pesos. ¡Muy fuerte! Reacciono cuando ya no estaban ni el 137 ni el billete. En el caso de este último era el ídem.

19:25- Arranco a caminar de regreso al hogar bajo cielo plomizo y encapotado.

19:30- Se agota la pila del MP3 exactamente en el instante en que se larga a chispear. La ocasión me da pie para teorizar sobre la suerte.

20:15- Llego a casa ensopado. En los últimos 5 minutos deben haber llovido unos 50 milímetros. Si este fuera el diluvio universal y yo Noe, no conservo un casal de palomas ni en pedo.

20:20- Para ahorrar había dejado desenchufado el calefón. Toca baño de agua fría. No entiendo cómo puede existir la colombofilia.

20:45- Una vez seco enciendo la computadora para entrar a internet y buscar el origen de la afirmación que vincula el excremento de las palomas con la buena suerte. El gordo Google no tiene ni idea. Aprovecho y miro las noticias. Otro movimiento de tierra en Chile. Me imagino una bandada de palomas volando a ras de suelo y cagando a diestra y siniestra. Las cosas por algo pasan, dicen algunos. Les deseo una paloma del tiempo de los dinosaurios con una caquita proporcional cayéndoles en el medio de la cabeza.

21:30- Mando un sms a un amigo erudito para ver si sabe algo de la suerte que traen las cagadas de paloma.

22:25- Reenvío el mensaje.

23:05- Reenvío el mensaje.

23:15- Reenvío el mansaje.

23:20- Me entero que el último mensaje no pudo ser enviado porque ya no tengo saldo. Estamos a mitad de mes.

23:40- Llega un sms como respuesta: "¡Mirá la hora que es! No rompas las pelotas con boludeces y fijate en Google". Lo maldigo sin poder decirle que se vaya al carajo.

23:55- Miro por la ventana y veo una paloma sobre el murito vecino. Voy raudo a buscar la chumbera. La encuentro al toque, pero enseguida compruebo que no me quedan municiones. Maldigo la madrugada que agoté los chumbos tirándole a las ratas del vecindario.

0:05- La paloma continúa sobre el murito. En un ataque de rabia le lanzo una chancleta voladora. Le erro por dos metros. La chancleta cae en el baldío contiguo. Maldigo mi poca puntería, pero más especialmente a las palomas en general.

0:07- Busco alrededor. Un vaso de requesón vacío es más contundente y fácil de dirigir. Extrañamente vuelvo a fallar. Esta vez me quedo corto. Mañana tendré que barrer los vidrios que quedaron de este lado del muro. La paloma se va volando; sobrando. Hasta acá llegué. Mientras me voy a acostar, me imagino cómo quedará en un guiso de arroz la muy puta.

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