sábado, 3 de marzo de 2012

Adelantando el tema de la mascota


Para que después no se diga que dejamos todo para último momento o que lo hacemos medio a la que te criaste y como salga. Para que parezca serio así corremos con chance en la previa. Para no dejar nada librado al azar ni a solucionar las cosas a los ponchazos. Incluso para hablar de asuntos importantes que nos incumben a todos, porque la guita la vamos a poner entre todos aunque no nos demos cuenta.
Definido como está el asunto de que sería una cosa entre hermanos rioplatenses y que la ceremonia inaugural tendrá como número central un pericón binacional representado por niños de escuelas de Fray Bentos y Gualeguaychú rematado con una versión electrónica de la Cumparsita. Considerando además que sin duda ellos van a hinchar las pelotas con Maradona, Kempes, Evita e incluso Cristina. Vamos entonces a ocuparnos del asunto de la mascota que no es menor.
Porque al fin de cuentas no existe (desde 1966) Mundial de Fútbol sin mascota. Desde entonces se han visto algunos casos muy poco exitosos, como las fichitas con forma humana de Italia ’90 o el trío coloriche-futurista de Japón-Corea 2002. Así que pensemos con tiempo y calma para tener una buena mascota en nuestro próximo Mundial.
Si la FIFA es justa como suele ser (basta citar la elección de Catar como sede para 2022) nada debería interponerse en el camino de que el 2030 sea el Mundial del Dulce de Leche y el Tango o sea que vamos a necesitar una mascota como amerita el caso.
En primer lugar habría que decantarse entre ser humano, animal o vegetal. El primer rubro ni pica. Muy repetido y aburrido. En cuanto a vegetales hay uno cantado que podría servir: la flor de ceibo, que es flor nacional en ambos países rioplantenses. (Mmmmm.... Esta idea capaz que se puede ir registrando por las dudas....). También tenemos en común la soja, pero no pinta que pueda rendir mucho.
Llegamos de esta forma al reino animal, que es sin duda el que ofrece más variantes. Es momento entonces de descartar algunas posibles mascotas que acuden a la mente fácilmente cuando se empieza a pensar en el tema: el caballo del escudo, el chajá de la medallita, aquella solitaria vaca cubana, el gato hidráulico, el chancho inflado, el unicornio azul, el perro con dos colas, la gata flora, el caballo sin jinete, la vaca para traer más cerveza, la hormiga atómica, la tortuga manuelita, el sapo ruperto, la cebra de la rambla y Jackson (QEPD)... y el pato celeste-albiceleste, por supuesto.
Continuando y para aportar al tratamiento del tema, acá van tres humildes posibilidades a cuentas de otras que vendrán más adelante:

-Manuela la perra tripartita. Una simpática perrita con capacidades diferentes al punto que mea sin levantar la pata. Sería un homenaje al espíritu democrático, los discapacitados motrices y los animales. Habría que ver cómo convencemos a los argentinos para que agarren viaje con esta idea, pero si la trabajamos bien puede rendir.

-Pepe, el torito binorma. Un refrito de la mascota de la Copa América ‘95. Tiene como ventaja que es un viejo conocido y además nos trajo suerte (aunque no a los argentinos). Para 2030 sería una versión aggiornada bisexual y gayfriendly como se dice por estos tiempos. Es decir, que pasada determinada hora al torito Pepe todo le viene bien.

-Dino, el pinguino. Puede funcionar. El pingüino es un bicho simpático que últimamente ha tenido buena taquilla. Además si proponemos un pinguino estrábico capaz que los argentinos agarran viaje. Incluso les puede servir para meter en agenda su reclamo sobre las Islas Malvinas. 

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