miércoles, 1 de febrero de 2012

¿Quién anda ahí?



-¿Quién anda ahí?
-Los chorros.
-¿Qué quieren?
-Plata. Y joyas si las hubiera.
-¡Váyanse o llamo a la policía!
-No es necesario.
-¡Para ustedes no será necesario!
-No. Los botones ya saben que estamos acá. De hecho coordinamos con ellos antes de venir.
-¿Cómo?
-Por mensaje de texto.
-No les creo.
-Vamos 50 y 50. Pregúntele al agente Fagúndez cuando venga en un rato. Pero no le cuente que les dijimos “botones” porque se calientan. Ellos prefieren eso de “agentes del orden”.
-Mentira. No le creo nada. ¡Váyanse o llamo a la seccional más próxima!
-Se va a gastar el dedo y encima no la van a atender. Hágame caso. No se complique al pedo.
-¡Váyanse!
-Señora: vamos a hacerlo fácil. No nos gusta hacer cosas que no nos gustan.
-A nadie le gusta eso.
-Tiene usted razón. Mi finada madre siempre decía: no le hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a vos.
-¡Y usted viene y me roba! ¿Acaso le gustaría que yo le haga eso?
-No desviemos el tema, señora. Nosotros no queremos hacerle ningún daño, se lo prometo.
-¿Está seguro?
-Bueno… Daño moral y perjuicio económico sin duda le vamos a causar, pero solo eso. Nada de hematomas, contusiones o daños físicos irreparables.
-De acuerdo. ¿Les doy lo que tengo y se van?
-¿Cuánto tiene?
-58. Cumplo 59 en noviembre.
-No se haga la graciosa. ¿Qué es lo que tiene?
-Tengo la camisa negra, porque negra tengo el alma.
-¡Señoraaaaa! Se está sorteando una piña con posterior golpiza y tiene varios números. Por favor. Dénos todo lo que tenga y nos vamos.
-¿Cómo sé que después no van a abusar de mí o que no me van a matar incluso?
-Tiene que confiar en nosotros.
-Pero si son chorros. ¿No es medio contradictorio lo que me está pidiendo?
-En el fondo todos somos gente. No nos gusta faltar a nuestra palabra. Simplemente nos llevamos mal con las 8 horas, por eso hacemos esto. Le estamos pidiendo de buena manera el dinero y las joyas que tenga. No dé más vueltas. Apúrese.
-Claro, como a los señoritos no les gusta levantarse temprano a laburar vienen y roban a una humilde trabajadora. ¿Es mucho más fácil eso, no?
-Señora, nosotros podemos ir varios años presos por esta gracia. Por copamiento te encajan como 10 pirulos.
-¿Por qué no van a robar a los ricos? ¿O a un banco?
-Esa es una discusión que nos debemos en la interna, pero por ahora estamos en esto. Quién le dice que más adelante no sigamos su consejo, pero el tema es que para eso se requiere otra preparación, otra infraestructura, mayor experiencia. Y los riesgos también son mayores.
-Pero la ganancia lo compensa. Acá solo tengo un par de anillos de oro de cuando me casé y 130 dólares de ahorro… Más lo que haya en el monedero.
-Algo es algo, señora. Ya tendrá más la próxima vez. Hay que tenerse fe. Uno tiene que mirar el futuro y decir: me voy a ir para arriba como pedo de buzo.
-¡UUUhhhh! ¡Es viejo, eso!
-Bueno. Basta de dilatorias. La money que nos vamos, doña.
-Está bien… Pero no me hagan nada…
-Señora, usted podría ser mi madre. Y a mi madre no la toco ni con un palo.
-¿No me dijo que estaba muerta?
-Por eso. Está en el jonca. Con un palo no la toco. ¿O miento?
-Bueno, tomen mis objetos de valor, mi dinero y arranquen por la tangente.
-¿Esa es la calle que corta?
-No precisamente.
-No importa. Afuera hay un compinche esperando para rajar en auto, él sabe bien por dónde hay que ir. ¡Déme la guita de una vez!
-Tome… Tome… No se ponga nervioso.
-Así está mejor. Muchas gracias señora. Ha sido usted muy amable.
-Gracias por no violarme.
-De nada, doña. Chaucito.
-Ceausescu.

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