-¿Quién anda ahí?
-Los chorros.
-¿Qué quieren?
-Plata. Y joyas si
las hubiera.
-¡Váyanse o llamo a
la policía!
-No es necesario.
-¡Para ustedes no
será necesario!
-No. Los botones ya
saben que estamos acá. De hecho coordinamos con ellos antes de venir.
-¿Cómo?
-Por mensaje de
texto.
-No les creo.
-Vamos 50 y 50.
Pregúntele al agente Fagúndez cuando venga en un rato. Pero no le cuente que
les dijimos “botones” porque se calientan. Ellos prefieren eso de “agentes del
orden”.
-Mentira. No le
creo nada. ¡Váyanse o llamo a la seccional más próxima!
-Se va a gastar el
dedo y encima no la van a atender. Hágame caso. No se complique al pedo.
-¡Váyanse!
-Señora: vamos a
hacerlo fácil. No nos gusta hacer cosas que no nos gustan.
-A nadie le gusta
eso.
-Tiene usted razón.
Mi finada madre siempre decía: no le hagas a los demás lo que no te gusta que
te hagan a vos.
-¡Y usted viene y
me roba! ¿Acaso le gustaría que yo le haga eso?
-No desviemos el
tema, señora. Nosotros no queremos hacerle ningún daño, se lo prometo.
-¿Está seguro?
-Bueno… Daño moral
y perjuicio económico sin duda le vamos a causar, pero solo eso. Nada de
hematomas, contusiones o daños físicos irreparables.
-De acuerdo. ¿Les
doy lo que tengo y se van?
-¿Cuánto tiene?
-58. Cumplo 59 en noviembre.
-No se haga la
graciosa. ¿Qué es lo que tiene?
-Tengo la camisa
negra, porque negra tengo el alma.
-¡Señoraaaaa! Se
está sorteando una piña con posterior golpiza y tiene varios números. Por
favor. Dénos todo lo que tenga y nos vamos.
-¿Cómo sé que
después no van a abusar de mí o que no me van a matar incluso?
-Tiene que confiar
en nosotros.
-Pero si son
chorros. ¿No es medio contradictorio lo que me está pidiendo?
-En el fondo todos
somos gente. No nos gusta faltar a nuestra palabra. Simplemente nos llevamos
mal con las 8 horas, por eso hacemos esto. Le estamos pidiendo de buena manera el
dinero y las joyas que tenga. No dé más vueltas. Apúrese.
-Claro, como a los
señoritos no les gusta levantarse temprano a laburar vienen y roban a una
humilde trabajadora. ¿Es mucho más fácil eso, no?
-Señora, nosotros
podemos ir varios años presos por esta gracia. Por copamiento te encajan como
10 pirulos.
-¿Por qué no van a
robar a los ricos? ¿O a un banco?
-Esa es una
discusión que nos debemos en la interna, pero por ahora estamos en esto. Quién
le dice que más adelante no sigamos su consejo, pero el tema es que para eso se
requiere otra preparación, otra infraestructura, mayor experiencia. Y los
riesgos también son mayores.
-Pero la ganancia
lo compensa. Acá solo tengo un par de anillos de oro de cuando me casé y 130
dólares de ahorro… Más lo que haya en el monedero.
-Algo es algo,
señora. Ya tendrá más la próxima vez. Hay que tenerse fe. Uno tiene que mirar
el futuro y decir: me voy a ir para arriba como pedo de buzo.
-¡UUUhhhh! ¡Es
viejo, eso!
-Bueno. Basta de
dilatorias. La money que nos vamos,
doña.
-Está bien… Pero no
me hagan nada…
-Señora, usted
podría ser mi madre. Y a mi madre no la toco ni con un palo.
-¿No me dijo que
estaba muerta?
-Por eso. Está en
el jonca. Con un palo no la toco. ¿O
miento?
-Bueno, tomen mis
objetos de valor, mi dinero y arranquen por la tangente.
-¿Esa es la calle
que corta?
-No precisamente.
-No importa. Afuera
hay un compinche esperando para rajar en auto, él sabe bien por dónde hay que
ir. ¡Déme la guita de una vez!
-Tome… Tome… No se
ponga nervioso.
-Así está mejor.
Muchas gracias señora. Ha sido usted muy amable.
-Gracias por no
violarme.
-De nada, doña.
Chaucito.
-Ceausescu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario