sábado, 23 de mayo de 2009

Rodito, el monstruo del laguito.

Es un bicho verde, como el agua que lo acoge. Se alimenta de lo que su hábitat le proporciona: botellas de plástico, puchos, bolsas de papas fritas, latas de refrescos, alguna que otra planta podrida y restos de comida que la gente arroja. A diferencia de los animales del zoológico a los cuales siempre la cartelería indica que no hay que alimentarlos pues ya tienen su dieta balanceada proporcionada por los cuidadores de ese Guantánamo del reino animal que tiene cada ciudad, a pesar del desconocimiento hasta el presente de la gran masa ciudadana que recorre los alrededores del lago del Parque Rodó, parecería que entre la gente hay un sexto sentido que le indica que debe alimentar a Rodito arrojando todo tipo de desperdicios al lago. No lo notan aún. Creen que todo lo que tiran al verde agua se lo lleva la corriente o algún limpiador municipal. –Ya que les pagamos que hagan algo- piensa uno. –Tirando basura por ahí generamos puestos de trabajo- opina otra. –Para lo que me queda en el convento, me cago dentro- sostiene una monja que está de turista en la capital. –Agarrámela un poquito- dice un trabajador cansado de laburar seis días de siete ergo con patente autoconcedida para alimentar a Rodito aunque no sea de su conocimiento.
Todavía hay gente que duda de su existencia o simplemente la niega. La suya no. Cogito, ergo sum. Que duda de la existencia de Rodito, el monstruo del laguito. A pesar de las imágenes borrosas que lo registran no nítidamente pero lo registran. Como si acaso fuese inexistente lo que una foto borrosa nos muestra aunque no se aprecie tan bien como nos gustaría ver a Natalia Oreiro en tarlipes a medio metro. A pesar de la extraña conexión entre sus apariciones, la luna llena y el fantasma de la degollada de la rambla Wilson, Rodito existe. Tal vez pronto se manifieste ante la ciudadanía, esperemos que sea en la playa Pocitos porque si es en Ramírez los medios no le van a dar tanta credibilidad y minutos de aire. Pero lo cierto es que hay fotos de este animal hace años circulando cada tanto en Internet. Más o menos algo se divisa, cosa que no se puede afirmar de ninguna deidad pues suelen ser remisas a las fotografías más allá del tiempo y el lugar y a las pruebas hay que remitirse, que no hay ninguna. Volviendo al tema los que han visto imágenes de Rodito dicen que es como una morsa chica de color verde claro con cola de chancho, cara de dromedario y un solo ojo. Aunque hay quienes dicen que es como un elefante de mar bien chico, color caqui tirando a yerba mate, con cola tipo sacacorchos, cara de camello y algo de cíclope. Sea como sea, cada vez son menos los que dudan de su existencia a diferencia de otros casos. Incluso se está extendiendo entre los vendedores de la feria del lugar y los barquilleros ocasionales ir a primera hora de la mañana a pedirle a San Rodito que les proporcione un buen día de trabajo con mucha clientela, para lo que le arrojan a manera de agradecimiento previo, que no coima, algún cacho de pan duro, vino picado o leche cortada. Y dicen que funciona, el tal santo. De todas formas, ¿qué le hace un santo más al calendario? Además podría ser explotado turísticamente con esto de pedirle favores, visto y considerando el fracaso de otros santos de larga data que no justifican su perdurabilidad. Vendría gente a pedirle cosas, a sentarse a esperar que Rodito se deje ver, entonces se crearía una línea de productos promocionales tipo souvenirs para facturar de lo lindo, que incluya llaveros, pegotines, remeras, máscaras, pisapapeles y mucho más y mientras los visitantes esperan deberán comprar comida, pagar por acampar, adquirir torta fritas los días de lluvia (que traen suerte y es una costumbre nacional y la mar en coche), algodón dulce los que vengan con niños, mortadela los que coman refuerzos, café calentito el café si es invierno, heladero helado en verano y todo así, gracias a Rodito, el santo de la buena fortuna, sin olvidar de darle las gracias siempre y tirar alguna botella de plástico al lago, un pucho, una lata, la bolsa de los bizcochos, no sea cosa, no sea cosa, que se muera de hambre Rodito y se termine el negocio del monstruo del laguito.

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