domingo, 16 de agosto de 2009

No es como hablarle a una pared

-Hola.
-Hola.
-Buenas tardes.
-Buenas tardes.
-¿Acaso estoy hablando con el eco?
-No. Él avisó que hoy no viene. Está con gripe.
-¿Con quién estoy hablando?
-¿Con quién quiere hablar?
-¡A usted qué le importa!
-...
-Hola. ¿Me escuchó?
-...
-¿Acaso le estoy hablando a una pared?
-No. Soy un murito.
-¿Cómo?
-Las paredes están ocupadas.
-¿Tienen mucho que hacer?
-Aguantar algún cuadro y el techo. No se pueden poner al habla.
-¿Y usted es un murito?
-Sí, el del frente, pero como no hay nadie en la casa me quedé acá adentro cuidando. A los propietarios no les gusta dejar la casa sola por miedo a que les entren. Este es un barrio complicado.
-¿Y lo dejan cuidando a usted que es un murito?
-Sí, porque les salgo más barato. No reviso la heladera en busca de dulce de leche, como hace la parra.
-¿Perdón?
-Que la parra se les come un frasco de dulce de leche si hay.
-¿No será la perra?
-No. A la perra no la dejan porque con cualquier ruido se asusta y les mea todo. Así que ellas se quedan afuera y yo adentro.
-Esteeee... ¿No hay nadie más en la casa?
-Está la abuela, pero no se puede poner.
-¿Por?
-No le gusta hablar con desconocidos.
-Pero yo soy su hijo.
-Menos. Después de lo del otro día no quiere atenderlo. Dice que se puede ir a la mismísima mierda.
-A mí no me hable así.
-Son palabras textuales de su señora madre. Además tenemos ordenes expresas de no molestarla mientras duerme la siesta.
-¿Cuando se despierte no le dice que la llamé?
-¿Que la llamó quién?
-Su hijo.
-Pero ella tiene dos hijos. ¿Cuál es usted?
-El que no es mudo.
-Con razón el otro nunca llama.
-Además falleció hace 7 años.
-Más razón todavía.
-¿Usted es el murito de la casa y no lo sabe?
-La vieja nunca me cuenta nada. Prefiere hablar con las paredes.
-¿Por?
-Hay más afinidad entre ellas. Yo me llevo mejor su hermana.
-No sabía.
-Se porta bien conmigo. Cuando lo necesito ella siempre me da una mano.
-¿Y los niños?
-Ellos me dan pelotazos y algún que otro garabato con crayola.
-Perdónelos. No saben lo que hacen.
-Bueno, lo tengo que dejar que su hermana iba a llamar y es mejor que el teléfono no esté ocupado.
-No es para tanto.
-Lo que pasa es que la vieja, o sea su señora madre, lo agarra para llamar a una línea erótica de hombres jóvenes y bien dotados -al menos eso dicen- y después vienen unas cuentas que ni le cuento.
-No sabía.
-¡Es que usted no sabe tantas cosas!
-¿Quién le dijo eso? Yo se mucho más de lo que usted se piensa.
-A ver... ¿Cuál es la capital de Mongolia?
-Ulan-Bator.
-¿Y la de Togo?
-Lomé.
-¿Quién fue el primer hombre en llegar al Polo Sur?
-El noruego Roald Amundsen, junto a su expedición, el 14 de diciembre de 1911.
-¿La raíz cuadrada de 29?
-¡Yo hice quinto humanístico!
-Impresentable.
-Hágame otra pregunta.
-No. Tengo que cortar.
-Una más.
-¡Que no, hombre!
-Una más y tá.
-La última. ¿Que es un morlaco?
-Un habitante de Morlaquia.
-Muy bien, muy bien. Ahora le corto.
-Bueno. Gracias por su tiempo y saludos a mi madre.
-Le digo.

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