martes, 16 de junio de 2009

Pare de sufrir

Llegó el momento de tomar decisiones de fondo en cuanto a la selección celeste. No de si hay que jugar atrás con línea de tres o de cuatro. No. Hay que decidirse si vale la pena seguir jugando. Es cierto que matemáticamente todavía podemos salir campeones del Mundo en Sudáfrica 2010, pero habría que empezar a considerar formas alternativas con las que la selección celeste nos pueda alegrar. Otra selección es posible.
Esperamos meses para jugar dos partidos y continuar la agonía. Basta de sufrir. Ser celeste puede ser mucho más divertido. Basta de hipnotizarnos colectivamente frente a la tabla de posiciones y el fixture dándonos manija de que si ganamos el siguiente de local, pellizcamos algún punto de visitante, estamos quintos yendo al repechaje contra Trinidad y Tobago y… ¿a quién le ganaron esos muertos de hambre? Ahí marcamos pasaje para Sudáfrica y si tenemos suerte con la serie y rompemos la racha de empatar el primer encuentro y que nos llenen la canasta en el segundo, estamos entre los 16 mejores y de ahí en adelante es a suerte y verdad, un partido mano a mano y quién te dice. Si el golero deja de dar rebote y el nueve la emboca, somos campeones. Nooo. Basta de masoquismo. Hay que retirarse con la frente en alto. O acaso un buen jugador de ajedrez no tiene la visión y la dignidad de tirar el rey cuando ve perdido el partido.
Si los días de Eliminatorias son un suplicio para nuestra sociedad, ¿por qué no hacemos temblar las raíces? No más derroche de dinero. No más frustraciones a los niños. No más espejismos colectivos.
Si nos quedan dos o tres buenos récords, ¿por qué estropearlo todo en 90 minutos? Brasil y Argentina nunca nos ganaron acá en partidos oficiales. Eso tiene un valor incalculable. Mejor digamos que nos cansamos del fútbol comercio, del fútbol pan y circo, del fútbol apañado. Que nos retiramos, que preferimos el fútbol amateur y la solidaridad internacional.
En cada fecha de las Eliminatorias los programas deportivos del orbe informan sobre un nuevo tropezón celeste, ilustrando la nota con alguna escaramuza y patada de esas que tanto nos enorgullecen. ¿Por qué no ser noticia positiva? Que el presentador de la CNN diga, luego de mostrar un compacto con los goles de las selecciones que se disputan un puesto al mundial de fútbol: “En medio de tanta euforia irracional, el pueblo uruguayo a través de su combinado celeste volvió a enseñar al mundo la importancia de la hermandad entre los pueblos. En esta oportunidad, el solidario representativo del país con forma de pera renunció a su encuentro de visitante frente a Brasil y sus estrellas enfrentaron en un amistoso a un equipo de los indios amazónicos que están siendo expulsados de sus tierras”.
Cuando haya una fecha FIFA, de esas que se utilizan para jugar amistosos, en vez de probar jugadores por si alguien quiere comprarlos, organizar un match por la paz en Medio Oriente, la igualdad de género o recaudar fondos para los damnificados de alguna inundación, terremoto o así.
Si la medida es efectiva, podríamos considerarla también en el ámbito local. Nos dedicamos a las ligas amateurs y listo. El que quiera ser futbolista que arranque al extranjero. Total, si igual se va a ir después ¿Dónde está el problema? De paso cañazo nos hacemos hinchas del Manchester, de Boca, del Barça o de la Juve y podemos festejar algo.
Así, las tardes de domingo los parques se llenarían de niños remontando cometas con su padre divorciado, en el día semanal que les toca pasear juntos. Las sobremesas familiares serían más distendidas sin discusiones peregrinas del estilo de si la manga por la que entran los jugadores es parte de la cancha o no.
Muerto el perro se acabó la rabia. El que quiera jugar que se anote en una liga amateur barrial, el que quiera ser profesional que emigre y el que quiera ver buen fútbol que se ponga tevé cable.

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