miércoles, 9 de septiembre de 2009

Adiós mundo cruel

Queridos hijos:

Disculpen la letra. Sepan que no es que de chico no haya utilizado cuadernos doble raya para tener una linda caligrafía, pero el whisky está haciendo estragos en mi pulso.
Vayamos cronológicamente. Con los primeros zarandeos del barco en que regresaba de Buenos Aires las decenas de coparticipantes del viaje vivaron con óles la situación. O sea, que les pareció divertido al principio. Pero cuando el agua continuó meciendo no tan gratamente la cáscara de nuez en que estábamos yendo de una ribera platense a la otra, más o menos a mitad del trayecto, los pasajeros comenzaron a sentir preocupación, palabra que suena seria, pero más bien sería que empezábamos a cagarnos hasta las patas. Así que en seguida llegaron los chistes negros, procedidos de las solicitudes de que no se repitan, las anécdotas de hundimientos célebres -con predilección por los rioplatenses y el inigualable Titanic-, y tras esto rezos varios y vómitos también, con un destaque de los que involucraban mantecol.
Habrán transcurrido unos 15 minutos de vaivenes sobre el río marrón. Ya había bastante nerviosismo a bordo cuando se escuchó el sonido inconfudible de los altoparlantes de la nave. Crrrrrrrrrrrjj. Ccrrj. Cjrrrrjrc.

-Hola. Buenas noches a todos los pasajeros. Les habla el Capitán Miranda, responsable de este catamarán circa 1937. Antes que nada, muchas gracias en nombre de la compañía por depositar vuestra confianza en nosotros. Lamento confirmarles que como bien habrán notado la nave se mueve más que de costumbre. Tómenlo como un buen síntoma de que la madre naturaleza es sabia y a pesar de nuestras malas acciones sus ciclos se siguen cumpliendo inexorablemente. ¡Con ustedes, a mitad del río en esta fría noche: el temporal de Santa Rosa versión 2009! Un poco más movidito que de costumbre, seamos honestos.
Para ser breves, procuren tener cerca un salvavidas. Debería haber uno bajo su asiento, pero si no es mucha molestia, confírmenlo. De no ser así, les pedimos que los que tienen nociones de crol se lo cedan a otra persona que no. De ser necesario les pedimos que obren de la misma forma los que saben nadar perrito. Les informo que permaneceremos a mitad de río en observación de si el temporal amaina o se acrecenta tal cual estaba previsto. Recuerden que en caso de hundimiento deben descalzarse y no pueden llevar consigo objetos personales. A los que minutos atrás hicieron compras en el free shop del barco lamentamos decirles que el mismo acaba de cerrar, así que no hay devolución de dinero.
Según las estimaciones de Meteorología hay Santa Rosa para rato, así que relájense y piensen en sus seres queridos que los están esperando. Cuando tengamos novedades les informaremos. Muchas gracias por elegirnos.

Cuando el capitán terminó de hablar se disparó la histeria y un par de chistes de las torres gemelas, ya no de naufragios. La gente se abrazaba y besaba. La señora del asiento contiguo me agarró de la mano. Entonces se me ocurrió escribir esto que están leyendo ahora, queridos gurises. Por si lo peor ocurre, creo que es justo que les dedique mis últimas palabras y pensamientos, sangre de mi sangre, y dejarles un saludito póstumo con esta carta que encontrarán flotando en una botella. Pero claro, para esto primero tengo que vaciar la botella de whisky y no hay tiempo para procurar hielo. El tiempo es oro, niños, sépanlo. El hielo es una pérdida de lo anterior.
¡Los quierooo! ¿Quién dijo salú? ¡Salú!!!
Dice la señora que está al lado que por favor deje de hacer papelones que estamos yendo hacia el puerto a atracar. Parece que el temporal amainó. También dice que ella se encargará de hacerles llegar esta carta a ustedes, queridos hijos, el domingo, cuando vengan a comer ravioles a casa.
Si no cuento el cuento, cuiden a supercan. Saludos a todos los que me conocen. Los dejo, que la vecina me está apurando. No encuentro la botella vacía, así que les dejaré la carta con esta amable señora. Dice que nos tenemos que bajar y que otra vez va a tener que pagar un taxi por mi culpa, como en el casamiento de la tía Gabriela. ¿Quién dijo salú?. ¡Lojjj quiero mujcho!
Saludos,
Papá.

1 comentario:

  1. Mirá que resultó flojo ese grupejo de turistas!!
    Me los imagino haciendo la plancha más que nadando

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