Cuando
todo parecía estar inventado en materia de tatuajes, en Estados
Unidos han entrado al ruedo los tatuajes médicos. Sí. Nada de
letras chinas, corazones con nombres de enamorados, símbolos
tribales, nombres de hijos en letra cursiva, escudos de cuadro de
fútbol ni tampoco tatuado en un brazo el padre de la patria, es
decir José Gervasio, que nunca usó el Gervasio pero de un tiempo a
esta parte lo repetimos como si él alguna vez le hubiera dado
bolilla.
Pero
no. Volviendo a la pintura corporal que larga duración. Nopo. Nada
de esos tatuajes recontravistos por todos nosotros y nosotras. No.
Ahora esos raros peinados nuevos, nena, son los tatuajes médicos.
Entiéndase
como tal, como tatuaje médico, el hecho de escribirse a perpetuidad
o hasta que el cuerpo aguante una palabra que resulte importante en
caso de que llegue la ambulancia o equivalente y uno no tenga la
soltura suficiente como para dialogar con los profesionales del
juramento hipocrático.
Ejemplifiquemos.
Por citar algunas posibilidades, palabras como "Diabético"
"Hipertenso", "Hemofílico", "Manco",
"RH+" o
"Alérgico al agua con jabón". Incluso frases breves del
estilo "Soy del CASMU", "Me impresionan las agujas",
"No tengo mutualista pero confío en ustedes" o "Los
documentos están en el bolsillo interior del saco". Información
que uno no puede comunicar y puede ser trascendente.
Sin
duda este tipo de nuevos tatuajes tiene gran valor para dar cuenta de
características importantes del casi fiambre, pues puede ser un dato
fundamental para salvarlo o no. Por ejemplo si el tatuaje dice "Creo
en la vita eterna", "En caso de accidente mortal no soy
donante de órganos" o "Soy José Gavazzo".
Otros
ejemplos de este nuevo tipo de tatuajes o aledaños que se han visto
por ahí son: "Soy vegetariano, no me den churrasco", "No
me grite, soy sordo" y "Tengo marcapasos, por las dudas
revisen la pila".
Entre
los tatuajes médicos también hay -o podría haber- casos
controvertidos como alguno que se escriba sobre su piel con aguja
indeble cosas como: "No acepto tranfusiones de sangre" o
"Para ver lo que hay que ver, no intenten reanimarme".
El
espectro de los tatuajes mensaje para cuando uno es encontrado en
estado grave es amplio. En seres humanos bastante borrachines que
sospechan que algún día pueden terminar en una cuneta por agarrarse
un buen pedalín, por citar una posibilidad, ya se ha visto lo
siguiente: "En caso de incendio llamar al 099999999", "No
le avisen a mi señora hasta que recobre el conocimiento y pueda
defenderme", "Me cayó mal la comida", "Respondo
al nombre de Juancito y vivo en tal y tal calle".
Incluso,
por último y para ir terminando, también hay una nueva categoría
de tatuajes post-mortem, que son aquellos que consisten en una
instrucción o mensaje en caso de deceso imprevisto.
Esta
variedad post-mortem también está en pleno augue. Es por esto que
los ejemplos son muchos y variados. He aquí tan solo algunos de
ellos: "Cuerpo cedido para investigación científica",
"Tengo panteón pagado en el Cementerio del Buceo",
"Alérgico a las flores", "No quiero que hagan
velatorio toda la noche porque es un padecimiento innecesario",
"Ni se les ocurra poner una cruz en la esquelita del diario",
"Pongan un celular en el cajón por si me arrepiento",
"Querido hijo: sos adoptado" o "Crémenme y arrojen
mis cenizas en la playa Ramírez un 13 de octubre".
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