Aclaremos dijeron varios tamberos de Florida y le estaban
echando agua a la leche. Primero lo primero. ¿Qué carajo es Kiribati? Suena a
lo que es: unas islitas perdidas en medio del océano. ¿El paraíso en la Tierra?
Mmmmmmm…. No tan así, para ser honestos. Le anduvieron cerca, pero no.
Kiribati es un país compuesto por 33 islas cerca de la
Polinesia Francesa, allá por Oceanía. Arena blanca, agua cristalina y palmeras.
Una verdadera postal.
Según parece están habitadas por nativos hace más de 2.000
años. Estaba todo liso como moña escolar en fiesta de fin de año hasta que
llegaron los ingleses en representación del mundo civilizado. Los de la pérfida
Albion se instalaron ahí ya entrado el siglo XIX. Hace poco, si se quiere.
A partir de ahí esas islas (y varias más) fueron colonia de
los británicos durante décadas. En su caso hasta que en la Segunda Guerra
Mundial llegaron los hombres que sospechan (los japoneses). A los que todo
fotografían se les dio por conquistar la zona. Pero por poco, porque en 1943
otra avanzada de civilización (los yanquis) llegaron a sacar a los de ojitos
rasgados y tuvo lugar una batallas más sangrientas que hubo por ahí. En total
murieron como 6.500 y de los ponjas solo sobrevivieron 17.
Pero tá, todo concluye al fin incluso las guerras mundiales.
Los ingleses retomaron el control de la situación. Parecía que podía pintar
tranquilidad, pero tampoco. A los del té a las cinco se les ocurrió que era buen
sitio para probar bombas atómicas, así que dale que es tarde.
Más cerca en el tiempo, durante los ’80 Kiribati estaba
superpoblado y hambriento. Según la ONU era uno de los países más pobres del
mundo (porque ya eran república independiente, ojo).
En esos años alguno les empezó a avisar, pero ahora lo ven
más claro. Se diría que Kiribati es un país cagado por las palomas, porque
todavía le faltaba la frutilla de la torta, el último aporte cultural trascendente
del mundo civilizado.
Ahora resulta que el calentamiento global les vino a
complicar la existencia y según los que saben aguantarán medio siglo (década
más, década menos). ¿Motivos? Los tapa el agua; en sentido literal.
El calentamiento global hace que suba el nivel del mar y como
estas son islas de poca altura: chau Kiribati. En serio. Al punto que el
presidente anda moviendo sus influencias para ver quién quiere hospedar ad eternum a sus conciudadanos. Sin
mucho éxito parece porque hasta ahora solo Nueva Zelanda demostró cierto
interés.
Acá es donde nos puede interesar el tema. Es cuestión de
darle unos manijazos a Mujica e invitarlos a que se vengan todos para el
paisito. Hace tiempo que Don Pepe anda invitando chinos, bolivianos o europeos
y nadie le da pelota. Estos otros andan con ganas y apenas son algo más de
100.000, así que por falta de lugar no va a ser.
No tendremos la garantía de que sean laboriosos como los
chinos o bajitos como los bolivianos (y seguro no tienen la guita de los
jubilados alemanes), pero probablemente alguno pueda reforzar a los Teros ya
que por Oceanía se llevan bien con la pelota ovalada.
Según información fidedigna se dedican al sector servicios y
a la pesca. O sea que nos vienen como anillo al dedo. Que se traigan todas las
palmeras que puedan y los mandamos derechito para Rocha a dedicarse al turismo
y la pesca artesanal. Y ya que estamos a la fabricación de collares y cotillón
para fiestas, que les debe quedar muy bien.
(*) Historia basada en hechos reales.
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