lunes, 27 de abril de 2009

Con la mirada puesta en el horizonte

Otro uruguayo que triunfa en el extranjero. Edgar Gajo es el nuevo campeón mundial de spitball*, otra de las noveles disciplinas deportivas a las que se están volcando nuestros compatriotas en busca de fama internacional y divisas. Recién retornado del torneo realizado en España, Gajo concedió la siguiente entrevista para conversar sobre su exitosa carrera.

¿En qué consiste el spitball?
Es como lanzamiento de bala, pero con la boca.

¿Escupir?
Bueno, hay un paralelismo entre el spitball y la tradicional escupida. Es equivalente a la comparación que se puede hacer entre jugar al fútbol profesional y hacerlo en el parque con una pelota de plástico de aquellas que se aboyaban y poniendo buzos para marcar los arcos.

¿Es la tan ansiada profesionalización del salivazo?
Algo así. Pero técnicamente es equiparable a los lanzamientos de bala, jabalina o martillo que hay en los Juegos Olímpicos: es un deportista que utiliza parte de su cuerpo para lanzar lo más lejos posible una pieza elaborada especialmente para ese fin.

¿Este fue el primer mundial?
No. El cuarto. Los otros tres los había ganado Albano Benito, un español. Por eso tuvo un valor agregado el hecho de ganar el torneo realizado en España, porque fue vencerlo en su propia tierra, donde contaba con todo el apoyo de grandes sponsors, su público y los medios de comunicación que daban por hecho una nueva coronación de él.

¿Estuvo difícil entonces?
Complicado. Benito desde muy chico se habituó a escupir semillas de sandía. Es un infierno las marcas que alcanza, porque siempre tuvo el hábito de utilizar la boca para lanzar a distancia. La final fue contra él. Muy reñida. Le gané por medio pie.

¿Utilizan unidades de medida inglesas?
Of course. Al igual que muchos deportes, el spitball también proviene de las islas británicas.

¿Pero escupir no es nuevo?
Claro que no, pero ellos fueron los que le hicieron un reglamento y crearon las primeras competencias entre universidades, que se realizan ininterrumpidamente desde hace 184 años.

¿Cómo es la competencia?
Se utiliza una pequeña bola de acero, como las de los rulemanes. Se compite sobre piso arcilloso para que no pique ni se deslice. Es eliminatorio mano a mano, con tres tiros cada uno. La marca es la suma de las tres distancias logradas.

¿No existe el riesgo de que te tragues la bola?
Claro, pero la cagás al toque. Está hecha especialmente para que ocurra así.

¿Con qué distancia obtuviste el título?
93, 8 pies. Fue récord mundial.

¿Posibles trampas?
Untar la bola con algo que te haga segregar saliva. O comer cebolla, que te ayuda a expectorar de manera más consistente. Por eso antes de competir hay que sumergirla en una solución de agua con hipoclorito de sodio y hacer gárgaras con compota de manzana.

¿Cómo es el entrenamiento?
Las bolas de acero no son caras, valen cinco dólares cada una, pero hay que cuidarlas porque se pierden fácilmente. Lo normal es practicar con mentitas, aunque claro que si vas por la calle y te surge una flema no la vas a desperdiciar tragándotela.

¿Cómo ves el spitball en Uruguay?
Hay mucho vocacional, pero falta infraestructura. Es lo mismo que nos pasa con el little toad** o el fútbol. Si querés dedicarte y llegar al primer nivel tenés que emigrar.

¿Está próximo ese paso?
Haré lo que me diga Paco. Él es mi representante.


*spitball: de spit (escupir) y ball (pelota). Los españoles la han castellanizado como “balompollo”.
**little toad: sapito.

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